El sistema nervioso está formado por el encéfalo, la médula espinal y los nervios que conectan el encéfalo y la médula espinal con el resto del cuerpo (nervios periféricos).
Los médicos pueden sospechar un problema en el encéfalo, la médula espinal o los nervios basándose en los síntomas. Los síntomas debidos a un trastorno que afecta a parte del sistema nervioso o a su totalidad (un trastorno neurológico) se denominan síntomas neurológicos.
Como el sistema nervioso controla muchas funciones corporales diferentes, los síntomas neurológicos pueden variar en gran medida. Pueden consistir en los siguientes:
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Sensibilidad cutánea anormal
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Problemas en la visión, el gusto, el olfato y el oído.
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Todas las formas de dolor (incluso dolor de cabeza y dolor de espalda)
Los síntomas neurológicos pueden ser de poca importancia (como un pie dormido) o suponer un riesgo vital (como una situación de coma debido a un accidente cerebrovascular).
Las características y el patrón al que se ajustan los síntomas constituyen para el médico una ayuda muy consistente para establecer el diagnóstico del trastorno neurológico.
Cuando la persona presenta síntomas que sugieren un trastorno neurológico, el médico le formula preguntas específicas acerca de los síntomas y otros factores relevantes (el historial médico). Generalmente, los médicos también practican una exploración física para valorar todos los sistemas del organismo, pero se centran en el sistema nervioso (llamada exploración neurológica).
La exploración neurológica ayuda al médico a:
Para confirmar el diagnóstico o excluir otros posibles trastornos es posible que se necesite realizar pruebas diagnósticas.