(Véase también Generalidades sobre los trastornos de ansiedad en niños y adolescentes y Fobia social).
Signos y síntomas
Los primeros síntomas del trastorno de ansiedad social en los adolescentes pueden ser preocupación excesiva antes de asistir a un evento social o preparación excesiva para una presentación en clase. Los primeros síntomas en los niños pueden ser las rabietas, el llanto, la congelación, el apego o el aislamiento en situaciones sociales. Pueden seguir las conductas de evitación (p. ej., negarse a ir a la escuela, no ir a fiestas, no comer delante de los demás). A menudo, las manifestaciones son somáticas (p. ej., "Me duele el estómago", "Tengo dolor de cabeza"). Algunos niños tienen antecedentes de muchas consultas y evaluaciones médicas en respuesta a los síntomas somáticos.
Los niños afectados tienen terror de ser humillados frente a sus compañeros por dar una respuesta incorrecta, decir algo inapropiado, pasar un mal momento o, incluso, vomitar. En algunos casos, el trastorno de ansiedad social surge de un incidente desafortunado y embarazoso. En los casos graves, los niños pueden negarse a hablar por teléfono o, incluso, a salir de su casa.
Diagnóstico
Para diagnosticar un trastorno de ansiedad social, la ansiedad debe persistir durante ≥ 6 meses y estar constantemente presente en lugares similares (p. ej., los niños están preocupados por todas las presentaciones en clase en lugar de sólo los ocasionales o los de una clase específica). La ansiedad debe ocurrir en los contextos de pares y no sólo durante las interacciones con los adultos.
Tratamiento
La terapia conductual es el pilar del tratamiento para el trastorno de ansiedad social. No debe permitirse que los niños falten a la escuela. La ausencia sólo sirve para que se vuelvan más renuentes a asistir a la escuela.
Si los niños y los adolescentes no están suficientemente motivados para participar en la terapia conductista o no responden de manera adecuada a ella, puede ser útil un ansiolítico, por ejemplo, un ISRS (véase tabla Fármacos para el tratamiento a largo plazo de la ansiedad y otros desórdenes). El tratamiento con un ISRS puede reducir la ansiedad lo suficiente para facilitar la participación de los niños en la terapia conductista.