La luxación mandibular es solo una de varias emergencias odontológicas que requieren tratamiento inmediato.
La luxación mandibular espontánea aparece en pacientes con antecedentes de tales luxaciones. Aunque en ocasiones la luxación mandibular puede deberse a un traumatismo, el episodio inicial es típicamente una apertura amplia de la boca seguida de una presión para morder (p. ej., morder un emparedado grande con pan duro), un bostezo amplio, o un procedimiento odontológico. Las personas propensas a la luxación pueden tener ligamentos temporomandibulares laxos.
Los pacientes son traídos a la consulta con la boca muy abierta y sin poder cerrarla. El dolor comienza cada vez que el paciente intenta cerrarla. Si la línea media mandibular está desviada hacia un lado, la luxación es unilateral. Aunque rara vez se usa, un anestésico local (p. ej., lidocaína al 2%, 2 a 5 mL) inyectado en la articulación homolateral y en el área adyacente a la inserción del músculo pterigoideo lateral puede permitir la reducción espontánea de la mandíbula.
Puede ser necesaria la reducción manual (véase figura Reducción mandibular). Es posible utilizar premedicación (p. ej., diazepam, 5 a 10 mg IV a 5 mg/min, o midazolam, 3 a 5 mg IV a 2 mg/min, y un opiáceo como fentanilo, 0,5 a 1 mcg/kg IV), pero en general no es necesaria, especialmente si se va a perder tiempo preparando la vía intravenosa. Cuanto más tiempo esté luxada la mandíbula, más difícil será reducirla y mayor la probabilidad de que la luxación recurra.
Reducción mandibular
Puede requerirse un vendaje de Barton (véase figura Vendaje de Barton) por 2 o 3 días. Más importante aún, el paciente debe evitar abrir mucho la boca durante al menos 6 semanas. Cuando va a bosterzar, debe colocar un puño bajo el mentón para evitar abrir demasiado la boca. Debe cortar la comida en pequeños trozos. Si el paciente padece luxaciones crónicas y se han agotado los tratamientos conservadores, debe realizarse una interconsulta con un cirujano maxilofacial o un cirujano de boca. Como tratamiento de último recurso, los ligamentos alrededor de la articulación temporomandibular pueden ajustarse quirúrgicamente (acortarse) para intentar estabilizar la articulación o puede reducirse la eminencia articular (eminectomía).