
Dos niños corren hacia una pelota de fútbol y saltan a una altura por encima de sus cabezas. A medida que la pelota cae, ambos jugadores se abalanzan hacia la pelota y sus cabezas chocan en medio del aire. Mientras ambos luchan por ponerse de pie de nuevo, los entrenadores y los padres corren hacia el campo de juego y buscan de inmediato signos reveladores de conmoción.
Situaciones similares ocurrirán este otoño en las canchas de fútbol, hockey y fútbol americano de todo el país. Sin embargo, la cuestión es que no todo lo que escuchó sobre la detección de síntomas y el tratamiento de las conmociones refleja el pensamiento médico más actualizado.
En los momentos posteriores a un traumatismo craneal, uno quiere tomar decisiones a partir de información precisa, no de supersticiones. Estos son cinco de los mitos más frecuentes en torno a las conmociones junto con el último criterio sobre cómo detectar y tratar mejor las lesiones en la cabeza.
Mito n.º 1. Una conmoción siempre provoca pérdida de la consciencia.
La realidad: una conmoción en general es el daño temporal de las células del cerebro, que altera las funciones mentales o los niveles de consciencia y a menudo genera pérdida de la consciencia. Sin embargo, muchas personas no se dan cuenta de que se puede sufrir una conmoción sin desmayarse. También creen que toda persona que sufre una conmoción vomita a raíz de la lesión. Esto tampoco es verdad; el vómito puede ser un signo de una conmoción más grave, pero no sucede siempre. Un niño que no muestra estos signos después de un golpe fuerte en el campo de juego puede haber sufrido igualmente una conmoción relacionada con el deporte.
Mito n.º 2. Es peligroso dormirse después de haber sufrido una conmoción.
La realidad: este mito surgió a partir de que los médicos indicaron a los familiares despertar a las personas que sufrieron conmociones cada varias horas para asegurarse de que su condición no haya cambiado. Actualmente, esta práctica es menos frecuente, pero la sensación persiste. En general, si las personas lesionadas recibieron atención médica y siguen las instrucciones del médico, no es necesario molestarlas cada varias horas. La falta de sueño, de hecho, podría empeorar los dolores de cabeza y otros síntomas al día siguiente.
Mito n.º 3. Las conmociones siempre son producto de un golpe en la cabeza.
La realidad: un golpe directo en la cabeza puede aumentar la probabilidad de un traumatismo craneal; sin embargo, no es necesario golpearse la cabeza para sufrir una conmoción. Las fuerzas rotatorias, como un latigazo y otros movimientos, también pueden causar una conmoción. Es por esto que los cascos no son garantía de protección contra una conmoción.
Recientemente, los médicos e investigadores también han puesto más énfasis en considerar los traumatismos que provocan una conmoción menor: otro tipo de traumatismo craneal no causado por un impacto directo. Es probable que la exestrella de la Liga Nacional de Fútbol Americano, Mike Webster, haya desarrollado encefalopatía traumática a partir del traumatismo que provoca conmociones menores al darse cabezazos con otros jugadores innumerables veces durante sus 17 años de carrera, a pesar de no haber sufrido nunca una conmoción importante.
Mito n.º 4. Las pruebas médicas pueden revelar cuándo el cerebro ha vuelto a la normalidad después de una conmoción.
La realidad: las resonancias magnéticas y las tomografías computadas son buenos estudios para detectar lesiones graves, como una hemorragia en el cerebro y alrededor de este. No obstante, estas pruebas no pueden determinar de modo definitivo si se ha producido una conmoción o cuándo el cerebro ha vuelto a la normalidad. En cambio, los médicos dependen de la sinceridad de los pacientes respecto de cómo se sienten: algo que no siempre sucede, especialmente cuando las personas están ansiosas por volver a hacer deportes u otra actividad física.
Generalmente, el cerebro tarda entre una semana y 10 días en volver a la normalidad. Es importante destacar que existe un riesgo doblemente mayor de sufrir otra conmoción durante este período de recuperación. Incluso una segunda lesión relativamente menor podría provocar el síndrome del segundo impacto. Esta afección poco frecuente puede producirse cuando a las personas se les permite regresar a sus actividades deportivas antes de haberse recuperado por completo y puede provocar discapacidad o la muerte.
Más y más médicos están recomendando que los atletas estudiantes hagan una prueba de referencia de la función cognitiva antes de que comience su temporada deportiva. Una de estas pruebas es la prueba imPACT®: una serie de ocho pruebas psicológicas informáticas. De esta forma, si un atleta sufre una lesión en la cabeza, los médicos pueden volver a hacer la prueba para ver si la lesión causó algún efecto cognitivo. Estas pruebas son una mejor forma de determinar si el cerebro de alguna persona regresó a la normalidad.
Mito n.º 5. El fútbol americano es el responsable de la gran mayoría de las conmociones.
La realidad: si bien muchas conmociones de hecho se producen en la cancha de fútbol americano y los riesgos de conmociones en los deportes han aparecido en primera plana últimamente, hay muchas otras actividades que presentan un riesgo grave de sufrir conmociones en los niños, incluidos el hockey, el fútbol y las actividades de las animadoras. Los accidentes en bicicleta y las caídas en las áreas de recreo son otras causas frecuentes de conmociones en los niños. De hecho, en toda la población de los EE. UU., los Centros para el Control de Enfermedades informan que las caídas representan casi el 41 % de los traumatismos craneales. Las caídas afectaron de manera desproporcionada a los grupos de menor y mayor edad.
La mejor defensa en contra de las conmociones
Si desea protegerse a sí mismo y a su familia contra los efectos de las conmociones, hay algo que debe hacer por encima de todo: sea sincero con su médico y siga sus consejos. Cuando los niños retomen una actividad deportiva tras sufrir una conmoción, no debe persistir ningún síntoma. Los médicos no pueden determinar esto a partir de pruebas; deben confiar en que sus pacientes hagan una evaluación sincera de cómo se sienten tras una conmoción.
Los médicos a menudo recomendarán retomar de manera gradual el cronograma de juego: un proceso de cuatro o cinco días que reincorpore lentamente la actividad física para el paciente que sufrió la conmoción. Los niños solo pueden avanzar hacia el próximo nivel de actividad física más enérgica una vez que no tengan más síntomas al hacer ejercicios más simples. Seguir estas pautas garantiza que su hijo sea saludable y esté listo para retomar la actividad deportiva.