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La rubéola está causada por un virus.
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El feto o el recién nacido pueden presentar síntomas dependiendo de cuándo se produjo la infección durante el embarazo.
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Se pueden hacer análisis de sangre y análisis de otras muestras para detectar el virus en el feto, el recién nacido o la madre.
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La vacunación de la madre antes de quedarse embarazada puede evitar la infección del feto.
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No existe un tratamiento específico para la infección.
(Véase también Introducción a las infecciones en los recién nacidos y Rubéola en niños mayores y adultos.)
Cuando un bebé nace con rubéola, la infección se llama rubéola congénita. En la rubéola congénita, una mujer infectada durante las primeras 16 semanas (en particular las primeras 8 o 10 semanas) de su embarazo transmite el virus al feto a través de la placenta (el órgano que proporciona alimento al feto). Esta infección del feto causa abortos espontáneos, muerte intrauterina o varias anomalías congénitas graves. Cuanto más inicial es la etapa del embarazo en la que se produce la infección, mayor es el riesgo de anomalías graves.
La rubéola congénita es muy poco frecuente en Estados Unidos porque la vacunación contra la rubéola de niñas y mujeres jóvenes se ha convertido en sistemática.
Síntomas
El feto puede no presentar síntomas o bien se puede producir una muerte fetal según cuándo se haya producido la infección durante el embarazo. Los lactantes que sobreviven pueden presentar defectos congénitos. Estos defectos congénitos se conocen como síndrome de rubéola congénita (SRC).
Los síntomas más frecuentes del síndrome de rubéola congénita en los recién nacidos incluyen
Diagnóstico
A las mujeres embarazadas se les realiza de forma sistemática un análisis de sangre durante las primeras etapas del embarazo para confirmar que son inmunes a la rubéola. La prueba se repite en mujeres que no tienen anticuerpos contra el virus de la rubéola y que desarrollan síntomas de la rubéola.
Los fetos pueden ser diagnosticados antes del nacimiento mediante el análisis del líquido amniótico o de la sangre.
A los recién nacidos sospechosos de sufrir síndrome de rubéola congénita se les debe analizar la sangre para medir las concentraciones de anticuerpos y se pueden tomar y analizar muestras para detectar el virus.
El recién nacido también se puede someter a otras pruebas como una punción lumbar y radiografías de los huesos para detectar anomalías causadas por el síndrome de rubéola congénita. Los recién nacidos también deben someterse a exámenes oculares y cardíacos exhaustivos.
Prevención
La vacunación contra la rubéola para todas las niñas y las mujeres en edad de concebir antes del embarazo puede prevenir la infección.
Las mujeres embarazadas que no son inmunes a la rubéola deben evitar el contacto con cualquier persona que tenga rubéola y deben recibir la vacuna inmediatamente después de dar a luz para que puedan ser inmunes durante futuros embarazos. Las mujeres no se pueden vacunar durante el embarazo porque la vacuna contiene virus activo que podría infectar al feto. Debido a este riesgo, todas las mujeres que reciben la vacuna contra la rubéola deben asegurarse de no quedarse embarazadas durante al menos 28 días después de la vacunación.
Si una mujer encinta que no ha sido inmunizada tiene contacto próximo o frecuente con una persona infectada durante los primeros meses de embarazo, puede recibir una inyección de inmunoglobulina a fin de ayudar a prevenir la infección.