Los primeros signos son fragilidad de la piel, moretones y, a veces, ampollas. Las lesiones suelen causar picazón leve a grave. En los niños, la apariencia del liquen escleroso puede confundirse con la de un abuso sexual. Con el tiempo, el tejido afectado se vuelve atrófico, afinado, hipopigmentado (puede haber manchas de hiperpigmentación posinflamatoria), fisurado y con escamas. Existen formas hiperqueratósicas y fibróticas.
Los casos graves y de larga evolución pueden causar cicatrización y distorsión o absorción de la arquitectura anogenital normal. En las mujeres, esta distorsión puede incluso conducir a la destrucción completa de los labios menores y el clítoris. En los hombres, puede producirse una fimosis o fusión del prepucio con el surco coronal.
Diagnóstico
El diagnóstico del liquen escleroso suele ser clínico, sobre todo en los casos avanzados; no obstante, debe realizarse biopsia en toda dermatosis anogenital que no se resuelve con la terapia convencional (p. ej., hidrocortisona tópica, antifúngicos). Es de especial importancia biopsiar toda área que se engrose o se ulcere, debido a que el liquen escleroso se asocia con frecuencia elevada con el carcinoma epidermoide.
Tratamiento
El tratamiento de la pitiriasis liquenoide consiste en corticoides tópicos potentes (fármacos que, por otra parte, deben utilizarse con sumo cuidado en estas áreas). La enfermedad es de difícil curación, por lo que son necesarios un tratamiento y seguimiento a largo plazo.
Se debe controlar la aparición de carcinoma epidermoide y la disfunción sexual y brindar apoyo psicológico.
Conceptos clave
-
El liquen escleroso puede causar hematomas anogenitales, prurito o ampollas tempranas, y atrofia y cicatrices más adelante.
-
El riesgo subsiguiente de carcinoma escamocelular es mayor.
-
Considere el diagnóstico en toda dermatosis anogenital persistente y en niños con dermatosis anogenital.
-
Tratamiento a largo plazo con corticosteroides tópicos de alta potencia, monitorización estrecha y apoyo sexual y psicológico.