(Véase también Introducción a los trastornos conjuntivales y esclerales.)
La epiescleritis se produce en adultos jóvenes y afecta a las mujeres con mayor frecuencia que a los varones. En general, la inflamación afecta solo a una pequeña porción del globo ocular y produce un área enrojecida y abultada, en ocasiones ligeramente amarillenta. Este trastorno no suele ser un signo de cualquier otra enfermedad, pero a veces se produce en personas con enfermedades inflamatorias sistémicas (como por ejemplo lupus o artritis reumatoide) o que hayan tenido un herpes zóster en la frente y el ojo.
Los síntomas adicionales consisten en sensibilidad ocular al tacto e irritación, junto con un leve aumento del lagrimeo e incremento moderado de la sensibilidad a la luz brillante. La alteración tiende a desaparecer, y puede volver a presentarse. El diagnóstico se basa en la valoración de los síntomas y en el aspecto de los ojos.
Tratamiento
La episcleritis no suele necesitar tratamiento. Los colirios que constriñen (estrechan) los vasos sanguíneos oculares, como la tetrahidrozolina, pueden reducir temporalmente el enrojecimiento. Sin embargo, estas gotas se deben usar solo en ocasiones especiales porque su uso regular conduce incluso a más enrojecimiento (llamado "efecto rebote").
Para tratar una crisis, pueden utilizarse colirios con corticoesteroides o fármacos antiinflamatorios no esteroideos por vía oral, para lograr que los síntomas desaparezcan con más rapidez.