Muchos medicamentos pueden afectar la funcionalidad del hígado, producir lesiones en él, o ambas cosas. (Véase también Fármacos e hígado.)
Algunos medicamentos, como las estatinas (utilizadas para tratar la concentración elevada de colesterol) pueden aumentar los niveles de enzimas hepáticas y causar daños en el hígado (generalmente menores) pero sin síntomas.
Unos pocos fármacos dañan el hígado lo suficiente como para causar síntomas, como un color amarillo de la piel y los ojos (ictericia), dolor abdominal, prurito y tendencia a presentar hematomas y sangrado.
Los médicos utilizan el término lesión hepática inducida por fármaco para referirse al daño hepático causado por los medicamentos, tanto si se traduce en síntomas como si no. El término también incluye los daños causados por drogas recreativas y plantas medicinales y los complementos nutritivos.
Para algunos fármacos puede predecirse el daño hepático, que tiene lugar poco después de tomar el medicamento y está relacionado con la dosis tomada. En Estados Unidos, este daño (a menudo provocado por una intoxicación por paracetamol [acetaminofeno]) es una de las causas más frecuentes de aparición repentina de ictericia, de insuficiencia hepática o de ambas. Para otros medicamentos, el daño es impredecible, se detecta algún tiempo después de tomar el medicamento y no está relacionado con la dosis. En raras ocasiones, este daño deriva en un trastorno grave del hígado.
Plantas medicinales e hígado
Algunas plantas medicinales (las partes de las plantas que se utilizan por sus beneficios para la salud) contienen sustancias que pueden dañar al hígado. El hígado es el primer órgano en sufrir lesiones, ya que transforma todo lo que entra por la boca y se traga.
Alcaloides de la pirrolizidina: centenares de plantas contienen estos alcaloides, que pueden dañar el hígado. Estas plantas son, entre otras, la borraja (Borago officinalis), la consuelda (Symphytum officinale L.), y ciertas plantas de origen chino, como zi cao (Lithospermum), kuan dong hua (uña de caballo; Tussilago farfara), Qian Guang li (Senecio aureus L.) y pei lan (Eupatorium). Algunas plantas usadas para preparar té contienen estos alcaloides. A veces, la leche, la miel y los cereales están contaminados con dichos alcaloides, con lo que estos se consumen sin saberlo.
Los alcaloides de la pirrolizidina pueden dañar al hígado de forma gradual si se consumen pequeñas cantidades durante mucho tiempo; si se consume una gran cantidad, la lesión aparece de forma más rápida. Las venas hepáticas pueden obstruirse y bloquear el flujo de sangre desde el hígado.
Las personas afectadas tienen dolor abdominal y pueden vomitar. Se acumula líquido en abdomen y piernas. Con el tiempo, se puede producir tejido cicatrizal en el hígado (cirrosis), insuficiencia hepática e incluso la muerte.
Otras plantas: otras plantas que pueden producir lesiones hepáticas son Atractylis gummifera, Camellia sinensis (usada para preparar té verde y negro), la celidonia mayor o hierba golondrinera (Chelidonium majus), chaparral (Larrea divaricata), olivilla (Teucrium fruticans), huan jin bu (Huperzia serrata), kava-kava (de la familia de la pimienta), ma huang (Ephedra sinica), muérdago (Viscum album), aceite de poleo (utilizado para hacer tés) y syo-saiko-to (una mezcla de plantas).
En general, los hepatólogos (médicos especialistas en el hígado) recomiendan evitar todos los complementos herbales debido a la falta de pruebas de inocuidad realizadas por la Agencia de Fármacos y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y al hecho de que muchas de estas sustancias pueden causar daño hepático e incluso insuficiencia hepática, también en personas que no sufren ninguna enfermedad hepática previa.
Factores de riesgo
Por lo general, se cree que el riesgo de daño hepático provocado por fármacos aumenta con los siguientes factores:
El consumo de alcohol aumenta el riesgo de daño hepático debido a que cambia la forma en la que los medicamentos se metabolizan en el hígado y reduce el aporte por parte del organismo de un antioxidante que ayuda a proteger dicho órgano.
Clasificación
Los médicos clasifican el daño hepático inducido por fármacos de diversas formas, tales como: por cómo se producen, cómo se ven afectadas las células del hígado y qué alteraciones de las enzimas del hígado se detectan con los análisis de sangre. Por ejemplo, los fármacos pueden dañar el hígado al lesionar directamente las células hepáticas (hepatocelular), bloqueando el flujo de bilis desde el hígado (colestático), o haciendo ambas cosas.
Medicamentos que pueden dañar el hígado
Síntomas
Los síntomas de la enfermedad hepática pueden ser generales (como cansancio, sensación de malestar general, náuseas, prurito y pérdida de apetito) o más graves (como ictericia, hepatomegalia, dolor en la parte superior derecha del abdomen, confusión, desorientación y disminución del estado de alerta).
Diagnóstico
Después de suspender el tratamiento con el fármaco sospechoso de causar daño, los médicos repiten las pruebas del hígado. Una disminución importante de las enzimas hepáticas apoya el diagnóstico de daño hepático inducido por fármacos.
Daño hepático causado por fármacos
Si el daño hepático inducido por fármacos se identifica rápidamente, las personas afectadas tienen un mejor pronóstico.
Los médicos preguntan qué fármacos se están tomando para determinar si alguno puede causar daño hepático y también hacen análisis de sangre para medir la concentración de ciertas enzimas hepáticas y evaluar la funcionalidad hepática, así como para comprobar si existe lesión en el hígado (pruebas hepáticas). Es probable que se sufra lesión hepática inducida por fármacos si los resultados de las pruebas funcionales hepáticas son característicos de las lesiones hepáticas que suele causar un fármaco que esté tomando la persona afectada. En algunos casos los fármacos causan daño después de su interrupción, incluso cuando la dosis no era elevada y, a veces, pueden transcurrir varios meses para que lesión hepática producida por un fármaco mejore. Por lo tanto, en algunas ocasiones determinar si un fármaco es la causa puede ser difícil o imposible.
Daño hepático por otras causas
Dado que ninguna prueba puede confirmar el diagnóstico, los médicos también comprueban si puede haber otras causas de daño hepático. Se hacen análisis de sangre para detectar la posible presencia de hepatitis, trastornos autoinmunitarios y otras causas. Palpar la parte superior del abdomen para determinar el tamaño del hígado y realizar pruebas de diagnóstico por la imagen, como la ecografía o la tomografía computarizada (TC), también ayuda a los médicos a identificar otras causas de daño hepático.
Prevención
Cuando se utilizan algunos medicamentos que pueden dañar el hígado (como las estatinas) a veces los médicos hacen análisis de sangre periódicos para controlar los niveles de enzimas hepáticas, lo que permite detectar los problemas a tiempo y puede ayudar a prevenir el daño hepático. Para la mayoría de los fármacos, no se lleva a cabo el control de las enzimas hepáticas.
Tratamiento
Por lo general, suspender el tratamiento con el fármaco permite la recuperación. Pueden utilizarse medicamentos para aliviar los síntomas, como el prurito.
Solo se dispone de antídotos para pocos medicamentos, por ejemplo, la acetilcisteína frente a una sobredosis de paracetamol (acetaminofeno).
Si la lesión es grave la persona se deriva al especialista, y puede llegar a ser necesario un trasplante de hígado.
Más información
Fármacos mencionados en este artículo
Nombre genérico | Seleccionar nombres de marcas |
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Clopidogrel |
PLAVIX |
Lisinopril |
PRINIVIL, ZESTRIL |
Enalapril |
VASOTEC |
Captopril |
CAPOTEN |