(Véase también Introducción a las lesiones deportivas Introducción a las lesiones deportivas Las lesiones deportivas, o producidas por el deporte, son habituales entre deportistas y otras personas que practican deporte. Ciertas lesiones que tradicionalmente se consideran deportivas... obtenga más información .)
La tendinitis aquílea es muy común en los corredores. Durante la marcha, los músculos de la pantorrilla ayudan en la fase de elevación del pie sobre los dedos desde la posición plana sobre el suelo. La combinación de fuerzas repetitivas con un tiempo insuficiente de recuperación del ejercicio puede inflamar el tendón de Aquiles.
El primer síntoma de la tendinitis suele ser dolor en la parte baja de la pantorrilla y la parte posterior del talón. El dolor aumenta inicialmente cuando se inicia el ejercicio y con frecuencia disminuye conforme continúa el ejercicio. El diagnóstico de la tendinitis aquílea se realiza en función de los síntomas y de los resultados de un examen.
El hielo y los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) alivian el dolor y la inflamación. Es importante dejar de correr y de montar en bicicleta mientras el dolor persiste. Se debe empezar a hacer ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de los músculos isquiotibiales tan pronto como se puedan poner en práctica sin dolor. Otras medidas dependen de la causa que esté produciendo la tendinitis. Las medidas pueden ser el uso de calzado con suelas flexibles o poner alzas en el talón de las zapatillas para correr con el fin de reducir la tensión sobre el tendón y estabilizar el talón. La persona debe volver a correr de forma gradual, estirando el tendón previamente y justo antes de correr, y aplicando hielo después de correr.
Un desgarro del tendón de Aquiles Desgarros del tendón de Aquiles Los desgarros (roturas) del tendón de Aquiles tienen lugar cuando se desgarra el tendón que une los músculos de la pantorrilla con el calcáneo. El tendón de Aquiles sufre un desgarro cuando... obtenga más información completo puede ocurrir con un cambio repentino de dirección, como ocurre cuando se corre o se juega al tenis. A veces la persona afectada siente como una patada detrás del tobillo y, algunas veces, escucha un sonido parecido a un "pop". La pantorrilla es muy dolorosa y es difícil caminar, sobre todo cuando la rotura es completa. La pantorrilla puede hincharse y contusionarse. Se requiere férula y, a veces, cirugía.