Introducción al sistema nervioso autónomo

PorElizabeth Coon, MD, Mayo Clinic
Revisado/Modificado jul. 2023
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El sistema nervioso autónomo regula determinados procesos del organismo, como la presión arterial y la frecuencia respiratoria. Este sistema funciona de forma automática (autónoma), es decir, sin el esfuerzo consciente de la persona.

Los trastornos del sistema nervioso autónomo afectan cualquier parte o proceso del organismo. Pueden ser reversibles o progresar con el tiempo.

Anatomía del sistema nervioso autónomo

El sistema nervioso autónomo es la parte del sistema nervioso que inerva los órganos internos, incluidos los vasos sanguíneos, el estómago, el intestino, el hígado, los riñones, la vejiga, los genitales, los pulmones, las pupilas, el corazón y las glándulas sudoríparas, salivales y digestivas.

El sistema nervioso autónomo tiene dos divisiones principales:

  • Simpática

  • Parasimpática

Después de recibir información sobre el organismo y el medio externo, el sistema nervioso autónomo responde estimulando los procesos del organismo, como puede suceder a través del sistema simpático, o inhibiéndolos, como puede suceder a través del sistema parasimpático.

Una vía nerviosa del sistema nervioso autónomo comprende dos neuronas. Una se encuentra localizada en el tronco del encéfalo o en la médula espinal. Está conectada mediante fibras nerviosas a la otra neurona, que se localiza en un agrupamiento de neuronas (denominado ganglio autónomo). Las fibras nerviosas de estos ganglios conectan con los órganos internos. La mayoría de los ganglios del sistema simpático se encuentran localizados justo por fuera de la médula espinal, a ambos lados de ella. Los ganglios del sistema parasimpático se encuentran localizados cerca o en el interior de los órganos con los que conectan.

Funcionamiento del sistema nervioso autónomo

El sistema nervioso autónomo controla los procesos corporales internos como los siguientes:

  • Presión arterial

  • Frecuencia cardíaca y frecuencia respiratoria

  • Temperatura corporal

  • Digestión

  • Metabolismo (afectando así al peso corporal)

  • El balance de agua y electrolitos (como sodio y calcio)

  • La producción de líquidos corporales (saliva, sudor y lágrimas)

  • Micción

  • Defecación

  • Respuesta sexual

Muchos órganos están principalmente controlados por el sistema simpático o por el parasimpático. En algunos casos, los dos sistemas tienen efectos contrarios sobre el mismo órgano. Por ejemplo, el sistema simpático aumenta la presión arterial y el sistema parasimpático la disminuye. En general, ambos sistemas trabajan conjuntamente para asegurar que el organismo responde de forma apropiada a diferentes situaciones.

Generalmente, el sistema simpático hace lo siguiente:

  • Prepara al organismo para situaciones estresantes o de emergencia, es decir, para la lucha o la huida.

Por lo tanto, el sistema simpático aumenta la frecuencia cardíaca y la fuerza de las contracciones del músculo cardíaco y ensancha (dilata) las vías respiratorias para facilitar la respiración. Hace que el organismo libere la energía almacenada. La fuerza muscular aumenta. Este sistema también produce sudor en las palmas de las manos, dilatación de las pupilas y erección del vello. Hace más lentos los procesos corporales menos importantes en situaciones de emergencia, como la digestión y la micción.

El sistema parasimpático hace lo siguiente:

  • Controla los procesos corporales durante situaciones ordinarias.

Habitualmente, el sistema parasimpático se dedica a conservar y restaurar. Retarda la frecuencia cardíaca y disminuye la presión arterial. Estimula el tubo digestivo para procesar los alimentos y eliminar los residuos. La energía procedente de la transformación de los alimentos se utiliza para restaurar y formar tejidos.

Tanto el sistema simpático como el parasimpático participan en la actividad sexual, como lo hacen las partes del sistema nervioso que controlan acciones voluntarias y transmiten la sensibilidad de la piel (sistema nervioso somático).

Se utilizan dos mensajeros químicos principales (neurotransmisores) para la comunicación interna del sistema nervioso autónomo:

  • Acetilcolina

  • Norepinefrina

Las fibras nerviosas que secretan acetilcolina se denominan fibras colinérgicas. Las fibras que secretan norepinefrina se llaman fibras adrenérgicas. En general, la acetilcolina tiene efectos parasimpáticos y la norepinefrina tiene efectos simpáticos. Sin embargo, la acetilcolina tiene algunos efectos simpáticos. Por ejemplo, a veces estimula la transpiración o la erección del vello.

Sistema nervioso autónomo

Tabla

Causas de los trastornos vegetativos

Los trastornos del sistema nervioso autónomo pueden ser consecuencia de trastornos que lesionan los nervios autónomos o partes del cerebro que ayudan a controlar los procesos corporales o bien pueden producirse por sí mismos, sin una causa clara.

Algunas de las causas más frecuentes de estos trastornos son

Otros, causas menos frecuentes incluyen:

La disfunción autónoma que se produce con el COVID-19 todavía es objeto de estudio. Puede causar intolerancia ortostática y, con menor frecuencia, una neuropatía autónoma. La intolerancia ortostática describe la disfunción del sistema nervioso autónomo que se produce cuando una persona se pone de pie. Los síntomas consisten en mareo, visión borrosa, presión en la cabeza, palpitaciones, temblores, náuseas y dificultad para respirar. Incluso puede producirse una pérdida de consciencia.

Síntomas de los trastornos vegetativos

En los varones, la dificultad para iniciar y mantener una erección (disfunción eréctil) puede ser un síntoma precoz de un trastorno del sistema nervioso autónomo.

Estos trastornos causan con frecuencia mareo o aturdimiento debido a un descenso excesivo de la presión arterial al ponerse en pie (hipotensión ortostática).

Las personas afectadas sudan poco o no sudan en absoluto y, por lo tanto, se vuelven intolerantes al calor. Pueden tener sequedad ocular y de la boca.

Después de comer, la persona con un trastorno del sistema nervioso autónomo se siente prematuramente saciada o incluso llega a vomitar porque su estómago se vacía muy lentamente (gastroparesia). Algunas personas orinan involuntariamente (incontinencia urinaria), con frecuencia debido a que la vejiga es hiperactiva. Otras tienen dificultad para el vaciamiento de la vejiga (retención urinaria) porque esta es menos activa de lo normal. Se desarrolla estreñimiento, o pérdida del control de la defecación.

Las pupilas no se dilatan ni se reducen de tamaño (constricción) ante los cambios de luz.

Diagnóstico de los trastornos vegetativos

  • Evaluación médica

  • Pruebas para determinar la variación de la presión arterial durante ciertas maniobras

  • Electrocardiografía

  • Prueba del sudor

Durante la exploración clínica, los médicos determinan la presencia de signos de trastornos del sistema nervioso autónomo, como la hipotensión ortostática. Por ejemplo, miden la presión arterial y la frecuencia cardíaca mientras la persona está acostada o sentada y después de que se ponga en pie; el objeto de estas medidas es determinar las variaciones de la presión arterial según la posición de la persona. Cuando una persona se pone de pie, la fuerza de la gravedad provoca que la sangre de las piernas tenga más dificultades para conseguir volver al corazón. Por tanto, se produce un descenso de la presión arterial. Para compensar, el corazón bombea más fuerte y la frecuencia cardíaca aumenta. Sin embargo, los cambios en la frecuencia cardíaca y en la presión arterial son menores y breves. Si los cambios son más significativos o duran más, la persona puede sufrir hipotensión ortostática.

La presión arterial también se mide de forma continua mientras la persona hace una maniobra de Valsalva (fuerza al exhalar sin dejar escapar el aire por la nariz o la boca, similar al esfuerzo de defecación). Se determina, mediante electrocardiografía, si la frecuencia cardíaca se modifica como lo hace normalmente durante la respiración profunda o en la maniobra de Valsalva.

Se puede llevar a cabo la prueba de la mesa basculante para comprobar cómo varían también la presión arterial y la frecuencia cardíaca al cambiar de posición. En esta prueba se mide la presión arterial antes y después de que la persona, que está tendida sobre una mesa basculante, se incline hasta una posición vertical.

La prueba de la mesa basculante y la maniobra de Valsalva, realizadas conjuntamente, pueden ayudar a los médicos a determinar si una disminución de la presión arterial se debe a un trastorno del sistema nervioso autónomo.

Los médicos examinan las pupilas buscando respuestas anómalas o falta de respuesta ante los cambios de luz.

También puede realizarse la prueba del sudor. En la prueba del sudor, las glándulas sudoríparas se estimulan con electrodos que contienen acetilcolina y que se colocan en las piernas y en el antebrazo. A continuación, se mide el volumen de sudor para determinar si su producción es normal. Durante esta prueba se siente una ligera sensación de ardor.

En la prueba termorreguladora del sudor se aplica un colorante en la piel y se coloca a la persona en un compartimento cerrado y caliente, para estimular la sudoración. El sudor provoca que el colorante cambie de color. Los médicos pueden evaluar seguidamente el patrón de pérdida de sudor, que puede ayudar a determinar la causa del trastorno del sistema nervioso autónomo.

Se realizan otras pruebas, incluyendo análisis de sangre, para determinar la existencia de enfermedades que causan trastornos del sistema nervioso autónomo.

Diagnóstico de los trastornos vegetativos

  • El tratamiento de la causa, si se identifica

  • Alivio de los síntomas

Se tratan las enfermedades que están contribuyendo a la producción del trastorno del sistema nervioso autónomo. Si no existen trastornos subyacentes, o estos no tienen tratamiento, el objetivo se centra en aliviar los síntomas.

Ciertas medidas sencillas y, en algunos casos, el tratamiento farmacológico, pueden ayudar a aliviar algunos síntomas de trastornos del sistema nervioso autónomo:

  • Hipotensión ortostática: se aconseja elevar la cabecera de la cama unos 10 cm y levantarse lentamente. Es bueno utilizar una prenda compresiva o de soporte, como una faja abdominal o medias de compresión. Aumentar el consumo de sal y agua ayuda a mantener el volumen sanguíneo (volemia) en el torrente circulatorio y por lo tanto la presión arterial. A veces se utilizan medicamentos. La fludrocortisona ayuda a mantener la volemia y por lo tanto la presión arterial. La midodrina ayuda a mantener la presión arterial al constreñir las arterias (hacer que se estrechen). Estos fármacos se toman por vía oral.

  • Disminución o ausencia de sudor: si se suda poco o nada en absoluto es útil evitar ambientes cálidos.

  • Incontinencia urinaria: para relajar los músculos de la vejiga hiperactiva se utilizan oxibutinina, mirabegron, tamsulosina o tolterodina por vía oral. Si la incontinencia persiste, es útil el uso de una sonda introducida en la vejiga y que la persona puede aprender a introducirse ella misma.

  • Retención urinaria: si hay retención urinaria debido a la incapacidad de la vejiga para contraerse normalmente, puede enseñarse a la persona a introducirse una sonda (un tubo de goma) a través de la uretra y en la vejiga. La sonda permite el drenaje de la orina retenida en la vejiga hacia el exterior, proporcionando así alivio. La persona se introduce la sonda varias veces al día y la retira cuando la vejiga se ha vaciado. Se utiliza betanecol para aumentar el tono de la vejiga y ayudar a vaciarla.

  • Estreñimiento: se recomienda una dieta rica en fibra y laxantes. Si el estreñimiento persiste, puede ser necesario recurrir a los enemas.

  • Disfunción eréctil: habitualmente, el tratamiento consiste en fármacos como el sildenafilo, el tadalafilo o el vardenafilo por vía oral. A veces se utilizan dispositivos de constricción (bandas y anillos colocados en la base del pene) y/o dispositivos de vacío.

Tabla
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