Las maniobras para socorrer el atragantamiento con frecuencia salvan la vida de la persona que lo sufre. La mayoría de las veces, los adultos se atragantan con un trozo de comida, como un pedazo grande de carne. Los lactantes no tienen bien desarrollado el reflejo de la deglución y pueden atragantarse si se les dan alimentos pequeños y redondos, como cacahuetes o caramelos duros. Los niños, especialmente los más pequeños, pueden también atragantarse con globos, juguetes, monedas y otros objetos no comestibles que se llevan a la boca, además de alimentos (particularmente alimentos blandos con forma redondeada, como perritos calientes, hot dogs, caramelos redondos, frijoles, frutos secos y uvas).
El primer síntoma suele ser la tos, y a menudo es tan grave que la persona no puede pedir ayuda. Es posible que el afectado se sujete la garganta con ambas manos. La respiración y el habla pueden debilitarse o interrumpirse. La persona no puede emitir sonidos agudos o jadeos, adquiere una coloración azul y puede sufrir una convulsión o desmayarse.
Tratamiento de primeros auxilios
Si hay más de un rescatador disponible, uno debe llamar a atención médica de emergencia mientras el otro comienza a tratar a la persona que se está atragantando. Si solo hay un rescatador disponible, espere a pedir ayuda hasta después de intentar despejar las vías respiratorias de la persona que se está atragantando.
Un golpe fuerte de tos suele expulsar el objeto que obstruía la vía respiratoria.
Si no puede toser, el rescatador debe administrar compresiones abdominales (maniobra de Heimlich), lo que aumenta la presión en el abdomen y el tórax y ayuda a expulsar el objeto.
Si la persona está consciente, el que la auxilia se coloca por detrás y le rodea el abdomen con los brazos. Cierra la mano en forma de puño. El pulgar debe quedar en el interior del puño, y el lado del pulgar del puño debe apuntar hacia dentro, hacia la persona. El rescatador coloca el puño entre el esternón y el ombligo. La otra mano la coloca firmemente sobre la mano cerrada en puño. Luego comprime enérgicamente con las manos, hacia arriba y hacia dentro 5 veces consecutivas. El rescatista debe arrodillarse y emplear menos fuerza si la persona es un niño menor de 5 años o pesa menos de 20 kg. Deben repetirse varias series de compresiones hasta que se consiga expulsar el objeto. Si la persona pierde el conocimiento, el rescatador debe detener inmediatamente las compresiones y tratar de eliminar la obstrucción de las vías respiratorias por otros medios.
Tras comprobar que la persona está inconsciente, debe revisar la boca y la garganta para comprobar la presencia de objetos visibles que puedan estar bloqueando las vías respiratorias y, si los hay, los retira. Si la persona no comienza entonces a respirar, puede ser que la lengua esté obstruyendo las vías respiratorias. El rescatador inclina la cabeza de la persona ligeramente hacia atrás y le levanta la barbilla para desplazar la lengua y abrir de este modo las vías respiratorias. Si la persona no respira, se puede practicar la respiración boca a boca. Si el tórax no se eleva indica que las vías respiratorias todavía están bloqueadas (ver Paro cardíaco : Tratamiento de primeros auxilios).
Las compresiones abdominales no se deben realizar en bebés. En su lugar, se pone al bebé boca abajo, con el tórax reposando sobre el antebrazo del rescatador y con la cabeza más baja que el cuerpo. El rescatador debe golpear al bebé entre los omóplatos 5 veces utilizando la palma de la mano (palmadas en la espalda). Los golpes deben ser fuertes, pero no tanto como para provocarle una lesión. A continuación, el rescatador debe examinarle la boca y extraer cualquier objeto visible. Si las vías respiratorias siguen obstruidas, se debe poner al bebé boca arriba con la cabeza más baja que el cuerpo, comprimir el esternón entre 1/2 a 1 1/2 pulgadas (entre 1,25 a 4 cm) 5 veces con los dedos índice y corazón hacia dentro y hacia arriba (compresiones torácicas). A continuación, el rescatador debe examinarle de nuevo la boca y extraer cualquier objeto visible. El proceso se repite hasta que el objeto es extraído o el bebé queda inconsciente (lo que requiere una reanimación cardiorrespiratoria [RCR]).