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Respiración precaria (disminución del impulso respiratorio)
Obesidad, apnea del sueño, hipotiroidismo o intoxicación por drogas o alcohol
Debilidad muscular
Miastenia grave, distrofia muscular, poliomielitis, síndrome de Guillain-Barré, polimiositis, accidentes cerebrovasculares, esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o lesiones de la médula espinal
Anomalía del tejido pulmonar
Síndrome de dificultad respiratoria aguda, neumonía, edema pulmonar (exceso de líquido en los pulmones) debido a insuficiencia cardíaca o renal, reacción a un fármaco, fibrosis pulmonar, tumores extendidos, radiación, sarcoidosis o quemaduras
Anomalía de la pared torácica
Escoliosis, herida de tórax, obesidad extrema o deformidades resultantes de una cirugía de tórax