El paro cardíaco es lo que sucede cuando una persona muere. El corazón deja de bombear sangre y oxígeno a los órganos, el cerebro y los tejidos. En ocasiones, es posible reanimar a una persona durante los primeros minutos después del paro cardíaco. Sin embargo, cuanto más tiempo pase, menos probabilidades hay de reanimarla y, en caso de conseguirlo, tiene mayor probabilidad de sufrir una lesión cerebral.
La lesión cerebral se producirá con más probabilidad si el paro cardíaco dura más de 5 minutos, y si dura más de 8 minutos es probable que la persona muera. Por tanto, en caso de paro cardíaco, los primeros auxilios deben practicarse con la mayor rapidez posible.
El paro cardíaco puede ser causado por todo aquello que provoque la muerte. Una causa frecuente, especialmente en los adultos, es un ritmo cardíaco anómalo (arritmia). Otra posible causa es la interrupción de la respiración, por ejemplo, cuando una persona se ahoga por inmersión o sufre neumonía grave.
La persona que está sufriendo un paro cardíaco yace inmóvil sin respiración y no responde a preguntas ni a estimulación, por ejemplo, al zarandearla.
Tratamiento de primeros auxilios
En el mejor de los casos, el reconocimiento y el tratamiento del paro cardíaco se producen prácticamente al mismo tiempo. Un rescatador que se encuentra ante una persona inconsciente debe determinar en primar lugar si la persona responde o no preguntándole en voz alta: «¿Se encuentra usted bien?». Si no hay respuesta, debe colocar a la persona boca arriba y determinar si se ha detenido la respiración.
Si la persona no responde a la estimulación y no respira o respira de manera anormal (por ejemplo, jadeando), se inician las medidas de reanimación de emergencia y se debe buscar asistencia médica de emergencia, por ejemplo, llamando al teléfono 911 (en Estados Unidos) o al servicio de emergencias local.
El operador del teléfono de emergencias puede ayudar a dirigir la reanimación.
Se debe usar un desfibrilador externo automático (DEA) enseguida o tan pronto como esté disponible. Con un desfibrilador externo automático (DEA) se puede determinar rápidamente si la persona presenta una arritmia que puede tratarse mediante una descarga eléctrica (desfibrilación). Si el desfibrilador externo automático detecta una arritmia que causa un paro cardíaco y que podría corregirse, este administra una descarga, lo cual a menudo provoca que el corazón comience a latir de nuevo. Los desfibriladores externos automáticos son fáciles de usar y están disponibles en muchos lugares públicos de reunión. Las instrucciones para su uso correcto vienen incluidas en el aparato y se deben seguir cuidadosamente. La Cruz Roja suele proporcionar cursos prácticos de formación para el uso del desfibrilador externo automático.
Desfibrilador externo automático: poner en marcha el corazón
Si la persona permanece en paro cardíaco después de la utilización del desfibrilador externo automático (DEA), se inician otras medidas, como la apertura de las vías respiratorias, el inicio de la reanimación cardiorrespiratoria (RCP) y la administración de naloxona o epinefrina (adrenalina).
La mejor manera de adquirir destreza para practicar una reanimación cardiorrespiratoria es a través de la realización de un curso de capacitación ofrecido por Cruz Roja u otra organización, como la American Heart Association (Asociación americana de cardiología) en el caso de Estados Unidos. Los cursos de formación se pueden encontrar a través de la página web de la American Red Cross o la American Heart Association. Es recomendable realizar cursos periódicos de actualización, ya que los procedimientos pueden cambiar con el tiempo.
Hay dos métodos de reanimación cardiorrespiratoria:
Reanimación cardiorrespiratoria (o reanimación cardiopulmonar, RCP) convencional
La reanimación cardiorrespiratoria convencional combina la respiración artificial (reanimación boca a boca o insuflación de aire), que suministra oxígeno a los pulmones, con masaje cardíaco, que hace circular oxígeno hacia el cerebro y demás órganos vitales, ya que fuerza la salida de la sangre del corazón.
En adultos, niños y lactantes, la RCP comienza con compresiones torácicas.
En recién nacidos y en personas sospechosas de sufrir un paro respiratorio (como las víctimas de ahogamiento), la reanimación cardiorrespiratoria comienza con la respiración artificial.
Para realizar compresiones torácicas a un adulto, el rescatador debe colocar a la persona boca arriba, moviendo al mismo tiempo cabeza, cuerpo y extremidades. El rescatador extiende los brazos y los «fija» en posición de ángulo recto, se inclina sobre la persona y coloca ambas manos, una sobre la otra, sobre la parte inferior del esternón. Después, comprime el tórax hasta una profundidad de unas 2 a 2,4 pulgadas (5 a 6 cm). En los niños, el rescatador utiliza una sola mano para comprimir el tórax aproximadamente 2 pulgadas (5 cm). En el caso de un lactante, el rescatador emplea dos dedos para comprimir el esternón justo debajo de los pezones hasta una profundidad de unos 4 cm.
Apertura de las vías respiratorias en un adulto
Para practicar la respiración artificial, en primer lugar hay que revisar la boca y la garganta de la persona afectada para comprobar la presencia de objetos visibles que puedan estar bloqueando las vías respiratorias y, si los hay, retirarlos. A continuación, abre las vías respiratorias recostando la cabeza y levantando el mentón (ver figura Apertura de las vías respiratorias en un adulto.). El rescatador cubre la boca de la persona con la suya y le insufla aire en los pulmones (respiración boca a boca). Las vías respiratorias de la persona deben permanecer abiertas durante la respiración artificial. Para evitar que el aire escape por la nariz, el rescatador le mantiene las fosas nasales tapadas con los dedos mientras le insufla aire en la boca. La respiración artificial es muy similar en niños y adultos.
Cuando un rescatador practica la respiración artificial a un bebé, su boca cubre la boca y la nariz del bebé. Para evitar dañar los pulmones del bebé, que son más pequeños, el rescatador debe insuflar aire con menor fuerza que con los adultos. Si el tórax se eleva, el rescatador debe proporcionar dos insuflaciones de aire profundas y lentas. La imposibilidad de que el tórax se eleve después de unas cuantas insuflaciones eficaces indica que la vía respiratoria está bloqueada, pero la reanimación cardiorrespiratoria debe continuarse. Cada vez que se abre la vía aérea durante la reanimación cardiorrespiratoria, el rescatador debe buscar un objeto en la boca de la víctima y, si encuentra uno, retirarlo.
La reanimación cardiorrespiratoria convencional la puede llevar a cabo una sola persona (que realiza alternativamente el boca a boca y el masaje cardíaco) o dos personas (una para el boca a boca y otra para el masaje cardíaco). En la reanimación cardiorrespiratoria convencional, el rescatador efectúa 30 compresiones y luego dos insuflaciones de aire. Si se efectúa a niños o infantes y hay dos rescatadores presentes, se prefiere una proporción de 15 compresiones por cada 2 insuflaciones, mientras que en los recién nacidos se recomienda una proporción de 3 a 1. Las compresiones se realizan a un ritmo de 100 a 120 veces por minuto en las personas de todas las edades. Se debe continuar con la reanimación cardiorrespiratoria hasta que llegue la asistencia médica o hasta que la persona se recupere.
Reanimación cardiorrespiratoria (RCP) solo con masaje cardíaco (compresión torácica)
La reanimación cardiorrespiratoria solo con masaje cardíaco (RCP manual) consiste únicamente en masaje cardíaco (compresiones torácicas), sin respiración artificial. La RCR solo con compresión torácica se recomienda en la actualidad cuando el rescatador no tiene entrenamiento en reanimación cardiorrespiratoria o solo está entrenado para las compresiones torácicas. En el caso de bebés, niños y personas a quienes la causa del paro cardíaco parece detener la respiración, como los que sufren ahogamiento, los rescatistas deben hacer respiración artificial; sin embargo, si no desean o no pueden hacerla, aún deben realizar reanimación cardiorrespiratoria con compresión solamente.
El masaje cardíaco (compresiones torácicas) puede agotar fácilmente a quien lo realiza, de modo que las compresiones acaban siendo demasiado débiles para ser eficaces. Por lo tanto, si el equipo de rescate está formado por dos personas, deben alternarse cada 2 minutos.
Todas las personas que responden a la reanimación cardiorrespiratoria requieren atención médica de emergencia.
Cómo practicar un masaje cardíaco (compresión torácica) a un adulto
Más información
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American Heart Association: Cardiac arrest