-
La causa más frecuente es la infección previa del oído, pero algunos niños pueden desarrollarla como consecuencia de una obstrucción de la trompa de Eustaquio.
-
Normalmente los niños no sienten dolor, pero el líquido limita la capacidad auditiva.
-
El diagnóstico precisa una exploración física del tímpano y, a veces, timpanometría.
-
La otitis media secretora suele remitir sin tratamiento, pero algunos niños necesitan cirugía para instalar un tubo de timpanostomía (o drenaje transtimpánico).
La otitis media secretora (Ver también Otitis media (secretora) en adultos) suele aparecer tras una otitis media aguda. El líquido que se ha acumulado detrás del tímpano durante el proceso de infección aguda permanece después de remitir la infección. La otitis media secretora también se produce sin una infección previa del oído. Puede ser debida a una obstrucción de la trompa de Eustaquio (el conducto que conecta el oído medio con los conductos nasales) por una infección, adenoides agrandadas (acumulaciones de tejido linfoide situado en la garganta y en la unión de los conductos nasales), tumores (en raras ocasiones), o por una posible enfermedad por reflujo gastroesofágico. Las alergias (como las alergias estacionales o las alergias persistentes durante todo el año) también pueden facilitar el desarrollo de las otitis medias secretoras. Este tipo de otitis es extremadamente frecuente en niños de edades comprendidas entre los 3 meses y 3 años.
Aunque este trastorno suele ser indoloro, el líquido con frecuencia dificulta la audición. Esta puede estar lo bastante afectada como para interferir en la comprensión de la voz, el desarrollo del lenguaje, el aprendizaje y el comportamiento. Los niños pueden tener una sensación de plenitud, presión o crepitación en el oído al tragar.
Diagnóstico
El médico diagnostica la otitis media secretora al observar cambios en el color y el aspecto del tímpano y mediante la introducción de aire en el oído para ver cómo se mueve esta estructura. Es probable que exista una otitis media secretora si el tímpano no se mueve, no hay enrojecimiento o abombamiento del mismo y el niño presenta pocos síntomas.
Si los signos de la exploración continúan siendo poco claros, se suele realizar una timpanometría. Para esta medición se coloca, bien ajustado dentro del conducto auditivo externo, un dispositivo que contiene un micrófono y un emisor de sonido y se envían ondas sonoras hacia el tímpano al mismo tiempo que el dispositivo varía la presión en el conducto auditivo externo.
Los médicos examinan las fosas nasales y la garganta en los adolescentes para detectar tumores.
Tratamiento
La otitis media secretora suele curarse por sí sola, por lo general al cabo de 2 o 3 semanas. Los antibióticos u otros fármacos, como los descongestionantes, no son útiles. A los niños que tienen alergias se les pueden administrar antihistamínicos por vía oral, un spray nasal con un corticosteroide, o ambos.
Si el trastorno persiste y el niño no mejora en un periodo de 1 a 3 meses, se puede recurrir a la cirugía. En algunos casos se realiza una miringotomía. Esta intervención consiste en practicar una diminuta hendidura en el tímpano, eliminar el líquido e introducir un pequeño tubo llamado tubo de timpanostomía que permite la evacuación del líquido desde el oído medio al oído externo. Pueden extirparse las vegetaciones al mismo tiempo (lo que se denomina adenoidoctomía). Algunas veces se realiza una miringotomía solo para extraer líquido y no insertar tubos de drenaje. Si se extrae el líquido pero no se dejan colocados unos tubos, el procedimiento se denomina perforación de la membrana timpánica o timpanocentesis.
En ocasiones, el oído medio se puede abrir de forma temporal realizando una maniobra de Valsalva o una politzerization. Ambas técnicas requieren que el niño sea capaz de seguir las instrucciones y que no tenga una infección que cause que la nariz moquee. Para hacer la maniobra de Valsalva, el niño mantiene la boca cerrada y trata de expulsar con fuerza el aire a través de las fosas nasales mientras éstas permanecen pinzadas (haciendo pasar con fuerza el aire hacia el oído). Para realizar la politzerization (maniobra de Politzer), el médico utiliza una jeringa especial para insuflar aire en una de las fosas nasales y bloquear la otra fosa nasal mientras el niño traga.
Los viajes en avión y el buceo deben evitarse o retrasarse si es posible porque pueden causar cambios dolorosos de presión en el oído. Si no se puede evitar el viaje en avión, a los niños pequeños les puede venir bien masticar alimentos o beber (por ejemplo, de una botella). En el caso de niños mayores, puede ser eficaz una maniobra de Valsalva o una politzerization (maniobra de Politzer).
Se administran antibióticos para tratar las infecciones de los senos nasales causadas por bacterias.