Los nervios se conectan con los músculos en la unión neuromuscular. Allí, las terminaciones de las fibras nerviosas se conectan a puntos especiales localizados en la membrana del músculo, denominados placas motoras terminales. Estas placas contienen receptores que permiten que el músculo responda a la acetilcolina, un mensajero químico (neurotransmisor) liberado por el nervio para transmitir un impulso nervioso a través de la unión neuromuscular. Cuando el nervio estimula un músculo en esta unión, una señal eléctrica lo atraviesa y provoca su contracción. Después de transmitir el impulso, la acetilcolina se descompone de manera que deja de estimular al músculo.
(Véase también Introducción al sistema nervioso periférico.)
Entre los trastornos en que la transmisión neuromuscular no funciona adecuadamente se incluyen
Además, muchos fármacos (incluidos algunos antibióticos a dosis muy altas), ciertos insecticidas (organofosforados), el curare (un extracto vegetal que se colocaba antiguamente en la punta de algunos dardos para hacerlos venenosos y se utilizaba para paralizar y matar) y los gases neurotóxicos utilizados en las guerras químicas provocan disfunción en la transmisión neuromuscular. Algunas de estas sustancias impiden la degradación normal de la acetilcolina después de la transmisión del impulso nervioso al músculo.
Algunos trastornos de la unión neuromuscular disminuyen la actividad del nervio, causando debilidad. Otros trastornos, como los siguientes, aumentan la actividad del nervio:
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Síndrome de la persona rígida: los anticuerpos producidos por el cuerpo atacan las células nerviosas del cerebro y de la médula que regulan el movimiento muscular. Como resultado, los músculos se estimulan de forma continua, haciendo que se vuelvan rígidos.
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Síndrome de Isaacs: los nervios envían señales eléctricas a los músculos de forma repetida. Como resultado, los músculos son continuamente estimulados. Los músculos se vuelven rígidos y permanecen contraídos, haciendo que el ejercicio y algunas actividades físicas normales sean difíciles o imposibles.
Aunque el síndrome de la persona rígida afecta principalmente el encéfalo y la médula espinal (el sistema nervioso central), también puede afectar la unión neuromuscular en otras partes del cuerpo.