En las personas con demencia, como la enfermedad de Alzheimer, los patrones de sueño suelen ser anómalos. Al progresar la demencia, el tiempo que se pasa en la fase de sueño superficial aumenta, de modo que las personas se despiertan con facilidad.
Los afectados de demencia también tienen además trastornos que contribuyen a los problemas del sueño. Enfermedades como la artritis, la deshidratación y las infecciones pueden causar dolor o malestar que afecta al sueño. El uso de ciertos fármacos o las interacciones entre estos también lo perturban.
Tratamiento
El tratamiento de la demencia o de cualquier trastorno subyacente que cause dolor o molestias puede ayudar a mejorar el sueño.
Pueden tenerse en cuenta las siguientes medidas generales:
En personas con demencia, los medicamentos para ayudar a dormir (sedantes) causan confusión, caídas y agitación, de modo que no se utilizan.