Los tumores ginecológicos no cancerosos (benignos) son los quistes, los pólipos y los miomas. Los tumores benignos pueden desarrollarse en la vulva, la vagina, el útero o los ovarios.
Los quistes son sacos cerrados, separados del tejido que los rodea. A menudo contienen líquido o material semisólido. Los quistes que se producen frecuentemente en los órganos genitales son los siguientes:
En ocasiones, los quistes o tumores en un ovario pueden ocasionar que el mismo se torsione, un trastorno denominado torsión de anejo.
Con muy poca frecuencia, algunos crecimientos ginecológicos se vuelven cancerígenos.
Entre otras alteraciones ginecológicas se encuentran
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Adenomiosis: el tejido de las glándulas del recubrimiento del útero forma una protuberancia en la pared del útero
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Estenosis cervical: estrechamiento del conducto a través de la porción inferior del útero (cuello uterino) hacia la parte superior más amplia (cuerpo)