La consciencia consta de dos partes:
Cuando se altera el estado de vigilia (el estado de alerta), la persona afectada no responde normalmente al mundo exterior (por ejemplo, cuando se les toca o se les habla), y no adquiere información de él. Si la vigilia está alterada, las personas suelen parecer lentas, somnolientas, inconscientes o dormidas. Puede ser difícil despertarla, como ocurre en el estupor, o incluso imposible, como ocurre en el estado de coma. La alteración de la vigilia a menudo se denomina alteración de la consciencia.
El contenido de la consciencia depende de la función mental (cognitiva) e implica la comprensión y el procesamiento de lo que se experimenta y se encuentra. Cuando la funcionalidad mental está alterada, la persona afectada presenta problemas de memoria, pensamiento, juicio y aprendizaje, como ocurre en la demencia.
Con frecuencia, los trastornos que alteran el estado de vigilia también afectan a la funcionalidad mental, como ocurre en el delirio.