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Los síntomas o el examen físico de un paciente pueden sugerir un trastorno cardiovascular. Para confirmarlo, suelen solicitarse ciertas pruebas cardíacas no invasivas e invasivas específicas.
El dolor torácico es una molestia muy frecuente. Muchos pacientes son concientes de la amenaza potencial asociada con este síntoma y consultan ante la mínima molestia. Otros, incluso muchos individuos con enfermedades graves, minimizan o ignoran esta advertencia. La percepción del dolor (tanto sus características como su gravedad) varía significativamente en los distintos individuos y también en ambos sexos. Independientemente de la manera en que se describa, no se debe restar importancia al dolor torácico sin explicar su causa.
Muchas pruebas no invasivas e invasivas pueden delimitar la estructura y la función del corazón (véase tabla ). Durante ciertas pruebas de diagnóstico invasivas, también es posible implementar tratamientos (p. ej., intervención coronaria percutánea durante el cateterismo cardíaco, ablación por radiofrecuencia durante la evaluación electrofisiológica).
El corazón normal late de una manera regular y coordinada gracias a la transmisión de los impulsos eléctricos generados por los miocardiocitos (que tienen propiedades eléctricas únicas) y disspersados a través de ellos, que desencadenan una secuencia de contracciones miocárdicas organizadas. Las arritmias y los trastornos de la conducción cardíaca son el resultado de anomalías en la generación o la conducción de estos impulsos eléctricos.
La fibrilación auricular es un ritmo auricular irregular rápido. Los síntomas consisten en palpitaciones y, en ocasiones, debilidad, intolerancia a los esfuerzos, disnea y presíncope. Se pueden formar trombos auriculares, que generan un riesgo elevado de experimentar un accidente cerebrovascular embólico. El diagnóstico se basa en el ECG. El tratamiento consiste en el control de la frecuencia con fármacos, la prevención de la tromboembolia con anticoagulación y, en ocasiones, la conversión al ritmo sinusal con fármacos o cardioversión.
Aunque toda miocardiopatía dilatada o hipertrófica (véase Generalidades de las miocardiopatías) puede provocar trastornos cardíacos y sistémicos que predisponen a una serie de arritmias diferentes, como bradiarritmias, taquiarritmias auriculares y ventriculares, y muerte súbita, ciertas miocardiopatías son particularmente proclives a hacerlo. Estas se denominan miocardiopatías arritmogénicas e incluyen
La aterosclerosis se caracteriza por la formación de placas en forma de parches (ateromas) en la capa íntima que rodean la luz de arterias de mediano y gran tamaño. Las placas contienen lípidos, células inflamatorias, células musculares lisas y tejido conectivo. Los factores de riesgo para el desarrollo de esta enfermedad son la dislipidemia, la diabetes, el tabaquismo, los antecedentes familiares, el estilo de vida sedentario, la obesidad y la hipertensión arterial. Los síntomas aparecen cuando el crecimiento o la rotura de la placa disminuye u obstruye el flujo sanguíneo y varían de acuerdo con la arteria afectada. El diagnóstico se basa en la evaluación clínica y se confirma con angiografía, ecografía u otros estudios de diagnóstico por la imagen. El tratamiento requiere la modificación de los factores de riesgo, estilos de vida y dieta, la práctica de actividad física, la administración de antiagregantes plaquetarios y fármacos antiaterógenos.
Los tumores cardíacos pueden ser primarios (benignos o malignos) o metastásicos (malignos). El mixoma, un tumor benigno, es el tipo más frecuente de tumor cardíaco primario. Los tumores cardíacos pueden localizarse en cualquier tejido cardíaco. Pueden causar obstrucción valvular o del tracto de entrada o salida, tromboembolia, arritmias o trastornos pericárdicos. El diagnóstico se basa en los resultados de la ecocardiografía, y frecuentemente de la RM cardíaca. El tratamiento de los tumores benignos suele ser su resección quirúrgica, aunque pueden recidivar. El tratamiento del cáncer metastásico depende del tipo y el origen del tumor y el pronóstico suele ser desfavorable.
Una miocardiopatía es un trastorno primario del músculo cardíaco. Se distingue de otras cardiopatías estructurales como la enfermedad coronaria, las valvulopatías y las cardiopatías congénitas. Las miocardiopatías se clasifican en 3 tipos principales según sus características anatomopatológicas (véase figura ):
La enfermedad coronaria representa un compromiso del flujo sanguíneo que atraviesa las arterias coronarias, generado con mayor frecuencia por la presencia de ateromas. Sus presentaciones clínicas incluyen isquemia subclínica, angina de pecho, síndromes coronarios agudos ( angina inestable, infarto de miocardio) y muerte súbita de origen cardíaco. El diagnóstico se basa en los síntomas, el ECG, la prueba con estrés y, en ocasiones, la angiografía coronaria. La prevención consiste en modificar los factores de riesgo reversibles (p. ej., hipercolesterolemia, hipertensión arterial, inactividad física, obesidad, diabetes y tabaquismo). El tratamiento se realiza con fármacos y procedimientos que reducen la isquemia y restablecen o mejoran el flujo sanguíneo coronario.
Los aneurismas son dilataciones anormales de las arterias como consecuencia del debilitamiento de la pared arterial. Las causas más frecuentes son la hipertensión arterial, la aterosclerosis, las infecciones, los traumatismos y las enfermedades hereditarias o adquiridas del tejido conectivo (p. ej., síndrome de Marfan, síndrome de Ehlers-Danlos). Los aneurismas suelen ser asintomáticos, pero también pueden causar dolor y provocar isquemia, tromboembolia, disección espontánea y rotura, que pueden ser mortales. El diagnóstico se basa en estudios de diagnóstico por la imagen (p. ej., ecografía, angiotomografía, angiorresonancia, aortografía). Los aneurismas no rotos se pueden someter a tratamiento médico o intervención quirúrgica según los síntomas y el tamaño y la ubicación del aneurisma. El tratamiento médico incluye la modificación de los factores de riesgo (p. ej., control estricto de la presión arterial) más imágenes de vigilancia programadas. La intervención quirúrgica incluye reparación abierta o cirugía para la introducción de un tutor endovascular (stent). El tratamiento de los aneurismas rotos requiere reparación inmediata con injerto de una prótesis mediante un procedimiento quirúrgico abierto o colocación de una prótesis endovascular (stent).
La endocarditis infecciosa es la infección del endocardio, en general por bacterias (con mayor frecuencia, estreptococos o estafilococos) u hongos. Puede causar fiebre, soplos cardíacos, petequias, anemia, fenómenos embólicos y vegetaciones endocárdicas. Las vegetaciones pueden provocar incompetencia u obstrucción valvular, absceso miocárdico o aneurismas micóticos. El diagnóstico requiere el aislamiento de los microorganismos en la sangre y en general, ecocardiografía. El tratamiento consiste en antibióticos durante un período prolongado y, a veces, cirugía.
La insuficiencia cardíaca es un síndrome de disfunción ventricular. La insuficiencia ventricular izquierda causa disnea y fatiga, mientras que la insuficiencia ventricular derecha promueve la acumulación de líquido en los tejidos periféricos y el abdomen. Los ventrículos pueden verse involucrados en forma conjunta o por separado. El diagnóstico inicial se basa en la evaluación clínica y se confirma con radiografías de tórax, ecocardiografía y medición de las concentraciones plasmáticas de péptidos natriuréticos. El tratamiento consiste en la educación del paciente, diuréticos, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), bloqueantes de los receptores de angiotensina II, beta-bloqueantes, antagonistas de la aldosterona, inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa-2, inhibidores de la neprilisina, inhibidores del nodo sinusal, marcapasos/desfibriladores implantables y otros dispositivos especializados y la corrección de la causa o las causas del síndrome de insuficiencia cardíaca.
La hipertensión arterial es la elevación sostenida de la tensión arterial sistólica en reposo (≥ 130 mmHg) o la tensión arterial diastólica (≥ 80 mmHg) en reposo. La hipertensión arterial sin causa documentada (primaria, antes conocida como hipertensión esencial) es más frecuente. La hipertensión con una causa identificada (hipertensión secundaria) suele deberse al hiperaldosteronismo primario. La apnea del sueño, la enfermedad renal crónica, la obesidad o la estenosis de la arteria renal son otras causas de hipertensión secundaria. En general, no aparecen síntomas salvo que la hipertensión arterial sea grave o de larga data. El diagnóstico se realiza con esfingomanometría. Deben solicitarse pruebas para determinar la causa, evaluar los daños e identificar otros factores de riesgo cardiovasculares. El tratamiento de la hipertensión requiere cambios en el estilo de vida y fármacos, como diuréticos, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ARA II), bloqueantes del receptor de angiotensina II y bloqueantes de los canales de calcio.
El plasma, junto con algunos glóbulos blancos, se moviliza sistemáticamente fuera de los capilares hacia el espacio intersticial. La mayor parte del líquido y sus componentes es incorporada por las células tisulares o reabsorbida en el árbol vascular, dependiendo del equilibrio entre las presiones hidrostáticas y oncótica. Sin embargo, parte del líquido, junto con ciertas células y detritos celulares (p. ej., de la respuesta inmune a la infección local, cáncer, inflamación) entra en el sistema linfático.
La miocarditis es la inflamación del miocardio con necrosis de los miocardiocitos. La miocarditis puede deberse a numerosos trastornos (p. ej., infección, cardiotoxinas, fármacos y trastornos sistémicos como sarcoidosis), pero a menudo es idiopática. Sus síntomas pueden variar y pueden incluir fatiga, disnea, edema, palpitaciones y muerte súbita. El diagnóstico se basa en los síntomas y los hallazgos clínicos de un ECG anormal, biomarcadores e imágenes cardíacas en ausencia de factores de riesgo cardiovascular. La biopsia endomiocárdica confirma el diagnóstico clínico de miocarditis. El tratamiento depende de la causa, pero las medidas generales incluyen medicamentos para tratar la insuficiencia cardíaca y las arritmias y rara vez cirugía (p. ej., bomba intraaórtica con balón, dispositivo de asistencia ventricular izquierda, trasplante). La inmunosupresión es útil en ciertos tipos de miocarditis (p. ej., miocarditis por hipersensibilidad, miocarditis de células gigantes, miocarditis causada por sarcoidosis).
La acrocianosis es la cianosis simétrica, indolora y persistente de las manos, los pies o la cara causada por el vasoespasmo de los pequeños vasos de la piel en respuesta al frío.
El corazón de deportista es un conjunto de cambios estructurales y funcionales observados en el corazón de individuos que entrenan drante períodos prolongados (p. ej.,> 1 hora la mayoría de los días) y/o con frecuencia a altas intensidades. Estos cambios son asintomáticos y los signos que produce incluyen bradicardia, soplo sistólico y ruidos cardíacos adicionales. Las alteraciones electrocardiográficas (ECG) son frecuentes. El diagnóstico se basa en la evaluación clínica o la ecocardiografía. No se requiere tratamiento. El corazón de deportista tiene importancia en el diagnóstico diferencial de cardiopatías graves.
Todas las válvulas cardíacas pueden presentar estenosis o insuficiencia (también denominado regurgitante o incompetente), que producen cambios hemodinámicos bastante antes de ocasionar síntomas. Con mayor frecuencia, las estenosis o las insuficiencias valvulares pueden presentarse en forma aislada en una sola válvula, aunque también pueden coexistir trastornos de varias de ellas, y una misma válvula puede ser tanto estenótica como insuficiente.