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En algunas ocasiones, la escleritis aparece en personas con una enfermedad inflamatoria sistémica.
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El síntoma principal es un dolor profundo e intenso en el ojo.
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A veces, para confirmar el diagnóstico, se lleva a cabo una prueba de diagnóstico por la imagen.
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El tratamiento suele iniciarse con corticoesteroides.
Es muy frecuente en mujeres de 30 a 50 años de edad. En un tercio de los casos afecta a ambos ojos. La escleritis puede acompañar a la artritis reumatoide, al lupus eritematoso sistémico o a otro trastorno autoinmunitario (una disfunción del sistema inmunitario del cuerpo que provoca que el organismo ataque a sus propios tejidos). La mitad de los casos de escleritis tienen una causa desconocida. (Véase también Introducción a los trastornos conjuntivales y esclerales.)
Síntomas
Entre los síntomas de la escleritis se encuentra un dolor profundo en el ojo, que suele ser constante y lo suficientemente intenso para afectar al sueño y reducir el apetito. Otros síntomas incluyen sensibilidad ocular, aumento del lagrimeo y sensibilidad a la luz brillante. Aparece enrojecimiento (de un tono púrpura) en todo el ojo o en parte de él.
En raras ocasiones, la inflamación puede ser tan grave que cause la formación de un orificio en el globo ocular (perforación) y pérdida del ojo. Esta inflamación grave se denomina escleritis necrotizante. Las personas que sufren escleritis necrotizante a menudo tienen problemas en otros órganos del cuerpo.
Diagnóstico
El médico diagnostica la escleritis en función de los síntomas y el aspecto durante un examen con lámpara de hendidura. A veces el área de inflamación se encuentra en la parte posterior del ojo (escleritis posterior), y es necesaria una ecografía o una tomografía computarizada (TC) para confirmar el diagnóstico de escleritis posterior.
Pronóstico
Alrededor del 14% de las personas con escleritis desarrolla una disminución significativa de la visión en el periodo de 1 año y el 30% desarrolla una disminución significativa de la visión en un periodo de 3 años. Alrededor del 50% de las personas con escleritis necrotizante mueren dentro de los 10 años posteriores, a menudo debido a un infarto de miocardio.
Tratamiento
Para tratar la escleritis, los médicos suelen administrar corticoesteroides orales (como prednisona). En muy raras ocasiones, los fármacos antiinflamatorios no esteroideos por vía oral son tratamiento suficiente para los casos leves. Si la persona tiene un trastorno autoinmunitario o no responde a los corticosteroides, pueden ser necesarios fármacos que suprimen el sistema inmunitario (inmunosupresores), como el metotrexato, la ciclofosfamida o el rituximab.
Las personas con riesgo de perforación pueden necesitar una reparación quirúrgica.