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Los síntomas y trastornos digestivos son bastantes frecuentes. La anamnesis y la exploración física suelen ser suficientes para tomar una decisión en pacientes con síntomas menores; en otros casos, es necesario realizar estudios complementarios.
En la actualidad, la pH-metría esofágica de 24 horas ambulatoria, con estudio de impedancia intraluminal o sin este, es el procedimiento más frecuente para cuantificar el reflujo gastroesofágico (véase the American College of Gastroenterology's 2022 Clinical Guideline for the Diagnosis and Management of Gastroesophageal Reflux Disease). Las principales indicaciones son las siguientes:
El dolor abdominal es común y a menudo intrascendente. Sin embargo, si es agudo e intenso, casi siempre sugiere un síntoma de patología intraabdominal. Puede ser el único indicador de la necesidad de cirugía y debe ser atendido con rapidez: en ciertos cuadros (p. ej., irrigación intestinal interrumpida debido a una obstrucción estrangulante o a una embolia arterial), pueden producirse una gangrena y una perforación intestinal en < 6 h desde el comienzo de los síntomas. El dolor abdominal preocupa particularmente en pacientes muy jóvenes o muy mayores, y en aquellos con infección por HIV o medicados con inmunosupresores (incluidos corticosteroides).
El canal anal comienza en el margen anal y finaliza en la unión anorrectal (línea pectínea, unión mucocutánea, línea dentada), donde hay de 8 a 12 criptas anales y de 5 a 8 papilas. El canal está tapizado por anodermo, una continuación de la piel externa. El canal anal y la piel adyacente están inervados por nervios sensitivos somáticos, y son muy sensibles a estímulos dolorosos. El drenaje venoso del canal anal es a través del sistema de la vena cava, pero la unión anorrectal puede drenar tanto hacia el sistema porta como hacia el sistema cava. Los linfáticos del canal anal pasan a los ganglios ilíacos internos, la pared posterior de la vagina y los ganglios inguinales. Las distribuciones venosa y linfática determinan cómo se diseminan la enfermedad maligna y las infecciones.
Diversos cuerpos extraños pueden ingresar en el tubo digestivo en forma intencional o accidental. Muchos cuerpos extraños se eliminan a través de tubo digestivo espontáneamente, pero algunos se impactan y causan síntomas de obstrucción y a veces complicaciones. El papel de los estudios de diagnóstico por imágenes en el manejo de la ingestión de un cuerpo extraño no está estandarizado. Casi todos los objetos impactados pueden extraerse por vía endoscópica, pero en ocasiones es necesaria una intervención quirúrgica. El momento de la endoscopia varía dependiendo del tipo de cuerpo extraño ingerido.
El aparato de la deglución está formado por la faringe, el esfínter esofágico superior (cricofaríngeo), el cuerpo del esófago y el esfínter esofágico inferior. El tercio superior del esófago y las estructuras proximales a éste están compuestas por músculo esquelético; el segmento distal del esófago y el esfínter esofágico inferior, por músculo liso. Estos componentes actúan como un sistema integrado que transporta material de la boca al estómago e impide su reflujo hacia el esófago. La obstrucción física o los trastornos que interfieren con la función motora ( trastornos de la motilidad esofágica) pueden afectar el sistema.
Las células parietales de los dos tercios proximales (cuerpo) del estómago secretan ácido. El ácido gástrico ayuda a la digestión al crear el pH óptimo para la pepsina y la lipasa gástrica, y al estimular la secreción pancreática de bicarbonato. La secreción de ácido es desencadenada por los alimentos: el pensamiento, el olor o el sabor de los alimentos causan estimulación vagal de las células G secretoras de gastrina del tercio distal (antro) del estómago. La llegada de proteínas al estómago estimula aún más la secreción de gastrina. La gastrina circulante desencadena la liberación de histamina de las células de tipo enterocromafín. La histamina estimula las células parietales a través de sus receptores H2. Las células parietales secretan ácido, y el descenso resultante del pH determina que las células D del antro liberen somatostatina, que inhibe la liberación de gastrina (control por retroalimentación negativa).
La gastroenteritis es la inflamación del revestimiento del estómago y el intestino delgado y grueso. La mayoría de los casos son de etiología infecciosa, aunque puede producirse gastroenteritis después de la ingestión de fármacos y tóxicos químicos (p. ej., metales pesados, sustancias vegetales). La adquisición puede ser transmitida por los alimentos, por el agua, de persona a persona, o en ocasiones a través de la diseminación zoonótica. En los Estados Unidos, se estima que 1 de cada 6 personas contrae enfermedades transmitidas por alimentos cada año. Los síntomas son anorexia, náuseas, vómitos, diarrea y molestias abdominales. El diagnóstico es clínico o por coprocultivo, aunque cada vez se utiliza más la PCR (polymerase chain reaction) e inmunoanálisis. El tratamiento es sintomático, aunque algunas infecciones parasitarias y bacterianas requieren tratamiento antiinfeccioso específico.
La hemorragia digestiva puede originarse en cualquier zona desde la boca hasta ano y ser evidente u oculta. Las manifestaciones dependen de la localización y la intensidad de sangrado. (Véase también Varices y Lesiones vasculares digestivas.)
La enfermedad inflamatoria intestinal, que incluye la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, es un trastorno que cursa con recidivas y remisiones, caracterizado por inflamación crónica en varias localizaciones del tubo digestivo, que provoca diarrea y dolor.
El síndrome del intestino irritable se caracteriza por molestias o dolor abdominal recurrentes con al menos dos de las siguientes manifestaciones: relación con la defecación, asociación con un cambio en la frecuencia evacuatoria o relación con un cambio de la consistencia de la materia fecal. Se desconoce la causa, y la fisiopatología sólo se conoce en parte. El diagnóstico es clínico. El tratamiento es sintomático y consiste en manejo dietético y fármacos, como los anticolinérgicos y los agentes activos en los receptores de serotonina.
El cáncer anal representa aproximadamente 8590 casos y alrededor de 1350 muertes en los Estados Unidos anualmente ( 1). El síntoma principal es la hematoquecia. El diagnóstico se realiza por endoscopia. Las opciones de tratamiento incluyen exéresis, quimioterapia y radioterapia.