El esófago es el tubo hueco que comunica la garganta (faringe) con el estómago. (Véase también Introducción al esófago e Introducción a las lesiones esofágicas.)
Se llama desgarro de Mallory-Weiss a la laceración de la parte inferior del esófago y la parte superior del estómago provocado por vómitos, arcadas o hipo violentos. El desgarro se acompaña de hemorragia por rotura de vasos sanguíneos. El síndrome de Mallory-Weiss fue inicialmente descrito en personas con un trastorno por consumo de alcohol, pero puede ocurrir en cualquier persona que vomita violentamente.
El síndrome de Mallory-Weiss es la causa de alrededor del 5% de los episodios de hemorragia del tubo digestivo alto (véase también Hemorragia gastrointestinal).
Síntomas
Diagnóstico
Los médicos sospechan el diagnóstico de síndrome de Mallory-Weiss en personas que presentan sangre en el vómito después de sufrir uno o más episodios de vómito. Si la hemorragia es de poca magnitud, los médicos pueden esperar a hacer las pruebas, ya que el sangrado puede detenerse por sí solo.
Si la hemorragia es grave o no se detiene por sí sola, los médicos realizan una endoscopia superior. Durante una endoscopia digestiva alta, los médicos exploran el esófago mediante un tubo flexible llamado endoscopio. La endoscopia digestiva alta permite al médico observar el origen de la hemorragia y, a menudo, tratarla al mismo tiempo.
Si la hemorragia es rápida o grave, el médico puede indicar una angiografía, Durante la angiografía, los médicos emplean un catéter para inyectar en una arteria un líquido (un agente de contraste) que puede visualizarse con rayos X.
Tratamiento
La mayoría de los episodios de hemorragia cesan por sí solos, aunque en algunos casos el médico debe realizar una endoscopia y tomar medidas para detener la hemorragia. Las medidas incluyen el uso de calor para cauterizar el sangrado del vaso sanguíneo, cerrarlo mecánicamente o inyectarle un medicamento.
Como alternativa, el médico puede inyectar vasopresina o epinefrina en el vaso sanguíneo sangrante durante la angiografía para reducir la hemorragia.
Si se pierde mucha sangre, es necesaria una transfusión de sangre.
Rara vez se requiere cirugía para reparar el desgarro.