¿Se dirige a altitudes altas? 4 cosas que los viajeros deben saber sobre el mal de altura
Esto les ha pasado a innumerables viajeros en viajes de senderismo, escalada y esquí. Usted ha preparado su equipo y su itinerario. Ha llegado a su destino y está listo para salir y disfrutar. Pero después de unas horas (o menos), comienza a sentirse cansado e irritable, con un poco de náuseas y dolor de cabeza.
Estos síntomas, combinados con un viaje reciente, son signos reveladores del mal de altura. El mal de altura ocurre debido a la falta de oxígeno en altitudes altas, y afecta a los alpinistas, senderistas recreativos, esquiadores y otros que viajan a esas alturas.
El mal de altura debe ser una consideración para cualquiera que planee un viaje a altitudes altas (generalmente por encima de los 8000 pies, pero a veces a alturas menores). Aquí hay cuatro cosas que debe saber sobre el mal de altura.
1. El mal de altura se divide en tres categorías
En general, hay tres afecciones relacionadas con el mal de altura. El mal agudo de montaña (MAM) es la afección más leve y frecuente de las tres. Los síntomas generalmente se desarrollan dentro de las 6 a 10 horas del ascenso (aumento en la altitud) y a menudo incluyen dolor de cabeza y uno o más síntomas, como mareo, pérdida del apetito, náuseas, vómitos, fatiga, debilidad o irritabilidad.
El edema cerebral de gran altitud (ECGA) es una afección rara pero potencialmente mortal en la que el cerebro se hincha con líquido. Las personas que tienen ECGA tienen dolores de cabeza, confusión y marcha inestable y descoordinada (ataxia).
La tercera afección es el edema pulmonar de gran altitud (EPGA), que causa dificultad para respirar y puede causar niveles bajos de oxígeno en sangre debido a la acumulación de líquido en los pulmones. Generalmente se desarrolla de 24 a 96 horas después de un ascenso rápido a más de 8000 pies. Puede ocurrir en personas incluso si no tienen síntomas de MAM.
El ECGA y el EPGA son afecciones graves que requieren atención inmediata y tratamiento que suele incluir un descenso hacia altitudes más bajas.
2. No pase por alto el MAM como causa de los síntomas
Muchos síntomas de MAM son relativamente frecuentes cuando se viaja. Muchas personas sufren dolor de cabeza, irritabilidad o fatiga después de un viaje en automóvil o un vuelo largo. Pero si está en una elevación más alta, recuerde que el MAM podría ser una causa y esté atento a síntomas más graves. Si no se siente mejor al descansar, beber agua y, tal vez, tomar algún medicamento de venta libre para el dolor de cabeza, puede ser el momento de hablar con un profesional médico e ir hacia una elevación menor.
La gente dice que la deshidratación causa MAM. Eso no es cierto, pero es más fácil deshidratarse a altitudes más altas. Sigue siendo una buena idea beber mucho líquido. La deshidratación también puede hacer que se sienta cansado y aturdido, como la MAM, por lo que, si no se siente mejor después de beber suficiente agua, podría ser otro motivo para hablar con un profesional médico.
3. La altura siempre gana
Una de las ideas erróneas más grandes sobre el mal de altura es que estar en buena forma reduce el riesgo. Eso no es cierto. Además, otras afecciones médicas como el asma o la presión arterial alta (hipertensión) no hacen que las personas tengan más probabilidades de padecer MAM. La tolerancia de cada persona es diferente, y no sabrá cómo reaccionará ante diferentes altitudes hasta que esté expuesto a ellas.
Al mismo tiempo, el esfuerzo físico a altitudes más altas es un trabajo duro. Estar en buena forma no previene el mal de altura, pero sigue siendo una consideración esencial para los viajes extenuantes en elevaciones más altas.
Si viaja en alturas, recuerde: La altura siempre gana. A la altura no le importa lo determinado que esté o lo emocionado que esté de esquiar en una pendiente en particular o de caminar en una montaña en particular. Si tiene síntomas de mal de altura, debe detenerse y, posiblemente, ir hacia a una altura menor. Empujarse a sí mismo para ir a más altura es un riesgo.
4. Mantenerse seguro comienza con la planificación inteligente
Todo el mundo quiere aprovechar al máximo sus excursiones y viajes. Pero ascender demasiado rápido es el principal factor de riesgo del mal de altura. Tómese el tiempo para aclimatarse a altitudes más altas en la planificación de su viaje y dese tiempo a usted y a su grupo para acostumbrarse a las nuevas condiciones. Es posible que esté ansioso por comenzar a esquiar o a hacer senderismo, pero a menudo es mejor tomarlo con calma ese primer día y asegurarse de que todos se sientan cómodos en esa elevación.
Cuando planifique viajes con grupos grandes, tenga en cuenta que cada persona se aclimatará de manera diferente. Pregunte a las personas si han viajado a altitudes altas antes y sea conservador en la planificación de actividades. Y recuerde: la altura siempre gana. En caso de duda, descienda hacia donde haya más oxígeno.
Para obtener más información sobre el mal de altura, visite la página de los Manuales o la de Datos breves sobre el tema.