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El rotavirus es una infección vírica del tubo digestivo que puede causar deshidratación grave.
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Los síntomas típicos incluyen fiebre, vómitos y diarrea acuosa.
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El diagnóstico se basa en los síntomas.
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La vacunación sistemática contribuye a evitar la infección por rotavirus.
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La mayoría de los niños mejoran al descansar y beber líquidos, pero a algunos se les administran líquidos por vía intravenosa.
El rotavirus es la causa más frecuente de diarrea deshidratante grave en niños pequeños de entre 3 y 15 meses. Es uno de los virus que causa la gastroenteritis. En Estados Unidos, por ejemplo, anualmente son hospitalizados unos 50 000 niños por diarrea causada por rotavirus. Aunque la muerte infantil por rotavirus es muy poco frecuente en los países desarrollados, este virus causa a nivel mundial más de 500 000 muertes al año, principalmente en los países en vías de desarrollo.
El virus se transmite de persona a persona, especialmente si la persona con diarrea no se lava las manos minuciosamente después de cada deposición. La infección también puede producirse si una persona se lleva la mano a la boca después de tocar un objeto (como un pañal o un juguete) contaminado por heces infectadas. Todos estos tipos de transmisión en que intervienen heces infectadas se denominan transmisión fecal-oral. Las personas también pueden infectarse si comen alimentos o beben agua que está contaminada con el virus. Los adultos pueden infectarse si están en contacto cercano con un niño infectado, pero el desarrollo de una forma grave de la enfermedad es poco frecuente.
En climas templados, la mayoría de los casos de diarrea que se producen durante el invierno y que son lo bastante graves para justificar la hospitalización de bebés y niños pequeños son causados por rotavirus. Antes de la implantación de la vacuna por rotavirus en el año 2006, en Estados Unidos se producía una oleada de casos de gastroenteritis por rotavirus que empezaba en el sudoeste en noviembre y acababa en el nordeste en marzo. En la actualidad la enfermedad se presenta de forma menos predecible y puede ocurrir durante todo el año.
Síntomas
Los síntomas de la infección con rotavirus comienzan con fiebre y vómitos, seguidos por diarrea acuosa, que de modo característico dura de 5 a 7 días. Si los líquidos perdidos no se reponen, evoluciona con a menudo deshidratación. La deshidratación deja al niño débil y apático, con la boca seca y el pulso rápido.
Diagnóstico
Prevención
Practicar una buena higiene es la mejor manera de prevenir la gastroenteritis. Un niño enfermo y las personas que conviven con él deben lavarse las manos con frecuencia.
Se comercializan dos vacunas para evitar el rotavirus. La vacuna contra el rotavirus es una de las vacunas infantiles rutinarias recomendadas. Dependiendo de la vacuna utilizada, se administran por vía oral dos o tres dosis de la vacuna: a los 2 y 4 meses de edad o a los 2, 4 y 6 meses de edad respectivamente.
Tratamiento
No hay tratamiento específico para el rotavirus. La mayoría de los niños mejoran con el reposo en cama y con el consumo de una cantidad adecuada de líquidos (véase también tratamiento de la gastroenteritis). Los niños gravemente enfermos requieren la administración de líquidos por vena (vía intravenosa; véase también Deshidratación en niños)