La endoftalmitis es poco frecuente. Se produce por microorganismos que hayan entrado en el ojo a través de una incisión quirúrgica o de una lesión en el globo ocular, o que, con menor frecuencia, hayan viajado a través del torrente sanguíneo hasta el ojo. La infección sanguínea tiene muchas posibles causas, como un tratamiento odontológico, abuso de drogas por vía intravenosa, abscesos (acumulaciones de pus), úlceras cutáneas, infecciones como neumonía o septicemia, o cirugía en cualquier parte del organismo. La infección suele estar causada por bacterias (como Staphylococcus aureus), pero también puede deberse a hongos y protozoos. Los virus también pueden causar infecciones extensas en el ojo, pero no suelen clasificarse como endoftalmitis.
Síntomas
Diagnóstico
El diagnóstico de la endoftalmitis se basa en los síntomas, la exploración ocular y en cultivos para identificar el microorganismo causante de la infección. Pueden realizarse cultivos del humor acuoso (el líquido de la parte anterior del ojo) y del humor vítreo (la sustancia gelatinosa situada dentro de la parte posterior del ojo) para determinar qué microorganismos son los causantes de la infección y qué fármacos son los más efectivos contra ellos. También puede ser necesario realizar cultivos de sangre y de orina.
Pronóstico
Tratamiento
La endoftalmitis es una urgencia médica.
Se precisa tratamiento inmediato con antibióticos para conservar la visión y proteger la salud ocular. Un retraso de incluso unas pocas horas puede producir una pérdida de visión irreversible en casos extremos. La elección del antibiótico puede ajustarse dependiendo de cuál sea el microorganismo causante; los antibióticos pueden inyectarse en el ojo, administrarse por vía intravenosa o ambas cosas.
A las personas con una visión muy pobre cuando acuden al médico se les pueden administrar corticoesteroides, o pueden someterse a cirugía. Pueden administrarse corticosteroides por vía oral durante algunos días después de la inyección de antibióticos; aunque es menos habitual, también pueden inyectarse en el ojo. Puede ser necesaria la cirugía para extirpar el tejido infectado del interior del ojo, lo cual aumenta las posibilidades de detener la infección.