
Por lo general, los días, las semanas y los momentos después del nacimiento de un bebé son maravillosos, aunque agotadores, para una madre primeriza. De pronto, todo es diferente. La prioridad principal de una madre se convierte en cuidar al recién nacido a medida que el niño pequeño crece y cambia. Pero, al mismo tiempo, la madre también experimenta cambios significativos.
Los desafíos para la salud propia de la madre son más frecuentes de lo que se piensa, por eso es importante comprender qué síntomas y sensaciones son una parte natural de esta nueva realidad y cuáles indican un problema más grave. Analicemos con más detenimiento tres etapas importantes para comprender la salud de una madre después de dar a luz.
1. Conozca los riesgos más frecuentes para la salud materna
Durante el embarazo, muchas madres embarazadas dedican mucho tiempo a recabar información sobre la salud de su bebé en camino. Ellas leen libros, asisten a clases y hablan con otras madres sobre qué esperar y sobre qué podría ser un signo de algo preocupante para su recién nacido. Ahora bien, cuando se trata de su propia salud, muchas madres no saben los problemas frecuentes que podrían enfrentar en los días y las semanas posteriores al nacimiento.
En las seis semanas posteriores al parto (el período posparto), las madres y sus seres queridos deberían estar atentos a los síntomas de cuatro complicaciones:Si una madre primeriza muestra signos de alguna de estas condiciones, debería ponerse en contacto con su obstetra/ginecólogo lo antes posible.
Para obtener más detalles, la página Manuales sobre el período posparto presenta también un cuadro útil de cuándo llamar al médico después del parto.
2. Confíe en la gente a su alrededor
Si se necesita de muchas personas para educar a un niño, también se necesita de muchas personas para garantizar que la madre se mantenga saludable después de dar a luz. Las mujeres por lo general se centran en su recién nacido en detrimento de su propia salud, y son la pareja o los familiares quienes deben asegurarse de que las mujeres se cuidan a ellas mismas.
Numerosos estudios han demostrado que el apoyo de las personas cercanas durante el embarazo y después del parto es eficaz en la prevención y la reducción de la depresión posparto. Ese apoyo proviene de muchos lugares: la pareja, los padres, los amigos, los vecinos o de un grupo de apoyo. Las organizaciones como Postpartum Support International ayudan a las madres a encontrar recursos locales.
Cuando sea posible, lo mejor para una madre es recibir ayuda con el cuidado de su recién nacido durante las primeras semanas después del parto. Esta red de apoyo puede darles a las madres una posibilidad de descansar y la familia y los amigos pueden, de hecho, ser los primeros en notar un problema en la salud de la madre. Esto ocurre especialmente en la depresión. Una pareja o un amigo cercano pueden reconocer los indicadores tempranos de episodios anteriores de depresión y pueden alentar a la madre a tratar el problema antes de que se torne más grave.
3. Recuerde que todos los embarazos son diferentes
Después de dar a luz por primera vez, una madre aprende mucho sobre su cuerpo y su nuevo hijo. Las madres, a veces, asumen que la experiencia posparto será la misma con su segundo o tercer hijo, pero cada embarazo y cada parto son diferentes.
Las madres con muchos hijos deben controlar su propia salud, tal como la primera vez. Esto significa prestarle atención a los síntomas y signos de advertencia y mantener una comunicación cercana con el médico. Pero con los pequeños en el hogar poder asistir a las citas de seguimiento es más desafiante.
Es un motivo más para que una madre busque apoyo en el cuidado de su hijo y de ella misma. Después de todo, una madre saludable cría a un bebé saludable.