Los defectos congénitos del cráneo y de la cara que se dan con mayor frecuencia son el labio leporino y el paladar hendido, que afectan a cerca de 2 de cada 1000 bebés.
La hendidura del labio y la del paladar con frecuencia se producen a la vez.
Ambos factores, ambientales y genéticos, pueden estar relacionados con la formación de un labio leporino o un paladar hendido. El consumo de tabaco, alcohol u otras drogas por parte de la madre durante el embarazo puede aumentar el riesgo de tener un bebé que nazca con labio leporino o paladar hendido. Tener un hijo que nace con labio leporino o fisura palatina aumenta el riesgo de tener un segundo hijo con este tipo de defecto congénito.
El labio leporino es desfigurante e impide que el bebé cierre los labios cuando succiona el pezón. El paladar hendido afecta la alimentación y el habla y aumenta el riesgo de infecciones del oído. Existen varias opciones disponibles para ayudar a los bebés a comer mejor, dependiendo de la deformidad. Las opciones comprenden el uso de tetinas de biberón diseñadas especialmente, un dispositivo dental que puede sellar temporalmente el paladar para que los bebés puedan mamar mejor, un alimentador que se puede exprimir para obtener fórmula y un paladar artificial que se puede moldear hasta la parte superior de la boca del lactante.
Tratamiento
Las hendiduras labiales y palatinas se corrigen mediante una intervención quirúrgica. El momento adecuado para la cirugía depende de la deformidad y del lactante. Para un paladar hendido, a menudo se realiza un procedimiento quirúrgico en dos etapas. El labio leporino, la nariz y el paladar blando (la parte blanda y lisa de la parte posterior del paladar) se reparan entre los 3 y los 6 meses de edad. Luego, el paladar duro (la parte frontal dura del surco del paladar) se repara entre los 15 y los 18 meses de edad. Es posible que se necesiten tratamientos dentales y de ortodoncia, terapia del habla y asesoramiento cuando el niño sea mayor.
La probabilidad de que se desarrollen las hendiduras labiales y palatinas se reduce si la madre toma ácido fólico antes del embarazo y durante el primer trimestre del mismo.
Los genes anómalos pueden estar relacionados con la formación de un labio leporino o un paladar hendido, por tanto las familias afectadas pueden beneficiarse del asesoramiento genético.