La hepatitis D es causada por un virus RNA defectuoso (agete delta) que solo puede replicarse en presencia del virus de la hepatitis B. Este virus aparece con poca frecuencia como coinfección en la hepatitis B aguda o como sobreinfección en la hepatitis B crónica.
(Véase también Causas de hepatitis, Generalidades sobre la hepatitis viral aguda, y Generalidades sobre la hepatitis viral crónica.)
La hepatitis D se transmite generalmente por contacto parenteral o mucoso con sangre o líquidos corporales infectados. Los hepatocitos infectados contienen partículas delta cubiertas por el antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg).
La prevalencia del virus de hepatitis D (HDV) varía en forma amplia según la región, con áreas endémicas en varios países. Los drogadictos por vía parenteral presentan un riesgo relativamente alto pero, a diferencia del virus de la hepatitis B (HBV), HDV no infecta en forma amplia a la comunidad de hombres que tienen sexo con hombres.
Síntomas y signos de la hepatitis D
La infección aguda por hepatitis D normalmente se manifiesta como
Infección aguda por HBV inusualmente grave (coinfección)
Una exacerbación aguda en portadores crónicos del HBV (sobreinfección)
Infección crónica por jHBV con una evolución relativamente agresiva
Diagnóstico de la hepatitis D
Pruebas serológicas
En el diagnóstico inicial de la hepatitis aguda, la hepatitis viral debe diferenciarse de otros trastornos que ocasionan ictericia (véase figura Aproximación diagnóstica simplificada a las posibles hepatitis virales agudas). Si se sospecha hepatitis viral aguda, deben solicitarse las siguientes pruebas en busca del virus de la hepatitis A, B y C:
Anticuerpo IgM contra el virus de la hepatitis A (anti-HAV)
Antígeno de superficie de hepatitis B (HBsAg)
Anticuerpo IgM contra el núcleo (core) del virus de hepatitis B (IgM anti-HBc)
Anticuerpo contra el virus de la hepatitis C (anti-HCV) y PCR (polymerase chain reaction) para el RNA de hepatitis C (HCV-RNA)
Si las pruebas serológicas para la hepatitis B confirman la infección y las manifestaciones clínicas son graves, se deben medir los niveles de anticuerpos contra HDV (anti-HDV). Anti-HDV implica infección activa. Puede no ser detectable hasta semanas después de la enfermedad aguda.
Tratamiento de la hepatitis D
Tratamiento de sostén
Ningún tratamiento atenúa la evolución de la hepatitis viral aguda incluso de la hepatitis D. Debe evitarse el alcohol, porque puede aumentar la lesión hepática. Las restricciones en la dieta o la actividad, como el reposo en cama que suele prescribirse, no poseen un fundamento científico.
El único fármaco ampliamente recomendado para el tratamiento de la hepatitis D crónica es el interferón alfa, aunque el IFN-alfa pegilado es igual de eficaz. Se recomienda el tratamiento por 1 año, aunque no se ha establecido si los tratamientos más largos son más efectivos. La bulevirtida está disponible para el tratamiento de la hepatitis D en Europa. La hepatitis D también se trata en el contexto de ensayos clínicos.
Prevención de la hepatitis D
No se desarrollaron productos para la inmunoprofilaxis de la hepatitis D. No obstante, la prevención de la infección por HBV evita la infección por HDV.
Conceptos clave
La hepatitis D solo ocurre con la hepatitis B.
Sospechar hepatitis D sobre todo cuando los casos de hepatitis B son graves o cuando los síntomas de la hepatitis B crónica están empeorando.
Tratar y prevenir infecciones como la hepatitis B.