Trasplante renal

PorMartin Hertl, MD, PhD, Rush University Medical Center
Revisado/Modificado ago 2022 | Modificado sept 2022
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El trasplante de riñón consiste en la extracción de un riñón sano de una persona viva o recientemente fallecida y su posterior transferencia a una persona con insuficiencia renal terminal.

(Véase también Introducción al trasplante.)

En las personas de cualquier edad con insuficiencia renal irreversible, el trasplante de riñón es una alternativa a la diálisis que además puede salvarles la vida. El trasplante de riñón es el tipo más frecuente de trasplante de órganos.

El trasplante renal se indica cuando la persona

  • Insuficiencia renal irreversible, avanzada

Las personas de 70 años y a veces de 80 años pueden ser candidatas a recibir un trasplante si se cumple lo siguiente:

  • Tienen buena salud en otros aspectos, se valen por sí mismos y tienen un buen apoyo social.

  • Se espera que vivan un tiempo razonablemente largo.

  • Es probable que el trasplante mejore sustancialmente su capacidad de desenvolverse y su calidad de vida más allá de únicamente librarlos de tener que asistir a diálisis.

Las personas que también tengan diabetes tipo 1 pueden ser candidatas a un trasplante simultáneo de páncreas y riñón o al trasplante de páncreas tras un trasplante de riñón.

Tanto el donante como el receptor se someten a un cribado previo al trasplante. Esta prueba de cribado se realiza para asegurarse de que el órgano está lo suficientemente sano para el trasplante y que el receptor no sufre ninguna afección médica que lo prohíba.

No se lleva a cabo un trasplante de riñón (está contraindicado) si la persona en cuestión sufre ciertos trastornos, como un trastorno cardíaco grave o un cáncer. Algunos trastornos que anteriormente significaban que el trasplante de riñón no podía realizarse (contraindicaciones absolutas) se consideran actualmente contraindicaciones relativas (lo que significa que el trasplante puede ser posible con precauciones especiales) porque se dispone de medicamentos para controlarlos. Por ejemplo, se toman precauciones especiales si la persona en cuestión presenta una diabetes poco controlada (que puede provocar una insuficiencia renal) o determinadas infecciones víricas (como la hepatitis C avanzada), que pueden empeorar si se toman los fármacos necesarios para evitar el rechazo después del trasplante. Estos fármacos inhiben el sistema inmunitario y por lo tanto reducen su capacidad de defender el cuerpo contra las infecciones.

Un año después del trasplante, entre el 95% de los receptores de riñón están vivos. El porcentaje de riñones trasplantados que continúa funcionando es

  • En riñones de donantes vivos: cerca del 95%

  • En riñones de donantes fallecidos: alrededor del 90%

A partir de este momento, cada año entre el 3 y el 5% de los riñones procedentes de donantes vivos y entre el 5 y el 8% de los riñones procedentes de donantes fallecidos dejan de funcionar. En algunos casos, los riñones trasplantados funcionan durante más de 30 años.

Si el trasplante renal se realiza con éxito, los receptores pueden llevar una vida normal y activa.

Donantes

Más de la mitad de los riñones trasplantados provienen de personas sanas que fallecieron. Aunque alrededor de un tercio de estos riñones están dañados, se utilizan para el trasplante porque la demanda es muy grande. El resto de los riñones trasplantados provienen de donantes vivos. La donación por parte de un donante vivo es posible porque el donante puede vivir con un único riñón sano.

Procedimiento para el trasplante renal

Se extraen los riñones del donante, por lo general empleando instrumentos finos y una pequeña cámara insertada a través de varias incisiones pequeñas (cirugía laparoscópica). De vez en cuando, la incisión debe ser mayor (cirugía abierta). Tras la extirpación, los riñones se enfrían y se transportan rápidamente a un centro médico, donde se trasplantarán a una persona con un grupo sanguíneo y una tipificación tisular compatibles, que además no produzca anticuerpos contra los tejidos del donante.

El trasplante de riñón es una intervención quirúrgica mayor. La persona que recibe el riñón generalmente está sometida a diálisis durante los meses o años previos al procedimiento de trasplante. El riñón donado se coloca en la pelvis a través de una incisión y se conecta a los vasos sanguíneos y a la vejiga del receptor. Por lo general, los riñones que no funcionan se dejan en su sitio. En algunos casos sí que se retiran porque aparece una infección que no remite.

Trasplante de riñón
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El riñón donado se coloca en la pelvis a través de una incisión y se conecta a los vasos sanguíneos y a la vejiga del receptor. Por lo general, los riñones que no funcionan se dejan en su sitio.

Medicamentos para inhibir el sistema inmunitario (inmunosupresores), incluyendo corticosteroides, que empiezan a tomarse el mismo día del trasplante. Estos medicamentos pueden ayudar a reducir el riesgo de que el receptor rechace el riñón trasplantado.

Complicaciones del trasplante de riñón

El trasplante puede causar diversas complicaciones.

Rechazo

A diferencia de la sangre transfundida, los órganos trasplantados, incluso si son muy compatibles, suelen ser rechazados a menos que se tomen medidas para evitarlo. El rechazo es consecuencia del ataque al órgano trasplantado por parte del sistema inmunitario del receptor, que lo reconoce como material extraño. El rechazo puede ser leve y fácilmente controlable, o grave y causar la destrucción del órgano trasplantado.

A pesar del uso de inmunosupresores, se pueden producir uno o más episodios de rechazo después del trasplante de riñón.

El rechazo agudo tiene lugar en un periodo de entre 3 y 4 meses desde el trasplante de riñón. Puede ir acompañado de fiebre, una menor producción de orina, aumento de peso, dolor e inflamación renal e hipertensión arterial. En los análisis de sangre se observa un deterioro de la función renal. Dado que estos síntomas también pueden ser consecuencia de infecciones o de la ingesta de algunos fármacos, puede que sea necesario realizar una biopsia renal por punción para confirmar el diagnóstico.

El rechazo crónico, que se desarrolla después de varios meses o años, es relativamente frecuente y produce el deterioro progresivo de la función renal.

Por lo general, el rechazo se puede tratar con eficacia administrando dosis altas de corticoesteroides o de inmunoglobulinas antilinfocíticas. Si estos medicamentos son ineficaces, su administración se interrumpe de forma gradual y se vuelve a iniciar la diálisis. Se continúa así hasta que haya otro riñón disponible para el trasplante.

El riñón rechazado puede dejarse en su lugar, a menos que persistan la fiebre, el dolor a la palpación (hipersensibilidad) o la presencia de sangre en la orina. La probabilidad de éxito en un segundo trasplante es casi tan buena como en el primero.

Cáncer

En comparación con la población general, los receptores de trasplantes de riñón son entre 10 y 15 veces más propensos a desarrollar cáncer, probablemente debido a que el sistema inmunitario ayuda al cuerpo a defenderse contra el cáncer y las infecciones. El cáncer del sistema linfático (linfoma) es 30 veces más frecuente en los receptores de trasplantes renales que en la población general, pero, aun así, sigue siendo poco frecuente. El cáncer de piel sí es frecuente.

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