Tres cosas que todos los padres deben saber sobre el diagnóstico y el tratamiento del TDAH: comentario
Comentario05/09/19 Catherine M. Soprano, MD, Clinical Assistant Professor of Pediatrics, Sidney Kimmel Medical College at Thomas Jefferson University; Attending Physician, Diagnostic Referral Division, Nemours/Alfred I. duPont Hospital for Children

¿Qué niño pequeño no tiene dificultades para quedarse sentado?

Esto hace que sea difícil para los padres distinguir entre un niño sano lleno de energía y uno cuya dificultad para prestar atención o conductas impulsivas son un signo de trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH). Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention) señalan que está en aumento el diagnóstico de TDAH. Más de la mitad de los estadounidenses (52 %) conocen personalmente a alguien a quien se le ha diagnosticado TDAH, según la encuesta reciente de Harris Poll en nombre de los Manuales MSD.

Sin embargo, el diagnóstico de TDAH sigue siendo controvertido. Siete de cada diez estadounidenses en esa misma encuesta estuvieron algo o absolutamente de acuerdo en que el TDAH está sobrediagnosticado en la cultura actual. Esa percepción puede crear mucha incertidumbre para los padres que se pregunten si su hijo debe someterse a pruebas de TDAH y qué podría significar el diagnóstico para su futuro. Algunos padres pueden resistirse a las pruebas de TDAH o al diagnóstico en sus hijos. No quieren el estigma, o esperan que sea algo que el niño supere al crecer. Pero si el comportamiento afecta el éxito o la felicidad de un niño, siempre es mejor hablar con un pediatra en forma temprana para explorar todas las opciones disponibles.

Para ayudar a aclarar la confusión, aquí hay tres cosas que todos los padres deben saber a medida que exploran el diagnóstico de TDAH y el tratamiento para su hijo.

1. Un diagnóstico de TDAH lleva tiempo

El TDAH es un trastorno cerebral que se desarrolla en el momento o poco después del nacimiento, pero los síntomas normalmente no son evidentes hasta la edad de cuatro o cinco años y, a menudo, no hasta que los niños se encuentran en la escuela primaria o secundaria. Los síntomas se dividen en dos categorías:

  • Impulsividad: inquietud excesiva, excitación, incapacidad de permanecer sentado
  • Falta de atención: problemas para concentrarse, dificultad para realizar tareas en silencio

 

Estos síntomas se superponen con los síntomas de muchas otras afecciones, y casi dos tercios de los niños con TDAH también tienen otro trastorno mental, emocional o conductual. Muchos niños con TDAH también tienen una combinación de las categorías de síntomas del TDAH de impulsividad y distracción.

Esa superposición hace que el diagnóstico de TDAH sea un desafío, y no es inusual que se necesiten meses para realizar el diagnóstico. El proceso comienza con un examen médico exhaustivo seguido de cuestionarios detallados completados por los padres, profesores y otros cuidadores. Para que se les realice el diagnóstico de TDAH, los niños deben experimentar síntomas en todos los entornos, no solo en la casa o en la escuela, y los síntomas deben estar presentes durante al menos 6 meses. Por eso es fundamental involucrar a todos los cuidadores de un niño en las evaluaciones. Puede ser un proceso frustrante y lento con citas de seguimiento, derivaciones y evaluaciones adicionales.

2. Hay opciones de tratamiento además de la medicación

Según la encuesta de los Manuales, tres de cada diez estadounidenses creen que la medicación con receta es la única forma de tratar el TDAH. La realidad es que los medicamentos son solo una parte de un plan de tratamiento eficaz y no son necesarios en todos los casos. La terapia conductual, dirigida a ayudar al niño y a los padres a manejar la enfermedad, es la primera estrategia de tratamiento. Cada niño requiere un plan de tratamiento diferente, pero hay varias técnicas conductuales amplias que médicos y terapeutas sugieren:

  • Realice cambios ambientales. Cree áreas específicas para el trabajo, juego, tiempo de inactividad, etc. para establecer una rutina y minimizar las distracciones.
  • Establezca objetivos accesibles. Anime a los niños a tener éxito a corto plazo y genere oportunidades para que los niños tengan éxito.
  • Mantenga coherencia en las respuestas conductuales. Elogie y celebre cuando los niños hagan buenas cosas y utilice una disciplina uniforme y calma cuando su comportamiento sea negativo.

 

En el aula, un plan educativo individualizado (PEI) es una herramienta útil para el éxito en niños con TDAH. Cada escuela maneja los PEI de un modo diferente, pero crear un plan específico que satisfaga las necesidades de un niño puede ayudar a establecer expectativas razonables y a planificar un curso a seguir para mejorar el comportamiento. Los padres deben saber que siempre pueden solicitar que se evalúe a su hijo para un PEI.

3. La coherencia es clave

A la hora de diagnosticar y tratar el TDAH, la coherencia es fundamental. Los médicos no toman este diagnóstico a la ligera. La identificación del TDAH significa buscar un patrón uniforme de síntomas en diferentes entornos y durante varios meses.

Una vez que se realiza el diagnóstico en un niño, el tratamiento debe ser coherente. Esto significa establecer estrategias de crianza y métodos disciplinarios habituales, lo que no es un logro fácil para ninguna mamá o papá. La mayoría de los estadounidenses entienden la importancia de este entorno controlado. El ochenta y seis por ciento de los encuestados en la encuesta de los Manuales creen que los niños con TDAH se benefician de tener un entorno más estructurado.

Pero los padres no tienen que hacer esto solos. Deben buscar recursos para respaldar esa coherencia. Comparta las buenas estrategias de comportamiento con familiares, amigos y otros cuidadores. Trabaje con maestras y escuelas para desarrollar PEI sólidos y personalizados. Confíe en los médicos y los terapeutas para desarrollar estrategias y herramientas de crianza eficaces. Consulte la página de los Manuales sobre TDAH para obtener más información y prepararse para una conversación con el pediatra de su hijo.