En las neoplasias mieloproliferativas (mielo = médula ósea; proliferativas = multiplicación rápida; y neoplasia = nuevo crecimiento anormal), las células hematopoyéticas (que producen sangre) de la médula ósea (células precursoras) se desarrollan y reproducen en exceso, o se ven reemplazadas por el crecimiento excesivo de tejido fibroso. A veces, las células hematopoyéticas (productoras de sangre) aparecen y se reproducen en el bazo y en el hígado. Las neoplasias mieloproliferativas son consecuencia de mutaciones genéticas. Por lo general, estos trastornos son adquiridos y no hereditarios, aunque, en algunos casos poco frecuentes, existen familias en las que varios miembros los padecen.