En la mayoría de los niños, los problemas de sueño son intermitentes o transitorios y, a menudo, no requieren tratamiento.
(Véase también Generalidades sobre los problemas de conducta en niños).
Sueño normal
Aproximadamente dos tercios de los lactantes pueden dormir toda la noche de manera regular a los 6 meses (1). Más tarde en los primeros años de vida, los niños pueden experimentar períodos de despertar nocturno, a menudo asociados con enfermedades u otros cambios en la rutina. Con la maduración, aumenta la cantidad de movimientos oculares rápidos (REM, rapid eye movement) del sueño, con transiciones cada vez más complejas entre los estadios del sueño. En la mayoría de la gente, el sueño no REM predomina a principios de la noche, con REM crecientes a medida que ésta avanza. Así, los fenómenos no REM se agrupan en etapas tempranas de la noche, y los fenómenos relacionados con REM aparecen más tarde. Diferenciar entre el fenómenos relacionados con sueño verdadero (REM o no REM) y conductas de vigilia puede ayudar a orientar el tratamiento. A veces los fenómenos en el sueño no-REM durante la infancia están asociados con la aparición de migraña más tarde en la vida (2).
Si un niño está durmiendo en la cama de sus padres (o del cuidador), es importante que los médicos determinen si el padre ve al niño durmiendo con ellos como un problema porque hay mucha variación cultural con respecto a los hábitos de sueño (3, 4). La American Academy of Pediatrics (Academia Estadounidense de Pediatría) sugiere que los bebés duerman en la misma habitación que los padres pero no en la misma superficie de descanso; se cree que así disminuye el riesgo de muerte infantil relacionada con el sueño, un subtipo de muerte súbita inesperada del lactante (5).
Referencias del sueño normal
1. Stanford Medicine Children's Health. Infant Sleep. Accessed April 23, 2025.
2. Pavkovic IM, Kothare SV. Migraine and Sleep in Children: A Bidirectional Relationship. Pediatr Neurol. 2020;109:20-27. doi:10.1016/j.pediatrneurol.2019.12.013
3. Mindell JA, Sadeh A, Wiegand B, et al. Cross-cultural differences in infant and toddler sleep. Sleep Med. 2010;11(3):274–280. doi:10.1016/j.sleep.2009.04.012
4. Willoughby A, Alikhani I, Karsikas M, Chua XY, Chee MWL. Country differences in nocturnal sleep variability: Observations from a large-scale, long-term sleep wearable study. Sleep Med. 2023;110:155-165. doi:10.1016/j.sleep.2023.08.010
5. Moon RY, Carlin RF, Hand I; TASK FORCE ON SUDDEN INFANT DEATH SYNDROME AND THE COMMITTEE ON FETUS AND NEWBORN. Sleep-Related Infant Deaths: Updated 2022 Recommendations for Reducing Infant Deaths in the Sleep Environment. Pediatrics. 2022;150(1):e2022057990. doi:10.1542/peds.2022-057990
Pesadillas
Las pesadillas son sueños aterradores que se producen durante el sueño REM. Un niño que tiene una pesadilla a veces puede despertarse por completo y recordar vívidamente los detalles del sueño.
Las pesadillas no son una causa de alarma, a menos que ocurran frecuentemente. Pueden aparecer más a menudo durante períodos de estrés o, incluso, cuando el niño ha visto una película o un programa de televisión con contenido aterrador. Si las pesadillas ocurren a menudo, los padres pueden llevar un diario de las actividades del niño durante el día antes de que ocurra una pesadilla, particularmente cerca de la hora de dormir, para ver si pueden identificar la causa.
Terrores nocturnos y sonambulismo
Los terrores nocturnos son episodios no REM de despertar incompleto con ansiedad extrema que generalmente ocurren en las primeras horas después de dormirse; son muy frecuentes entre los 3 y 8 años de edad.
El niño grita y parece aterrorizado, con taquicardia y taquipnea. No parece estar consciente de la presencia de los padres, puede retorcerse con violencia y no responde a los intentos de consolarlo. Puede hablar pero es incapaz de responder preguntas. Por lo general, vuelve a dormirse después de algunos minutos. A diferencia de las pesadillas, el niño no puede recordar estos episodios en detalle. Los terrores nocturnos son dramáticos porque el niño puede gritar y estar inconsolable durante los episodios.
Alrededor de un tercio de los niños con terrores nocturnos también presentan sonambulismo (el acto de levantarse de la cama y caminar mientras aparentemente están dormidos). Alrededor del 13% de los niños (máximo a los 10 años) experimentan al menos 1 episodio de sonambulismo (1).
Los terrores nocturnos y el sonambulismo casi siempre desaparecen en forma espontánea, aunque episodios ocasionales pueden persistir durante años. Por lo general, no se requiere ningún tratamiento, pero si un trastorno persiste hasta la adolescencia o la adultez y/o es grave, puede ser necesario el tratamiento. En niños que requieren tratamiento, los terrores nocturnos a veces pueden responder a un sedante o ciertos antidepresivos. Hay cierta evidencia de que los niños con alteraciones del sueño asociadas con movimientos periódicos de las piernas suelen responder a la suplementación de hierro (2, 3), aun en ausencia de anemia. Si los niños roncan y se retuercen, debe considerarse una evaluación de apnea obstructiva del sueño .
Referencias de terrores nocturnos y sonambulismo
1. Petit D, Pennestri MH, Paquet J, et al. Childhood Sleepwalking and Sleep Terrors: A Longitudinal Study of Prevalence and Familial Aggregation. JAMA Pediatr. 2015;169(7):653-658. doi:10.1001/jamapediatrics.2015.127
2. Leung W, Singh I, McWilliams S, et al. Iron deficiency and sleep—A scoping review. Sleep Med Rev. 2020;51:101274. doi:10.1016/j.smrv.2020.101274
3. Peirano PD, Algarin CR, Chamorro RA, et al. Sleep alterations and iron deficiency anemia in infancy. Sleep Med. 2020;11(7):637–642. doi:10.1016/j.sleep.2010.03.014
Resistencia a irse a dormir
Los niños, en particular de 1 a 2 años de edad, a menudo se resisten a irse a dormir debido a la ansiedad por separación, mientras que los niños mayores pueden intentar controlar aspectos de su medio. Los niños pequeños suelen llorar cuando se los deja solos en la cama o salen de ella y buscan a sus padres.
Otra causa frecuente de resistencia a la hora de acostarse en el retraso del tiempo de iniciación del sueño. Estas situaciones aparecen cuando se permite que los niños permanezcan levantados hasta más tarde y se duermen más tarde de lo habitual durante una cantidad suficiente de noches para reajustar su reloj interno a un tiempo de iniciación del sueño más tardío. Mover la hora de acostarse unos minutos más temprano cada noche es la intervención recomendada para restablecer el reloj interno, pero, si es necesario, el tratamiento breve con un medicamento para dormir sin receta, como un antihistamínico o melatonina, puede ayudar a los niños a restablecer su reloj.
Cuando los padres permanecen en la habitación por mucho tiempo para proporcionar consuelo o sacan a los niños de la cama, la resistencia a irse a la cama puede exacerbarse. De hecho, estas respuestas de los padres refuerzan el despertar nocturno, en el que los niños intentan reproducir las condiciones en las que conciliaron el sueño. Para evitar estos problemas, uno de los progenitores puede tener que sentarse en el pasillo a la vista del niño y corroborar que éste permanezca en la cama. Después, el niño establece una rutina de comienzo del sueño de conciliarlo solo y aprende que se desalienta que se levante de la cama. Asimismo, aprende que tiene acceso a los padres, pero que ellos no le contarán más cuentos ni jugarán. Finalmente, el niño se tranquiliza y se va a dormir. Proporcionar al niño un objeto de apego (como un osito de peluche) suele ser útil. Una pequeña lamparilla, ruido blanco o ambos también pueden ser reconfortantes. Algunos padres establecen límites al dar al niño un "pase de sueño" que el niño puede entregar para permanecer una vez fuera de la cama.
Si el niño está acostumbrado a quedarse dormido mientras está en contacto físico con uno de los padres, el primer paso para establecer una rutina diferente es disminuir gradualmente el contacto de cuerpo completo a una mano que toca al niño a un padre sentado junto a la cama del niño. Una vez que el niño se está quedando regularmente dormido con un padre al lado de la cama, el padre puede salir de la habitación durante períodos crecientes.
Despertar durante la noche
Todas las personas se despiertan múltiples veces cada noche, y la mayoría vuelve a dormirse cada vez sin intervención. A menudo, los niños presentan despertar nocturno repetido con dificultad para volver a dormirse tras una mudanza, una enfermedad u otro evento estresante. Los problemas de sueño pueden agravarse cuando los niños duermen siestas prolongadas en las últimas horas de la tarde o son sobreestimulados por el juego antes de acostarse.
Permitir que el niño duerma con los padres porque se despertó durante la noche refuerza la conducta. También es contraproducente jugar con el niño o alimentarlo durante la noche o regañarlo o castigarlo por su despertar nocturno. Por lo general, es más eficaz hacer que el niño regrese a la cama y, simplemente, tranquilizarlo. A menudo, es útil establecer una rutina a la hora de acostarse, como leer un cuento, ofrecer una muñeca o una manta favorita y usar una pequeña lamparilla (para niños > 3 años). Para prevenir el despertar, es importante que las condiciones en las que se despierta el niño durante la noche sean las mismas en las que concilió el sueño. Los padres y otros cuidadores deben intentar mantener una rutina cada noche, de manera que el niño aprenda qué es lo que se espera. Si los niños son físicamente sanos, dejarlos llorar durante algunos minutos a menudo permite que se tranquilicen por sí mismos, lo que reduce el despertar nocturno. Sin embargo, el llanto prolongado es contraproducente, porque los padres pueden sentir la necesidad de volver a una rutina de contacto cercano. Algunos padres de niños de 3 a 10 años usan un reloj de luz roja/luz verde que indica al niño cuándo es aceptable salir de la cama (1).
El sueño a veces se ve interrumpido por el síndrome de piernas inquietas, y algunos niños, particularmente aquellos que se agitan y roncan, pueden tener apnea obstructiva del sueño. Los niños con síndrome de piernas inquietas pueden beneficiarse con suplementación con hierro, incluso si no tienen anemia por deficiencia de hierro. Los médicos también deben considerar una evaluación para apnea del sueño en los niños que se agitan y roncan.
Referencia sobre el despertar nocturno
1. Mindell JA, Meltzer LJ, Carskadon MA, Chervin RD. Developmental aspects of sleep hygiene: findings from the 2004 National Sleep Foundation Sleep in America Poll. Sleep Med. 2009;10(7):771-779. doi:10.1016/j.sleep.2008.07.016

