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Los quistes son habitualmente indoloros pero si son grandes pueden molestar al caminar, al sentarse y al mantener relaciones sexuales.
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Los quistes pueden llegar a infectarse, formando un absceso doloroso.
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El médico habitualmente puede ver o palpar los quistes en un examen pélvico.
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El médico puede crear una abertura permanente del quiste al exterior o extirpar quirúrgicamente el quiste.
Las glándulas de Bartolino son unas glándulas muy pequeñas, redondeadas, que se encuentran en la vulva, a ambos lados de la abertura vaginal. Como se localizan en profundidad bajo la piel, habitualmente no pueden palparse. Estas glándulas contribuyen a la producción de fluidos para la lubricación durante las relaciones sexuales.
Si el conducto de la glándula se obstruye, la glándula comienza a llenarse de moco y se agranda. El resultado es un quiste. Estos quistes se desarrollan en torno al 2% de las mujeres, habitualmente alrededor de los 20 años. Los quistes pueden infectarse, formando un absceso. Al aumentar la edad, las mujeres son menos propensas a tener quistes y abscesos.
Normalmente, la causa de la obstrucción es desconocida. Raras veces los quistes son el resultado de una enfermedad de transmisión sexual, como la gonorrea.
¿Qué es un quiste en la glándula de Bartolino?
Síntomas
La mayoría de los quistes en las glándulas de Bartolino no producen síntomas. Pero si los quistes llegan a ser grandes, pueden causar molestias al sentarse, al caminar o en las relaciones sexuales. Las mujeres pueden notar un bulto indoloro cerca de la abertura de la vagina que produce asimetría en la vulva.
Si el quiste se infecta (se forma un absceso), produce dolor intenso y a veces fiebre. Los abscesos son sensibles al tacto. La piel sobre los quistes tiene aspecto rojizo y la mujer puede presentar una secreción vaginal.
Diagnóstico
La mujer debe consultar al médico en las siguientes circunstancias:
Si el quiste es suficientemente grande para que la mujer lo note o para producir síntomas, el médico puede verlo o palparlo en un examen pélvico. Por lo general, el médico sabe si el quiste está infectado a partir de su aspecto. Si aparece secreción, el médico envía una muestra al laboratorio para detectar otras infecciones, incluyendo enfermedades de transmisión sexual. Si se ha desarrolado un absceso, se cultiva una muestra procedente de líquido del absceso.
Dado que el cáncer de vulva a veces se asemeja a un quiste, el médico puede extirparlo para su examen al microscopio (biopsia), en especial si la mujer tiene más de 40 años de edad.
Tratamiento
Independientemente del tratamiento, a veces los quistes recidivan.
Tratamiento de los quistes en mujeres menores de 40 años
Si un quiste en la glándula de Bartolino causa poco dolor o ninguno, la mujer de menos de 40 años puede tratarlo ella misma. Puede usar un baño de asiento o sentarse en unos centímetros de agua caliente en una bañera. La vulva debe permanecer sumergida de 10 a 15 minutos, y repetir el proceso de 3 a 4 veces diarias. A veces los quistes desaparecen tras algunos días con este tratamiento. Si no es efectivo, la mujer debe consultar al médico.
En mujeres menores de 40 años, solo los quistes sintomáticos requieren tratamiento. El drenaje de los quistes no suele ser efectivo, ya que habitualmente se reproducen. Por tanto debe recurrirse a la cirugía para crear una abertura permanente del conducto glandular hacia la superficie de la vulva. Así, si los fluidos vuelven a llenar el quiste, pueden drenar. Después de inyectar un anestésico local para insensibilizar la zona, se realiza uno de los siguientes procedimientos:
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Colocación de un catéter: se practica una pequeña incisión en el quiste para insertar en él un pequeño tubo (catéter) con un globo en la punta. Una vez colocado, se infla el globo y el catéter se deja allí de 4 a 6 semanas, formándose una abertura permanente. El catéter se inserta y retira en la consulta médica. Las mujeres pueden hacer sus actividades normales mientras el catéter está colocado, aunque las relaciones sexuales pueden resultar incómodas.
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Marsupialización: el médico realiza un pequeño corte en el quiste y sutura sus bordes internos con la superficie de la vulva. En la marsupialización se crea una abertura permanente en el quiste para que se pueda producir su drenaje según sea necesario. Esta intervención se realiza en un quirófano ambulatorio. A veces se precisa anestesia general.
Después de estos procedimientos, la mujer puede tener secreción durante algunas semanas. Habitualmente, solo se precisa el uso de salvaslips. Tomar baños de asiento varias veces al día suele aliviar las molestias y acelerar la curación.
Si los quistes vuelven a aparecer, pueden extirparse quirúrgicamente. Este procedimiento se realiza en el quirófano.
Tratamiento de los quistes en mujeres de 40 años o más
Tratamiento de los abscesos
Para un absceso, el tratamiento inicial consiste en practicar una pequeña incisión en el absceso para drenarlo. Si el absceso se vuelve a llenar después de drenarse, se puede realizar una marsupialización, en la que se crea una abertura permanente para evitar que el absceso se vuelva a llenar. En casos contados, el tratamiento inicial comporta la inserción de un catéter en el absceso para drenarlo o bien la marsupialización.
Si la piel y los tejidos situados debajo de la piel que rodea al absceso están infectados (lo que se denomina celulitis), se administran antibióticos por vía oral durante 1 semana además de drenar el absceso. Es posible que la mujer requiera ingreso hospitalario según lo enferma que esté.