El diafragma es la vaina muscular que separa los órganos del tórax de los del abdomen.
Las hernias diafragmáticas se producen en el lado izquierdo del cuerpo en el 85% de los casos. El estómago, las asas intestinales e incluso el hígado y el bazo protruyen por la hernia. Si la hernia es grande, el desarrollo del pulmón del lado afectado suele ser incompleto. Cerca de la mitad de los niños con hernias diafragmáticas también presentan defectos cardíacos, defectos renales o trastornos cromosómicos.
Después del parto, mientras el recién nacido llora y respira, las asas intestinales rápidamente se llenan de aire. Esta estructura así agrandada presiona contra el corazón, comprimiendo el otro pulmón y causando una grave dificultad respiratoria, a menudo inmediatamente después del nacimiento. Además, si el pulmón se había comprimido mucho antes del nacimiento, los vasos sanguíneos pulmonares se estrechan, lo que provoca presión arterial elevada en las arterias pulmonares (hipertensión pulmonar persistente). La hipertensión impide que circule suficiente sangre a través de los pulmones, lo que limita la cantidad de oxígeno en el torrente sanguíneo. La hipertensión pulmonar persistente es la principal causa de muerte entre los bebés que nacen con hernia diafragmática.
(Véase también Introducción a los defectos congénitos del aparato digestivo.)
Diagnóstico
El defecto también se puede detectar antes del nacimiento mediante la ecografía prenatal. El diagnóstico de la hernia diafragmática antes del nacimiento permite al médico prepararse para el tratamiento del defecto.
Después del nacimiento, la radiografía de tórax suele mostrar el defecto.
Tratamiento
Pueden ser necesarias medidas para suministrar oxígeno, como un tubo respiratorio y un respirador artificial (una máquina que ayuda a introducir y extraer el aire de los pulmones).
Se requiere cirugía para reparar el diafragma.