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Las bacterias pueden infectar el útero y sus alrededores poco después del parto.
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Tales infecciones suelen causar dolor en la parte inferior del abdomen, fiebre y secreciones malolientes.
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El diagnóstico generalmente se establece de acuerdo con los síntomas y los resultados de un examen físico.
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Por lo general la infección se cura con antibióticos.
Después del parto, el útero se puede infectar si las membranas que contienen al feto (el saco amniótico) están infectadas (llamada corioamnionitis).
Las infecciones uterinas incluyen
Causas
Las bacterias que normalmente viven en la vagina pueden causar una infección después del parto. Las enfermedades que hacen que una mujer tenga más probabilidades de desarrollar una infección incluyen las siguientes:
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Un retraso de más de 18 horas entre la ruptura de las membranas y el parto
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Monitorización interna del feto (que requiere ruptura de las membranas que contienen el feto)
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Tactos vaginales reiterados durante el parto
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Fragmentos placentarios retenidos en el útero después del parto
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Hemorragia excesiva después del parto (hemorragia posparto o hemorragia puerperal)
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Edad temprana de la madre
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Bajo nivel socioeconómico
Las probabilidades de desarrollar una infección uterina dependen fundamentalmente del tipo de parto:
Síntomas
Los síntomas de las infecciones uterinas suelen consistir en dolor en la parte inferior del abdomen o la pelvis, fiebre (habitualmente de 1 a 3 días después del parto), palidez, escalofríos, sensación general de enfermedad o malestar y, a menudo, cefalea y pérdida del apetito. La frecuencia cardíaca es a menudo rápida. El útero se encuentra hinchado, doloroso a la palpación y de consistencia blanda. Por lo general se produce una secreción vaginal maloliente, que varía en cantidad. Esta secreción puede contener sangre o no contenerla. Pero a veces el único síntoma es una fiebre baja.
Cuando los tejidos que están alrededor del útero se infectan, se hinchan y producen un malestar considerable. La mujer suele experimentar dolor intenso y fiebre alta.
Aunque son poco frecuentes pueden aparecer algunas complicaciones graves. Se incluyen los siguientes:
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Inflamación de las membranas que recubren el abdomen (peritonitis)
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Coágulos de sangre en las venas pélvicas (tromboflebitis pélvica)
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Coágulos que viajan hasta el pulmón y obstruyen una de sus arterias (embolia pulmonar)
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Concentraciones elevadas de sustancias tóxicas (toxinas) en sangre producidas por las bacterias que causan la infección, lo que lleva a una septicemia (infección generalizada) o choque séptico.
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Una acumulación de pus (absceso) en la pelvis
Cuando sobreviene una septicemia o un choque séptico, la presión arterial desciende de manera notable y la frecuencia cardíaca se acelera mucho. En estas circunstancias se pueden provocar una lesión renal grave e incluso la muerte. Dichas complicaciones son infrecuentes, especialmente cuando la infección puerperal se diagnostica y se trata con prontitud.
Diagnóstico
Una infección uterina se puede diagnosticar basándose principalmente en los resultados de la exploración física. A veces se diagnostica una infección cuando la mujer ha tenido fiebre durante 24 horas después del parto y no se identifica ninguna otra causa.
Por lo general, los médicos toman una muestra de orina, la analizan (análisis de orina) y la envían para su cultivo y análisis en busca de bacterias. Los análisis de orina pueden ayudar a identificar las infecciones de las vías urinarias.
Rara vez se necesitan otras pruebas, pero pueden incluir el cultivo de una muestra de tejido extraída de la mucosa uterina y pruebas de diagnóstico por la imagen, generalmente tomografía computarizada, del abdomen.
Tratamiento
Si el útero está infectado, la mujer suele recibir antibióticos (habitualmente clindamicina más gentamicina) por vía intravenosa hasta que permanezca sin fiebre durante al menos 48 horas. Después, la mayoría de las mujeres no precisan tomar antibióticos por vía oral.
Antes de un parto por cesárea, los médicos administran antibióticos a las mujeres antes del procedimiento quirúrgico. Este tratamiento puede ayudar a prevenir las infecciones del útero y las zonas circundantes.