Linfoma no hodgkiniano
Linfoma no hodgkiniano

    El sistema linfático forma parte del sistema inmunológico del organismo, que se encarga de mantenerlo libre de enfermedades. Los ganglios linfáticos de todo el cuerpo están conectados por una red de vasos linfáticos. La linfa es un líquido que se encuentra dentro del sistema linfático y que contiene linfocitos, que son glóbulos blancos que combaten las infecciones. En los ganglios linfáticos, las bacterias y otras sustancias peligrosas se filtran desde la linfa antes de que los líquidos vuelvan al torrente sanguíneo. Las células B y las células T son dos tipos de linfocitos. Los linfocitos B (células B) ayudan al sistema inmunológico mediante la producción de anticuerpos para eliminar la infección. Los linfocitos T (células T) son importantes en la regulación del sistema inmunológico y para combatir las infecciones víricas.

    El linfoma no Hodgkin es un cáncer que se desarrolla en los linfocitos. Los tipos principales de linfoma no Hodgkin se clasifican según el linfocito afectado: el linfoma de linfocitos B, que es el más frecuente, y el linfoma de linfocitos T. El cáncer de los linfocitos altera el proceso inmunitario normal, lo que hace que el cuerpo sea incapaz de combatir las infecciones y permite que las bacterias, los virus y otros agentes causantes de enfermedades lo invadan. Los agentes infecciosos simples que se encuentran a diario y que normalmente ni siquiera se notarían, son debilitantes y, en algunos casos, potencialmente mortales. Debido a que los linfocitos circulan por todo el sistema linfático, el cáncer puede extenderse a otras partes del cuerpo, dando lugar a la insuficiencia de otras funciones orgánicas.

    Los síntomas del linfoma no Hodgkin incluyen ganglios linfáticos inflamados, fiebre, sudores nocturnos, escalofríos, fatiga, pérdida de peso inexplicable e hinchazón facial. Los linfomas no Hodgkin se describen como indolentes, de crecimiento lento con pocos síntomas o como agresivos, que crecen y se extienden rápidamente con síntomas graves.

    El tratamiento depende del estadio y del tipo de linfoma. El tratamiento estándar puede incluir observación, inmunoterapia, quimioterapia, fármacos orales específicos y radiación. La mayoría de los pacientes con linfoma no Hodgkin pueden beneficiarse de algún tipo de tratamiento, aunque es posible que no todos lo requieran en el momento del diagnóstico. La curación completa es posible para muchos pacientes; para otros, el tratamiento puede proporcionar alivio de los síntomas y prolongar la esperanza de vida.