El hígado recibe el oxígeno y los nutrientes que necesita a través de la sangre de dos grandes vasos sanguíneos:
La vena porta proporciona al hígado alrededor de dos tercios de la sangre. Esta sangre contiene oxígeno y muchos nutrientes que llegan al hígado desde los intestinos para ser procesados. La arteria hepática aporta el tercio de sangre restante. Esta sangre rica en oxígeno procede del corazón y proporciona al hígado aproximadamente la mitad de su provisión de oxígeno. El hecho de recibir sangre a partir de dos vasos sanguíneos ayuda a proteger al hígado: ante la lesión de uno de los dos vasos sanguíneos, el hígado puede seguir funcionando, ya que sigue irrigado por el otro, del que recibe el oxígeno y los nutrientes necesarios para funcionar.
La sangre sale del hígado por las venas hepáticas. Esta sangre es una mezcla de la que llega de la arteria hepática y de la vena porta. Las venas hepáticas llevan la sangre a la vena cava inferior, la mayor vena del organismo, que posteriormente la transporta desde el abdomen y la parte inferior del cuerpo hasta el lado derecho del corazón.
Los trastornos de los vasos sanguíneos (vasculares) del hígado suelen ser resultado de una mala circulación sanguínea dentro o fuera de hígado. Si el problema de circulación sanguínea se encuentra fuera del hígado, la sangre se acumula en el hígado y causa su congestión, lo que puede dar lugar a una hipertrofia hepática. En cualquiera de los dos casos, las células hepáticas no reciben suficiente sangre (lo cual se llama isquemia) y por lo tanto se ven privadas de oxígeno y nutrientes. En la colangiopatía isquémica, son los conductos biliares los que no reciben un aporte sanguíneo suficiente.
La falta de riego sanguíneo, dentro o fuera del hígado, puede ser consecuencia de una insuficiencia cardíaca o de trastornos que favorecen que la sangre forme coágulos (trastornos de la coagulación). En estos casos, un coágulo puede obstruir la vena porta o la vena hepática, ralentizando o impidiendo la circulación sanguínea. Los trastornos provocados por la obstrucción del flujo sanguíneo del hígado incluyen
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El síndrome de Budd-Chiari, que se produce cuando la presencia de coágulos de sangre obstruye el flujo sanguíneo procedente del hígado.
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La trombosis de la vena porta, que consiste en la obstrucción o estrechamiento de dicha vena, que es la que lleva sangre al hígado desde el intestino, a causa de un coágulo de sangre.
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El síndrome de obstrucción sinusoidal (anteriormente denominado enfermedad venooclusiva), que se produce cuando se obstruyen vasos sanguíneos muy pequeños del interior del hígado