Gracias por los recuerdos

La amnesia es un tema popular en muchas películas y series de televisión. Los personajes aparecen a veces sin identidad ni recuerdos del pasado. Tienen que empezar de cero, pero la mayoría de ellos están equipados mentalmente para hacerlo. Sin embargo, este retrato cinematográfico tiene muy poco que ver con la realidad de la amnesia.

En las películas: la amnesia puede no tener que ver con alteraciones o lesiones del cerebro. Las personas simplemente olvidan. La razón es poco clara. A veces, dormir parece limpiar la memoria de los acontecimientos del día anterior (un escenario improbable pero lleno de posibilidades cómicas). Otras veces la causa es un golpe en la cabeza, un traumatismo craneal en algún accidente o un trauma psicológico, como presenciar un asesinato o sufrir una violación. O los recuerdos se borran mediante un dispositivo especial para ello, como ocurre en Men in Black o Eternal Sunshine of the Spotless Mind.

En la realidad: la amnesia suele tener causas menos glamurosas, como una infección en el cerebro, el alcoholismo, un accidente cerebrovascular, las drogas, un tumor cerebral o una lesión debida a una intervención quirúrgica cerebral. En ocasiones, los traumas psicológicos producen amnesia (trastorno denominado amnesia disociativa). Sin embargo, los traumas psicológicos a menudo tienen el efecto contrario en la memoria y las personas no pueden olvidar lo que les sucedió. Estas personas con frecuencia reproducen y reviven el acontecimiento traumático, a pesar de que preferirían olvidarlo.

En las películas: las personas con amnesia tienen pocos problemas o ninguno con las actividades de la vía diaria. Pueden conseguir un nuevo trabajo enseguida o hacer nuevos amigos (o entablar una nueva amistad con los viejos amigos).

En la realidad: la mayoría de las personas tienen grandes dificultades para aprender y retener nueva información (porque el cerebro ha sido dañado). Como resultado, las actividades cotidianas les son muy difíciles. Tienen dificultades para recordar nombres, a dónde van y por qué. Estos problemas les producen frustración y con frecuencia sienten confusión y se pierden.

En las películas: a menudo se produce un cambio completo de personalidad. Los valores y los comportamientos se transforman. Las malas personas se vuelven buenas.

En la realidad: la amnesia afecta a la personalidad o la identidad solo en raras ocasiones, cuando funcionan de forma inadecuada las zonas específicas del cerebro que controlan estas funciones.

En las películas: las personas con amnesia por un trauma tienen recuerdos almacenados del trauma, intactos y precisos, en el fondo de su subconsciente. Con el detonante adecuado, pueden reproducir los recuerdos del trauma como en una cámara de vídeo.

En la realidad: la manera en que el cerebro recuerda es dinámica. Cuando las personas recuerdan un acontecimiento, lo reconstruyen, cogiendo trocitos de diferentes partes del cerebro. No hay ningún recuerdo, traumático o no, que se congele para siempre y sea inmune a la reconstrucción al pasar el tiempo.

En las películas: la amnesia se puede curar mecánicamente. Es decir, si fue causada por un golpe en la cabeza, se curará con otro golpe. O la amnesia, independientemente de su causa, se podrá curar al ver un objeto familiar o gracias a la hipnosis.

En la realidad: la mayoría de estas curas son dudosas. Un segundo golpe en la cabeza es más probable que produzca un mayor daño. La hipnosis solo es útil si la causa de la amnesia es un acontecimiento perturbador. En tal caso, si se hace con cuidado y meticulosamente, suele tener éxito. El tratamiento y las probabilidades de éxito dependen de la causa.

En las películas: los recuerdos no se han perdido de verdad, solo están inaccesibles temporalmente.

En la realidad: si los recuerdos pueden ser recuperados o no, depende de la gravedad y de la causa del daño. Con frecuencia el daño no es grave, o la causa es temporal. En estos casos, la amnesia suele durar solo minutos u horas, y la mayoría de las personas recuperan la memoria sin tratamiento. Sin embargo, cuando el daño es considerable, no es frecuente que se recupere la memoria.