Drogas y uso de sustancias en adolescentes

PorSharon Levy, MD, MPH, Harvard Medical School
Revisado/Modificado jul 2022
Vista para pacientes

El consumo de sustancias entre los adolescentes varía desde el uso esporádico hasta los trastornos por consumo de sustancias graves. Las consecuencias agudas y a largo plazo varían desde mínimas y menores hasta las que ponen en riesgo la vida, lo que depende de la sustancia, las circunstancias y la frecuencia de consumo. Sin embargo, incluso el uso ocasional puede poner los adolescentes en mayor riesgo de daño significativo, que incluye la sobredosis, los accidentes automovilísticos, los comportamientos violentos, y las consecuencias del contacto sexual (p. ej., embarazo, infecciones de transmisión sexual). El uso de sustancias también interfiere con el desarrollo del encéfalo en los adolescentes en una magnitud dependiente de la dosis. El uso regular de alcohol, cannabis (marijuana), nicotina u otras drogas durante la adolescencia se asocia con mayores tasas de trastornos de salud mental, peor rendimiento en la edad adulta y mayores tasas de adicción.

(Véase también Generalidades sobre los trastornos relacionados con sustancias.)

Los adolescentes consumen sustancias por varias razones:

  • Para compartir una experiencia social o sentirse parte de un grupo social

  • Para aliviar el estrés

  • Para buscar nuevas experiencias y asumir riesgos

  • Para aliviar los síntomas de los trastornos de salud mental (p. ej., depresión, ansiedad)

Otros factores de riesgo incluyen el escaso auto-control, la falta de vigilancia de los padres, y diversos trastornos mentales (p. ej., déficit de atención/hiperactividad, la depresión). Las actitudes y los ejemplos que los padres dan en relación al consumo de alcohol, tabaco, fármacos recetados y otras sustancias son una influencia poderosa.

Según las encuestas nacionales de los Estados Unidos, la proporción de estudiantes de último año de la secundaria que informan abstinencia de todas las sustancias ha aumentado en forma estable durante los últimos 40 años. Sin embargo, en forma simultánea ha surgido una amplia gama de productos más potentes, adictivos y peligrosos (p. ej., opioides recetados, productos derivados del cannabis de alta potencia, fentanilo, cigarrillos electrónicos). Estos productos ponen a los adolescentes que inician el uso de sustancias en mayor riesgo de desarrollar consecuencias tanto agudas como a largo plazo.

La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto mixto sobre el uso de sustancias en adolescentes. Durante los períodos de permanencia en el hogar, las tasas de inicio de consumo disminuyeron, pero las tasas de consumo intenso aumentaron porque en algunos adolescentes, el mayor consumo de sustancias se constituyó en un mecanismo para hacer frente al estrés. Todo uso de sustancias, en particular inhalatorias, aumenta el riesgo de infección y también el de enfermedad grave. Por lo tanto, las intervenciones que reducen el uso de sustancias son una parte importante de la estrategia para reducir su consumo asociado con COVID-19.

Sustancias específicas

Las sustancias que más utilizan los adolescentes son el alcohol, la nicotina (en el tabaco o los productos de vaporización) y el cannabis.

Alcohol

El consumo de alcohol es frecuente y es la sustancia más utilizada por los adolescentes. El informe Monitoring the Future Survey on Drug Use estableció que en 2021, en el doceavo grado, > 54% de los adolescentes habia probado el alcohol y casi 26% son considerados bebedores actuales (habiendo consumido alcohol en el último mes) (1). El consumo excesivo de alcohol también es común, y los adolescentes que beben pueden tener intoxicación alcohólica. Casi el 90% de todo el alcohol consumido por los adolescentes se produce durante una borrachera, que los pone en riesgo de sufrir accidentes, lesiones, actividad sexual no deseada y otros resultados malos. La ingesta excesiva de alcohol se define como un patrón de consumo de alcohol que eleva el nivel de alcohol en sangre hasta 80 mg/dL (17,37 mmol/L). El número de tragos que constituyen una ingesta excesiva depende de la edad y el sexo y puede ser tan solo 3 tragos en 2 horas para las adolescentes más jóvenes.

La sociedad y los medios de comunicación retratan el consumo de alcohol como un mecanismo aceptable, de moda o incluso como un mecanismo saludable para manejar el estrés, la tristeza o los problemas de salud mental. A pesar de estas influencias, los padres pueden hacer una diferencia mediante la transmisión de expectativas claras a su adolescente en relación con la bebida, el establecimiento de límites constantemente, y el seguimiento. Por otro lado, los adolescentes cuyos familiares beben en exceso pueden pensar que este comportamiento es aceptable. Algunos adolescentes que prueban el alcohol llegan a desarrollar un trastorno por consumo de alcohol. Los factores de riesgo conocidos para desarrollar un trastorno incluyen el inicio de beber a una edad temprana y la genética. Los adolescentes que tienen un familiar con un trastorno por consumo de alcohol deben ser conscientes de su mayor riesgo.

Tabaco

La mayoría de los adultos que fuman cigarrillos empiezan a fumar durante la adolescencia. Si los adolescentes no prueban los cigarrillos antes de los 19 años, es muy poco probable que se conviertan en fumadores cuando son adultos. Los niños de tan solo 10 años pueden experimentar con cigarrillos (1).

Las tasas de consumo de tabaco combustible entre los adolescentes cayeron significativamente en las décadas de 1990 y 2000 y siguen disminuyendo. El Monitoring the Future Survey comunicó que, en 2021, alrededor del 4,1% de los estudiantes de 12.° grado aceptó que consumía cigarrillos en ese momento (fumados en los últimos 30 días), frente al 28,3% en 1991 y al 5,7% en 2019; solo alrededor del 2% informó que fumaba todos los días.

Los factores de riesgo más importantes para fumar en los adolescentes es tener padres que fuman (el factor más predictivo) o tener compañeros y modelos a seguir (p. ej., celebridades) que fuman. Otros factores de riesgo incluyen

  • Mal rendimiento escolar

  • Comportamiento de alto riesgo (p. ej., hacer dieta en exceso, sobre todo entre niñas; peleas físicas y conducir borracho, sobre todo entre los varones; consumo de alcohol o de otras sustancias)

  • Capacidad insuficiente para resolver problemas

  • Disponibilidad de cigarrillos

  • Escasa autoestima

Los adolescentes también pueden usar el tabaco en otras formas. Alrededor del 2% de los estudiantes de secundaria son consumidores actuales de tabaco sin humo (1); esta tasa ha disminuido en los últimos 10 años. El tabaco sin humo puede ser masticado (tabaco de mascar), colocado entre el labio inferior y la encía (sumergir el tabaco) o inhalado por la nariz (rapé). Fumar en pipa es relativamente raro en los Estados Unidos. El porcentaje de personas > 12 años que fuman cigarros ha disminuido.

Los padres pueden ayudar a prevenir que su adolescente fume y consuma productos de tabaco sin humo por ser modelos positivos (es decir, al no fumar o masticar), discutir abiertamente los peligros del tabaco y alentar a los adolescentes que ya fuman o mascan para que dejen de fumar, lo que incluye brindarles apoyo en la búsqueda de asistencia médica en caso de necesidad ( ver Cese del Consumo de Tabaco).

Productos de cigarrillos electrónicos (productos de vapeo)

Los cigarrillos electrónicos (en forma de cigarrillos o vaporizadores) utilizan calor para volatilizar un líquido que contiene el ingrediente activo, típicamente nicotina o tetrahidrocannabinol (THC). Los cigarrillos electrónicos ingresaron inicialmente en el mercado como alternativas al tabaquismo para los fumadores adultos, y los modelos iniciales no fueron muy utilizados por los adolescentes. Desde entonces han pasado a usar el "vapeo", que les ha llamado mucho la atención y se ha vuelto cada vez más popular entre los adolescentes en los últimos años, especialmente entre los adolescentes de nivel socioeconómico medio y alto. El consumo actual de cigarrillos electrónicos (vapeo de nicotina, sin contar otras sustancias) entre los estudiantes de 12° grado aumentó notablemente del 11% en 2017 al 25,5% en 2019. De acuerdo con la encuesta Monitoring the Future Survey, en 2021 el uso de cigarrillos electrónicos disminuyó hasta 19,6%, y alrededor del 40,5% de los estudiantes de 12.° grado probaron los cigarrillos electrónicos (nicotina y otras sustancias), lo que representa una disminución respecto del 45,6% en 2019 (1).

Los cigarrillos electrónicos causan diferentes efectos adversos en comparación con fumar tabaco. Otros productos químicos contenidos en los productos de vapeo pueden causar lesión pulmonar, que puede ser aguda, fulminante o crónica y, en su forma más grave, letal. Además, estos productos pueden administrar concentraciones muy altas de nicotina y THC. El THC y la nicotina son altamente adictivos y la toxicidad es posible. Los cigarrillos electrónicos son la forma inicial de exposición de los adolescentes a la nicotina, pero su efecto sobre la tasa de tabaquismo adulto no está claro. Además se desconocen otros riesgos potenciales a largo plazo de los cigarrillos electrónicos (2).

Cannabis (marijuana)

El informe Monitoring the Future Survey demostró que en 2021 la prevalencia de uso del cannabis entre los estudiantes de último año de secundaria fue del 19,5%, lo que constituyó una disminución respecto del 22,3% en 2019. Alrededor del 38,6% de los estudiantes de último año de secundaria informaron haber consumido cannabis una o más veces en su vida (1). En 2010, la tasa de consumo actual de cannabis superó por primera vez la tasa de consumo actual de tabaco.

El aumento más significativo en el consumo de cannabis es en el vapeo de THC. El número de estudiantes de 12° grado que informaron un aumento del vapeo de THC actual, aumentó del 4,9% en 2017 al 14% en 2019 (véase también productos del vapeo). Este porcentaje disminuyó al 12,4% en 2021 (1).

Otras sustancias

El uso de sustancias distintas al alcohol, la nicotina y el cannabis durante la adolescencia es relativamente raro.

En el informe 2021 Monitoring the Future Survey, los siguientes porcentajes de estudiantes de secundaria informaron el uso de sustancias ilícitas una o más veces en su vida (1):

Los fármacos prescritos utilizados con mayor frecuencia en forma incorrecta incluyen analgésicos opioides (p. ej., oxicodona), estimulantes (p. ej., para el TDAH como metilfenidato o dextroanfetamina), y sedantes (p ej., benzodiazepinas).

A nivel nacional, el 1,6% de los estudiantes de secundaria había utilizado una aguja para inyectarse alguna droga ilegal (2).

Referencias sobre sustancias específicas

  1. 1. Johnston LD, Miech RA, O’Malley PM, et al: Monitoring the Future National Survey Results on Drug Use 1975-2021: 2021 Overview, Key Findings on Adolescent Drug Use. Ann Arbor, Institute for Social Research, University of Michigan, 2022.

  2. 2. Underwood JM, Brener N, Thornton J, et al: Youth Risk Behavior Surveillance—United States, 2019. MMWR Suppl 69(1):1–83, 2020. doi: 10.15585/mmwr.su6901a1

Detección sistemática de trastornos por uso de sustancias en adolescentes

  • Evaluación clínica, incluido el examen de detección de rutina

  • Preguntas de cribado y pruebas de detección de drogas

Algunos comportamientos deben hacer que los padres, los maestros u otras personas involucradas con un adolescente se preocupen por un posible trastorno por uso de sustancias. Otros comportamientos son inespecíficos, como por ejemplo

  • Comportamiento errático

  • Depresión o cambios de humor

  • Un cambio en los amigos

  • Declinación del rendimiento escolar

  • Pérdida de interés en pasatiempos

Los adolescentes que exhiben cualquiera de estos comportamientos deben someterse a una evaluación médica completa de salud mental y de uso de sustancias. Los trastornos por uso de sustancias deben considerarse como posibles causas de estos comportamientos, incluso si el cribado es negativo. Los trastornos por uso de sustancias se diagnostican sobre la base de criterios clínicos.

Cribado de uso de sustancias en adolescentes

La detección sistemática del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas forma parte del control de salud tradicional. Los adolescentes y sus padres pueden beneficiarse con el asesoramiento sobre el uso seguro y el control de los medicamentos de venta libre y recetados. El cribado universal para detectar el uso de sustancias puede normalizar las discusiones sobre el uso de sustancias, reforzar comportamientos y elecciones saludables, identificar a los adolescentes en riesgo de consumo problemático de sustancias, guiar las intervenciones e identificar a los adolescentes que necesitan derivación para el tratamiento.

Hay varias herramientas de cribado validadas. El National Institute on Drug Abuse (NIDA) tiene dos de estas herramientas electrónicas de detección disponibles para pacientes de 12 a 17 años, Brief Screener for Tobacco, Alcohol, and other Drugs (BSTAD) y Screening to Brief Intervention (S2BI). Cada herramienta de detección sistemática puede ser implementada por el mismo paciente o administrada por un profesional de la salud. Se recomienda la autoadministración porque los adolescentes la prefieren. Las herramientas comienzan con preguntas sobre la frecuencia de consumo de tabaco, alcohol y de cannabis en el último año. Una respuesta positiva genera preguntas sobre tipos adicionales de uso de sustancias. Las herramientas clasifican a los adolescentes en una de tres categorías de riesgo para un trastorno por uso de sustancias: sin uso informado, menor riesgo y mayor riesgo. Sobre la base de los resultados, las herramientas ofrecen un plan de acción basado en la orientación y derivada de consensos de expertos. Aunque los tiempos pueden variar según el método de administración y el número de preguntas de seguimiento, estas herramientas pueden completarse en menos de 2 minutos.

El cuestionario CRAFFT es una herramienta de detección sistemática validada más antigua para el diagnóstico del uso de alcohol y drogas. Debido a que el cuestionario CRAFFT original no detecta el consumo de tabaco, no proporciona información sobre la frecuencia de uso ni discrimina entre el uso de drogas y alcohol, ya no se usa en forma amplia y se han desarrollado otras herramientas de detección, incluyendo el cuestionario CRAFFT 2,1+N actualizado, que tiene una pregunta sobre el uso de tabaco y nicotina.

Prueba de cribado de alcohol

Para lograr una detección sistemática del uso de alcohol más específica y completa, el National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAAA) ha desarrollado un guía que sugiere comenzar con dos preguntas de cribado. Las preguntas y la interpretación de las respuestas varían según la edad (véase tabla Preguntas para la detección de alcohol de NIAAA para niños y adolescentes).

Tabla
Tabla

Para pacientes de riesgo moderado y alto, pregunte sobre

  • Patrones de consumo de alcohol: consumo habitual y máximo

  • Problemas causados o riesgos del alcoholismo; ausentismo escolar, peleas, lesiones, accidentes automovilísticos

  • Uso de otras sustancias: cualquier otro elemento que se consuma para lograr el mismo efecto

La guía de NIAAA también proporciona estrategias útiles para abordar los problemas que se descubren.

Detección de drogas

La prueba de drogas puede ser útil para identificar el uso de sustancias, pero tiene limitaciones significativas. Cuando los padres exigen una detección de drogas, pueden crear un clima de confrontación que hace que sea difícil obtener una historia precisa del uso de sustancias y formar una alianza terapéutica con el adolescente. Las pruebas de detección (incluidas las pruebas domiciliarias) son generalmente inmunoensayos cualitativos rápidos en la orina que se asocian con un número de resultados falsos positivos y falsos negativos. Además, la detección no puede determinar la frecuencia y la intensidad del consumo de sustancia y, en consecuencia, no permite distinguir los usuarios ocasionales de aquellos con problemas más serios. El médico debe utilizar otras medidas (p. ej., anamnesis meticulosa, cuestionarios) para identificar el grado en el que el consumo de sustancias ha afectado la vida de cada adolescente.

Teniendo en cuenta estas preocupaciones y limitaciones, a menudo es útil consultar con un experto en el trastorno por uso de sustancias para ayudar a determinar si la detección de drogas se justifica en una situación dada. Sin embargo, la decisión de no realizar una prueba de detección de drogas no debe terminar prematuramente la evaluación de un posible trastorno por consumo de sustancias o un trastorno de salud mental. Los adolescentes con signos inespecíficos de un trastorno por uso de sustancias o un trastorno de salud mental deben ser derivados a un especialista para una evaluación completa.

Tratamiento del uso de drogas y sustancias en adolescentes

  • Terapia conductual adaptada para adolescentes

Por lo general, los adolescentes con un trastorno moderado o grave por consumo de sustancias se derivan para su posterior evaluación y tratamiento, a menudo por un especialista en salud conductual, o, en algunos casos, a un programa de tratamiento especializado para el trastorno por uso de sustancias. En general, las mismas terapias conductuales utilizadas para los adultos con trastornos por uso de sustancias también puede ser utilizadas para los adolescentes. Sin embargo, estos tratamientos deben adaptarse. Los adolescentes no deben ser tratados en los mismos programas que los adultos; ellos deben recibir los servicios de programas para adolescentes y terapeutas con experiencia en el tratamiento de adolescentes con trastornos por uso de sustancias.

Para los adolescentes existen fármacos que se utilizan para tratar los síntomas de abstinencia como resultado de la interrupción del uso de nicotina, THC y otras sustancias y estos pueden ser recetados por un médico de atención primaria.

Más información

Los siguientes son algunos recursos en inglés que pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no es responsable por el contenido de estos recursos.

  1. National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAAA): Alcohol Screening and Brief Intervention for Youth guide for health care practitioners

  2. National Institute on Drug Abuse (NIDA): Brief Screener for Tobacco, Alcohol, and other Drugs (BSTAD) tool

  3. NIDA: Screening to Brief Intervention (S2BI) tool

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