(Véase también Generalidades sobre los tumores de la cabeza y el cuello.)
Si los tumores maxilares no se detectan inicialmente en las radiografías, se diagnostican por la clínica debido a que su crecimiento causa hinchazón de la cara, el paladar o el reborde alveolar (la parte del maxilar que sostiene los dientes). También pueden causar dolor a la palpación del hueso y dolor espontáneo intenso.
En el paladar o en la mandíbula pueden aparecer proliferaciones óseas (rodete palatino, rodete mandibular). Son proliferaciones comunes y pueden causar preocupación acerca de un cáncer, aunque son benignos y plantean problemas sólo si interfieren con la asistencia odontológica o la función de la glándula submandibular. Cuando se localizan en el paladar, lo hacen en la línea media y la mucosa se encuentra intacta y lisa.
El tumor más frecuente en ambos maxilares es el carcinoma epidermoide que invade el hueso a través de los alvéolos dentales. Este tipo de tumor puede afectar cualquier porción intrabucal de los maxilares.
El ameloblastoma, el más común de los tumores epiteliales odontógenos, suele originarse en la parte posterior de la mandíbula. Es lentamente invasivo y rara vez metastásico. En la radiografía, adopta un aspecto típico multiloculado o en pompas de jabón radiotransparentes. El tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica amplia y la reconstrucción si corresponde.
El odontoma, el tumor odontógeno más común, afecta el folículo dental o los tejidos dentales y suele aparecer en el maxilar inferior de personas jóvenes. Los odontomas comprenden los odontomas fibrosos y los cementomas. La ausencia clínica de un molar sugiere un odontoma compuesto. Estos tumores son extirpados, en especial en caso de que existan dudas acerca del diagnóstico.
El osteosarcoma, el tumor de células gigantes, el tumor de Ewing, el mieloma múltiple y los tumores metastásicos pueden afectar los maxilares. El tratamiento es igual que para los tumores en otros sitios óseos.