Dolor de garganta

PorMarvin P. Fried, MD, Montefiore Medical Center, The University Hospital of Albert Einstein College of Medicine
Revisado/Modificado may. 2023
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El dolor de garganta es el dolor en la parte posterior de la faringe.

Un dolor de garganta puede ser muy doloroso y generalmente empeora al tragar.

Muchos pacientes con dolor de garganta se niegan a comer o beber. A veces el dolor también se siente en el oído porque los nervios de la parte posterior de la garganta pasan muy cerca de los nervios del oído.

Causas del dolor de garganta

El dolor de garganta suele ser consecuencia de una infección (véase la tabla Algunas causas infecciosas y características del dolor de garganta). La causa más frecuente es

  • Faringoamigdalitis

Causas de dolor de garganta mucho menos comunes pero más graves son

  • Absceso

  • Infección de la epiglotis (epiglotitis)

  • Tumores

El absceso faríngeo, la epiglotitis y los tumores son motivo de especial preocupación, ya que pueden obstruir las vías respiratorias.

La irritación de la garganta y el dolor de garganta leve también pueden tener su origen en sequedad, irritantes, enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) y tensión vocal (como cuando se grita).

Faringoamigdalitis

La faringoamigdalitis es la infección de las amígdalas (áreas de tejido linfoide localizadas en la parte posterior de la garganta) y la garganta (faringe). Los médicos pueden utilizar el término amigdalitis cuando las amígdalas están especialmente inflamadas o el término faringitis cuando las amígdalas no están especialmente inflamadas o cuando la persona afectada que carece de amígdalas presenta dolor de garganta.

La faringoamigdalitis suele estar producida por un virus, por lo general uno de los virus que causan el resfriado común. La mayoría de los resfriados comunes comienzan con un leve dolor de garganta. Una causa vírica menos común es la mononucleosis aguda (causada por el virus Epstein-Barr), que se presenta principalmente en niños y adultos jóvenes. El coronavirus que causa la COVID-19 y otros coronavirus también pueden causar dolor de garganta. Con menor frecuencia aún, el dolor de garganta puede formar parte de la infección inicial por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o puede deberse a infecciones fúngicas crónicas en pacientes con VIH, como la candidiasis oral.

Alrededor del 10% de los dolores de garganta en adultos (y un porcentaje un poco más alto en los niños) son causados por un tipo de bacteria Streptococcus (estreptococos). Esta infección se denomina a menudo faringoamigdalitis estreptocócica. La faringoamigdalitis estreptocócica es poco frecuente en niños menores de 2 años de edad. Sin tratamiento, las infecciones por estreptococos pueden conducir a complicaciones graves como fiebre reumática (en la actualidad poco frecuente en los países desarrollados), un trastorno renal llamado glomerulonefritis o un absceso)

Otras causas bacterianas poco comunes incluyen la gonorrea y la difteria (en países con bajas tasas de vacunación).

Absceso

Se puede formar una acumulación de pus (absceso) por debajo o cerca de una de las amígdalas (absceso periamigdalino). La causa más común es una infección por estreptococos que se ha extendido desde las amígdalas hacia los tejidos más profundos. En los niños pequeños, se puede formar un absceso en el tejido situado en la parte posterior de la garganta (absceso retrofaríngeo).

Epiglotitis

La epiglotis es una pequeña lengüeta de tejido que cierra la entrada a la laringe y a la tráquea durante la deglución. La epiglotis se puede infectar por ciertas bacterias (epiglotitis). La infección produce intenso dolor e inflamación. La inflamación puede cerrar la tráquea, sobre todo en bebés y niños. La epiglotitis solía ocurrir principalmente en niños y por lo general estaba ocasionada por la bacteria Haemophilus influenzae tipo B (Hib). Hoy en día, la epiglotitis es muy poco frecuente en niños porque la mayoría reciben la vacuna contra la bacteria Hib, si bien dicha bacteria continúa siendo una causa de enfermedad entre los adultos y los niños no vacunados.

Evaluación del dolor de garganta

No todos los dolores de garganta requieren ser valorados por un médico de forma inmediata. La siguiente información puede ser útil a la hora de decidir cuándo es necesaria la valoración por parte de un médico, así como para saber qué puede esperarse durante esa valoración.

Signos de alarma

En los pacientes con dolor de garganta, ciertos síntomas y características son motivo de preocupación. Entre estos factores se incluyen los siguientes

  • Un sonido chirriante al inspirar (estridor)

  • Cualquier signo de dificultad para respirar (especialmente cuando los niños se sientan erguidos e inclinados hacia adelante, con el cuello inclinado hacia atrás y la mandíbula hacia delante para tratar de ayudarles a respirar mejor)

  • Babeo

  • Voz apagada, en «patata caliente» (hablando como si se tuviese un objeto caliente en la boca)

  • Protuberancia visible en la parte posterior de la garganta

Cuándo acudir al médico

Las personas con signos de alarma deben acudir al hospital de inmediato.

Los pacientes con dolor de garganta, pero sin signos de alarma deben llamar a su médico. A los pacientes con síntomas típicos de resfriado y malestar leve se les recomienda permanecer en casa y tratar sus síntomas con medicamentos sin receta médica. Los pacientes con dolor intenso y/u otros síntomas (como fiebre, fatiga extrema, o una tos productiva) por lo general deben ser valorados de immediato.

Actuación del médico

En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del paciente y su historial médico y, a continuación, realiza una exploración física. Los antecedentes clínicos y la exploración física ayudan al médico a decidir si son necesarias las pruebas complementarias y cuáles (véase la tabla Algunas causas infecciosas y características del dolor de garganta).

Durante la historia clínica, el médico pregunta sobre:

  • Síntomas como goteo nasal, tos y dificultad para tragar, hablar o respirar

  • Si el paciente ha tenido alguna sensación de fatiga generalizada e intensa antes de que apareciese el dolor de garganta (sugiere mononucleosis)

  • Si el paciente ha presentado algún episodio previo de mononucleosis (rara vez se produce la mononucleosis en dos ocasiones).

  • Si el paciente tiene algún factor de riesgo para la gonorrea (como un contacto sexual oral-genital reciente) o para la infección por VIH (tales como el sexo sin protección, múltiples parejas sexuales, o el abuso de drogas por vía intravenosa)

Durante la exploración, el médico se centra en la nariz y la garganta. Sin embargo, si el médico sospecha una epiglotitis en niños (porque hay signos de alarma y no hay pruebas que sugieran un resfriado), no explora la garganta en la consulta porque la simple inserción de un depresor lingual puede causar un espasmo que provoque la obstrucción completa de la vía aérea.

Si no se sospecha una epiglotitis, el médico hace lo siguiente:

  • Inspecciona la boca para ver si la garganta y/o las amígdalas están enrojecidas, si hay manchas blancas (exudado) en las amígdalas, o si existen zonas abultadas, lo que sugiere un absceso

  • Explora el cuello en busca de ganglios linfáticos aumentados de tamaño y dolorosos a la palpación

  • Palpa el abdomen en busca de un aumento de volumen del bazo, que puede ocurrir en personas con mononucleosis

Tabla

Pruebas complementarias

La necesidad de realizar pruebas complementarias depende de los antecedentes clínicos y la exploración física, en particular si hay signos de alarma.

Entre las pruebas que pueden realizarse se encuentran

  • Detección rápida del antígeno estreptocócico (en niños)

  • Cultivo de garganta (en adultos)

  • Fibrolaringoscopia flexible

  • Radiografías del cuello

La primera preocupación del médico es reconocer qué pacientes podrían tener una epiglotitis. El estridor y el babeo son signos de alarma, sobre todo en pacientes que parecen graves o que presentan dificultad para respirar. En tales casos, no se deben obtener radiografías. En su lugar, el médico explora la garganta con un endoscopio de fibra óptica delgado y flexible que se introduce por la nariz (fibrolaringoscopia). Dado que los niños son más propensos a presentar un bloqueo repentino y completo de las vías respiratorias cuando se examina la garganta, el médico minimiza el riesgo practicando esta exploración solo en el quirófano, donde se dispone del equipo y el personal para el manejo avanzado de la vía aérea. En los adultos que no parecen graves y que no tienen síntomas respiratorios se pueden obtener radiografías del cuello para detectar una epiglotis inflamada o bien realizar una fibrolaringoscopia en el servicio de urgencias o en la consulta del especialista.

A pesar de lo que muchos piensan, es difícil para los médicos distinguir solo por el aspecto una faringoamigdalitis estreptocócica de un dolor de garganta causado por un virus. Ambos cuadros pueden causar una garganta muy enrojecida con manchas blancas. Por lo tanto, a menos que la persona afectada tenga claramente un simple resfriado, se suelen hacer pruebas para diagnosticar la faringoamigdalitis estreptocócica. Hay dos tipos de prueba, la detección rápida del antígeno estreptocócico y el cultivo de muestras de la garganta. Ambas se llevan a cabo en una muestra tomada de la parte posterior de la garganta con un hisopo. La determinación rápida del antígeno estreptocócico puede hacerse en la consulta en unos 20 minutos. Generalmente únicamente se hace en niños. Si los resultados son positivos, se trata al niño con antibióticos contra la faringoamigdalitis estreptocócica. Si los resultados son negativos, se envía al laboratorio otra muestra para su cultivo (se cultivan en un gel especial de modo que permita identificar los microorganismos). Si los adultos necesitan pruebas para la faringoamigdalitis estreptocócica, se suele hacer solo un cultivo porque pueden tener otra infección bacteriana que no sería identificada por la prueba de determinación rápida de antígeno estreptocócico.

Un absceso es a menudo evidente durante la exploración clínica. El médico puede diagnosticar y tratar el absceso al mismo tiempo que introduce una pequeña aguja en la zona inflamada después de aplicar un aerosol anestésico en la garganta. Si sale pus, se confirma el absceso, debiéndose extraer la mayor cantidad de pus posible. Si la ubicación y la extensión de un absceso no están claras, se solicita una tomografía computarizada (TC) del cuello.

El médico únicamente hace análisis de sangre para la mononucleosis o el VIH cuando sospecha que el paciente podría presentar alguna de estas infecciones.

Tratamiento del dolor de garganta

Los médicos tratan cualquier causa específica de dolor de garganta. Por ejemplo, se administran antibióticos a los pacientes con faringoamigdalitis estreptocócica u otras infecciones bacterianas.

Es importante aliviar el dolor de garganta de manera que el paciente pueda comer y beber. Ibuprofeno o paracetamol (acetaminofeno) ayudan a aliviar el dolor y la fiebre. Los pacientes con dolor intenso pueden necesitar utilizar a corto plazo opiáceos (como oxicodona o hidrocodona). Las gárgaras de agua caliente con sal y la utilización de aerosoles o medicamentos para la garganta (como los que contienen benzocaína, lidocaína o diclonina) pueden contribuir de forma temporal a aliviar el dolor, pero estos medicamentos deben tomarse solo en la cantidad prescrita, nunca en cantidades superiores. Antes de que el niño recupere el apetito, proporcionarle sopa es una buena manera de mantenerlo bien hidratado y nutrido cuando la deglución es dolorosa.

Conceptos clave

  • La mayoría de los dolores de garganta son causados por una faringoamigdalitis vírica y se resuelven sin tratamiento.

  • En ocasiones, el dolor de garganta está producido por ciertas bacterias (particularmente estreptococos) ocasionando una faringoamigdalitis estreptocócica.

  • Es difícil para los médicos, sin utilizar pruebas complementarias, distinguir la faringoamigdalitis vírica de la bacteriana.

  • Los abscesos y la epiglotitis son causas raras pero graves de dolor de garganta.

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