(Véase también Generalidades sobre la conjuntivitis).
Etiología
La conjuntivitis puede asociarse con resfriado común y otro tipo de infecciones virales sistémicas (sobre todo el sarampión, pero también la varicela, la rubéola y la parotiditis). La conjuntivitis viral localizada sin manifestaciones sistémicas suele deberse a adenovirus y a veces a enterovirus.
La queratoconjuntivitis epidémica suele ser causada por los serotipos de adenovirus Ad 5, 8, 11, 13, 19 y 37, y tiende a producir una conjuntivitis grave. La fiebre faringoconjuntival suele deberse a los serotipos Ad 3, 4 y 7. Se han producido brotes epidémicos de conjuntivitis hemorrágica aguda, una conjuntivitis rara asociada a infección por enterovirus de tipo 70, en África y Asia.
Signos y síntomas
Tras un período de incubación de entre 5 y 12 días, suele aparecer hiperemia conjuntival, secreción acuosa e irritación ocular en un ojo que rápidamente se transmiten al otro. Existen folículos en la conjuntiva palpebral. A menudo, hay una adenopatía dolorosa preauricular. Muchos pacientes han estado recientemente en contacto con personas con conjuntivitis o una infección reciente de las vías respiratorias.
En la conjuntivitis adenoviral intensa, los pacientes pueden presentar fotofobia y sensación de cuerpo extraño debido a la afectación de la córnea. Puede aparecer una quemosis. Las seudomembranas de fibrina y células inflamatorias sobre la conjuntiva tarsal y la inflamación focal de la córnea pueden nublar la visión. Incluso tras la resolución de la conjuntivitis, pueden verse con la lámpara de hendidura opacidades subepiteliales residuales en la córnea (múltiples, numulares, con diámetro entre 0,5 y 1,0 mm) hasta durante 2 años. En ocasiones, las opacidades corneanas producen deterioro de la visión, y halos y destellos importantes.
Diagnóstico
El diagnóstico de conjuntivitis y la diferenciación entre las conjuntivitis bacteriana, viral y no infecciosa (ver Características diferenciadoras en la conjuntivitis aguda) suelen ser clínicos; para obtener el virus son necesarios cultivos tisulares especiales, pero rara vez están indicados. La PCR y otras pruebas de inmunodiagnóstico rápido que se realizan en el consultorio pueden ser útiles especialmente cuando la inflamación es grave y deben descartarse otros diagnósticos (p. ej., la celulitis orbitaria). Las características que pueden ayudar a diferenciar entre la conjuntivitis viral y bacteriana pueden incluir secreción ocular purulenta, presencia de adenopatía preauricular y, en la queratoconjuntivitis epidémica, quemosis. En los pacientes con fotofobia, se realiza una tinción con fluoresceína y se los examina con lámpara de hendidura. La queratoconjuntivitis epidémica puede producir tinción corneana punteada. Es muy rara la infección bacteriana secundaria tras la conjuntivitis viral. Sin embargo, si hay alguna sospecha de conjuntivitis bacteriana (p. ej., secreción purulenta), pueden ser útiles los cultivos u otros estudios.
Características diferenciadoras en la conjuntivitis aguda
Tratamiento
La conjuntivitis viral es extremadamente contagiosa y deben tomarse las precauciones de transmisión.
Para evitar la transmisión de la infección, los médicos deben
Los pacientes deben hacer lo siguiente:
Hay que lavar la secreción de los ojos, que deben permanecer sin tapar. Los niños pequeños con conjuntivitis deben faltar el colegio para evitar la diseminación de la infección.
La conjuntivitis viral es autolimitada, y dura 1 semana en casos leves y hasta 3 en casos graves. Requiere sólo la aplicación de compresas frías para el alivio sintomático. Sin embargo, los pacientes con fotofobia intensa o deterioro de la visión pueden beneficiarse con los corticoides tópicos (p. ej., acetato de prednisolona al 1% cuatro veces al día). Los corticoides suelen ser prescritos por un oftalmólogo. Debe excluirse previamente una queratitis herpética (mediante tinción con fluoresceína y examen con lámpara de hendidura), porque los corticosteroides pueden exacerbarla.
Conceptos clave
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La mayoría de las conjuntivitis virales son causadas por adenovirus o enterovirus.
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Las características que pueden ayudar a diferenciar entre la conjuntivitis viral y bacteriana pueden incluir secreción ocular purulenta, presencia de adenopatía preauricular y, en la queratoconjuntivitis epidémica, quemosis.
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El diagnóstico suele ser clínico.
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El tratamiento generalmente consiste en compresas frías y medidas para evitar la propagación.