Los fármacos tópicos (fármacos aplicados directamente sobre la piel) constituyen el pilar del tratamiento de los trastornos cutáneos. Los medicamentos sistémicos se toman por vía oral o se administran mediante inyección y se distribuyen por todo el organismo. En pocas ocasiones, cuando se necesita aplicar un medicamento de elevada concentración en la zona afectada, se inyecta el fármaco justo por debajo de la piel (inyección intradérmica).
La piel aporta una barrera notablemente eficaz contra las infecciones bacterianas y, aun cuando muchas bacterias entran en contacto o residen en ella, por lo general no producen infecciones. Las infecciones bacterianas pueden afectar a una pequeña zona de la piel o extenderse por toda la superficie corporal. Igualmente, pueden variar en agresividad, de leves a potencialmente mortales.
Una ampolla (bulla o vesícula, según su tamaño) es una burbuja llena de líquido que se forma debajo de una capa fina de piel muerta. El líquido es una mezcla de agua y proteínas que exuda del tejido lesionado. Las ampollas se forman con más frecuencia como respuesta a una lesión específica, como una quemadura o una irritación que, por regla general, solo afecta a las capas superiores de la piel. Estas ampollas se curan rápidamente, en general sin dejar cicatrices. Las ampollas que aparecen como parte de una enfermedad sistémica (en todo el cuerpo) comienzan en las capas más profundas de la piel y afectan a zonas extensas. Estas ampollas se curan más lentamente y pueden dejar cicatrices.
Los callos son bultos de piel endurecida, en forma de cono, que se forman frecuentemente en la superficie superior de los dedos más pequeños del pie, especialmente sobre una articulación. Las callosidades, también llamadas durezas o duricias, son engrosamientos de la piel planos y más extensos localizados generalmente en la palma de la mano o en la planta del pie.
Los hongos suelen localizarse en las áreas húmedas del cuerpo donde dos superficies cutáneas entran en contacto: entre los dedos de los pies, en la zona genital y debajo de las mamas. Las infecciones fúngicas de la piel más habituales son causadas por levaduras (como Candida o Malassezia furfur), o dermatofitos, como Epidermophyton, Microsporum, y Trichophyton. Muchos de estos hongos viven solo dentro de la capa más externa de la piel (estrato córneo) y no penetran en zonas más profundas. Las personas obesas son más propensas a sufrir estas infecciones porque tienen un exceso de pliegues cutáneos; especialmente si la piel situada en el interior de un pliegue cutáneo se irrita y se desprende ( intertrigo). Los diabéticos también suelen ser más propensos a los hongos.
El pelo se origina en los folículos pilosos. Estos folículos se encuentran en la dermis, que es la capa de piel entre la epidermis (la capa superficial) y la capa de grasa (también denominada capa subcutánea). Los folículos pilosos están presentes en toda la piel excepto en los labios, las palmas de las manos y las plantas de los pies. El pelo nuevo se origina en la matriz pilosa que se encuentra en la base del folículo piloso. Las células que viven en la matriz se multiplican y empujan hacia arriba. Estas células se deshidratan rápidamente, mueren y se compactan en una masa densa y dura que forma el tallo del cabello, que se compone de proteínas muertas y está cubierto por un revestimiento delicado (cutícula) de escamas similares a una lámina.
El sistema inmunitario desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la salud de los tejidos de todo el cuerpo. El sistema inmunitario reacciona a los invasores, tales como microorganismos, sustancias extrañas o células cancerosas, y desencadena la inflamación para atacar a los invasores. Por lo general, la reacción del sistema inmunitario protege al cuerpo y contribuye a la curación. Sin embargo, a veces el sistema inmunológico reacciona de forma exagerada, o bien la reacción está mal dirigida a los tejidos sanos y causa inflamación y daño intensos. Estas respuestas anormales del sistema inmunológico se denominan reacciones de hipersensibilidad. Algunas reacciones de hipersensibilidad se denominan alergias, especialmente cuando ocurren después de la exposición a sustancias que por lo general son inofensivas para la mayoría de las personas. Las reacciones de hipersensibilidad pueden afectar la piel y causar trastornos como los siguientes:
Las uñas se pueden ver afectadas por muchos trastornos, como las deformidad y distrofia, lesiones, las infecciones y las uñas encarnadas. Las infecciones pueden afectar cualquier parte de la uña y no necesariamente cambian su apariencia. La mayoría de las infecciones de uña son por hongos ( onicomicosis), pero también existen infecciones víricas y bacterianas.
Las células de la piel y el tejido subyacente pueden acumular y causar crecimientos. Los crecimientos pueden ser elevados o planos y varían de color, desde marrón oscuro o negro a color carne o rojo. Pueden estar presentes en el nacimiento o desarrollarse más tarde.
La melanina es el pigmento que produce varios tonos y colores de la piel, el cabello y los ojos humanos. La coloración (pigmentación) viene determinada por la cantidad de melanina en la piel. Sin esta, la piel tendría un color blanco pálido con gamas de color rosa, causadas por el flujo de sangre a través de ella. Las personas de tez clara producen muy poca melanina, las de piel más oscura producen cantidades moderadas y aún más los de piel muy oscura. Las personas con albinismo no tienen melanina o tienen muy poca, por lo que su piel tiene un aspecto blanco o de color rosa claro. Por lo general, la melanina se distribuye en la piel de forma bastante uniforme, pero en algunas ocasiones se tienen zonas o parches de piel con más melanina. Entre tales zonas se incluyen las pecas, las manchas de la edad ( lentigos), y el melasma.
La psoriasis, la parapsoriasis, el pitiriasis rosada, pityriasis rubra pilaris, liquen plano y el liquen escleroso son diferentes trastornos cutáneos que han sido agrupados porque las protuberancias, erupciones, escamas y decoloración cutánea que provocan presentan características similares. Es decir, las erupciones y protuberancias tienen bordes bien definidos y las escamas por lo general no forman costras ni se rompen supurando líquido.
El cáncer de piel es el tipo de cáncer más frecuente. El cáncer de piel es más común entre las personas que trabajan o practican deportes al aire libre y entre los que toman el sol. Las personas de piel clara son particularmente susceptibles de desarrollar la mayoría de las formas de cáncer de piel porque producen menos melanina. La melanina, el pigmento protector que se encuentra en la capa externa de la piel (epidermis), ayuda a proteger la piel de la luz ultravioleta (UV). Sin embargo, el cáncer de piel también puede desarrollarse en personas de piel oscura y en personas cuya piel no haya tenido una exposición al sol significativa. Los cánceres de piel también pueden aparecer años después de un tratamiento con rayos X o una exposición a sustancias que causan cáncer (por ejemplo, ingestión de arsénico).
La luz solar estimula la producción de vitamina D, ayuda a controlar algunos trastornos crónicos de la piel (como la psoriasis) y causa una sensación de bienestar. Sin embargo, la luz solar puede causar daños en la piel.
El molusco contagioso es una infección cutánea contagiosa causada por un poxvirus que produce la formación de protuberancias rosas o blancas, en forma de cúpula y lisas o cerosas.