La ketamina se encuentra disponible en polvo y en forma líquida. El polvo se puede inhalar (esnifar) o tomar por vía oral. El líquido se puede inyectar por vía intravenosa, en un músculo (vía intramuscular) o bajo la piel (vía subcutánea).
La fenciclidina (PCP o polvo de ángel) se fuma habitualmente después de ser espolvoreada sobre materias vegetales como perejil, hojas de menta, tabaco o marihuana (algunos nombres populares son "hierba mala", "wet" y "fry"). También se puede inhalar (esnifar) o tomar por vía oral.
(Véase también Uso y abuso de drogas y otras sustancias.)
Síntomas
La ketamina y la fenciclidina (PCP) originan mareos y euforia, que a menudo van seguidos de ataques de ansiedad. Con dosis elevadas (sobredosis), los consumidores tienen una percepción distorsionada de su cuerpo, del entorno y de la noción del tiempo. Se sienten aislados o irreales (despersonalización) y separados de su entorno (disociación).
A dosis aún mayores, pueden aparecer alucinaciones y delirios paranoicos, y la sensación de alejamiento del mundo se hace más intensa. Los consumidores de ketamina se refieren a menudo a esta experiencia como agujero K. Las personas pueden volverse agresivas, perder la coordinación de movimientos y sufrir temblores y sacudidas musculares.
Las dosis muy elevadas pueden provocar
-
Temperatura corporal elevada potencialmente mortal (hipertermia)
-
Frecuencia cardíaca rápida
-
Comportamiento hipersexual
-
Presión arterial muy elevada
-
Convulsiones
-
Coma
-
Muerte, con muy poca frecuencia
Diagnóstico
El diagnóstico del consumo de ketamina se basa en los antecedentes de haber consumido la droga y en los síntomas. La ketamina no se detecta en los análisis de orina rutinarios para la detección de drogas. Se pueden usar pruebas especiales (llamadas cromatografía de gases y pruebas de espectroscopía de masas) para confirmar el uso de ketamina.
Tratamiento
Por lo general, el hecho de calmar al consumidor de ketamina y proporcionarle un ambiente tranquilo y no amenazador contribuye el proceso de recuperación de los efectos del fármaco. La persona afectada suele recobrar la conciencia al cabo de un periodo de tiempo que va desde 45 minutos a varias horas. Se pueden utilizar benzodiazepinas (sedantes) para controlar la agitación y las convulsiones.