Dolor generalizado crónico

PorMeredith Barad, MD, Stanford Health Care;
Anuj Aggarwal, MD, Stanford University School of Medicine
Revisado porMichael C. Levin, MD, College of Medicine, University of Saskatchewan
Revisado/Modificado Modificado abr 2025
v25186103_es
VER VERSIÓN PROFESIONAL
Datos clave

El dolor crónico es un dolor que dura o se repite durante meses o años.

Generalmente, el dolor se considera crónico si cumple una de las características siguientes:

  • Dura más de 3 meses.

  • Tiene una duración de más de 1 mes después de la remisión de la lesión o el problema que causaron inicialmente el dolor

  • Se repite con intermitencia a lo largo de meses o años

  • Se asocia a enfermedades crónicas (como cáncer, artritis, diabetes o fibromialgia) o a una lesión que no se cura

(Véase también Introducción al dolor.)

El dolor crónico se produce a veces cuando los nervios se vuelven más sensibles al dolor. Por ejemplo, la causa original del dolor puede estimular de manera reiterada las fibras y las células nerviosas que detectan, envían y reciben las señales del dolor. Esta estimulación repetida puede modificar la estructura de las fibras y células nerviosas (lo que se denomina neuroplasticidad) o hacerlas más activas. Como resultado, el dolor aparece con estímulos que normalmente no son dolorosos, o los estímulos dolorosos pueden parecer más intensos. Este efecto se denomina sensibilización.

Además, algunas áreas de músculo o de tejido conjuntivo pueden llegar a ser muy sensibles y dolorosas a la palpación. Estas áreas se denominan puntos gatillo, porque tocarlas provoca frecuentemente dolor inexplicado que se irradia a otras áreas del cuerpo.

¿Sabías que...?

  • El dolor crónico ocurre a veces cuando la causa original del dolor estimula los nervios repetidamente y dicha estimulación altera físicamente el sistema nervioso, de manera que el dolor empeora y dura más.

Los trastornos crónicos (como el cáncer, la artritis, la diabetes o la fibromialgia) pueden causar dolor crónico. El dolor crónico también puede ser resultado de una lesión, incluso de una lesión leve si las fibras y las células nerviosas se han sensibilizado.

La ansiedad, la depresión y otros factores psicológicos pueden ayudar a explicar por qué algunas personas experimentan el dolor de forma más desagradable que otras y por qué el dolor limita sus actividades más que en otras personas. Por ejemplo, las personas con dolor crónico saben que este se repetirá, y pueden volverse temerosas y ansiosas anticipándose al dolor. El miedo y la ansiedad disminuyen la producción de sustancias que rebajan la sensibilidad de las neuronas al dolor. Estos cambios en la sensibilidad al dolor explican en parte la persistencia del dolor después de la remisión de su causa, y el hecho de sentir un dolor superior a lo esperado.

A veces, la causa original del dolor es evidente, como, por ejemplo, cuando la persona afectada ha sufrido una lesión que ha dado lugar a un dolor crónico de espalda. O bien la causa puede ser desconocida, por ejemplo, cuando la persona afectada sufre un dolor de cabeza crónico.

Síntomas del dolor crónico generalizado

El dolor crónico puede aparecer en diferentes partes del cuerpo en las diferentes personas (por ejemplo, puede aparecer en la espalda de una persona y en la punta de los dedos de otra). Además, la sensación de dolor puede ser diferente. Por ejemplo, el dolor puede ser pulsátil, punzante, ardiente o agudo. Puede ser constante o intermitente, y la intensidad del dolor puede variar.

Las personas con dolor crónico a menudo también se sienten cansadas, tienen problemas para dormir, pierden el apetito y/o el gusto por la comida y bajan de peso. Su deseo sexual puede disminuir. Estos problemas pueden aparecer de forma gradual. El dolor constante puede impedir que la persona afectada haga lo que normalmente disfruta. Puede deprimirse y volverse ansiosa. Puede dejar de hacer sus actividades, aislarse socialmente y preocuparse por la salud física.

Diagnóstico del dolor crónico generalizado

  • Evaluación médica

  • A veces, una evaluación de la salud mental

Los médicos evalúan a fondo a la persona afectada para identificar la causa del dolor y sus efectos sobre la vida cotidiana. Si no se identifica ninguna causa, a continuación, los médicos se centran en aliviar el dolor y ayudar a mejorar la funcionalidad de la persona.

Los médicos le preguntan a la persona afectada si se siente deprimida, si siente ansiedad y si está durmiendo bien. La identificación de dichos síntomas es crucial porque pueden empeorar el dolor y, si están presentes, deben tratarse para que el dolor se trate de forma eficaz. Puede ser necesaria una evaluación formal de la salud mental.

En personas con dolor crónico cuyo dolor no ha sido eliminado mediante medicamentos u otras medidas, puede ser necesario un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud para brindar apoyo adicional. La misión central del equipo es trabajar conjuntamente para manejar el impacto del dolor en el bienestar general de la persona. Los psicólogos y psiquiatras manejan los problemas psicológicos relacionados con el dolor, y los terapeutas llevan a cabo la rehabilitación física y ocupacional según sea necesario. Especialistas en medicina del sueño, nutricionistas y otros profesionales pueden formar parte del equipo multidisciplinario de atención. La misión del equipo es ayudar a la persona a manejar el dolor y todos los aspectos de su vida afectados por el mismo.

Tratamiento del dolor crónico generalizado

  • Medicamentos para aliviar el dolor

  • Métodos físicos (como la fisioterapia)

  • Terapia psicológica y conductual

  • Técnicas de manejo intervencional

Si se identifica una causa de dolor crónico, se trata.

El tratamiento del dolor crónico puede incluir lo siguiente:

Si los tratamientos no son eficaces, el médico puede derivar a la persona afectada a una clínica del dolor.

Medicamentos

En la mayoría de las personas que toman medicamentos para el dolor (analgésicos) para el dolor crónico, la intensidad del dolor varía a lo largo del día. La intensidad varía en función de varios factores, como los siguientes:

  • Las características de los nervios afectados (por ejemplo, la rapidez con que envían señales y donde se encuentran situados)

  • Actividades que pueden causar dolor (tales como mover o tocar la zona afectada)

  • Estrés

  • Dosis o pautas de analgésicos

Dependiendo de la gravedad del dolor, se pueden utilizar los siguientes tipos de medicamentos para tratar el dolor crónico:

A veces, una combinación de fármacos puede aliviar el dolor de forma más eficaz que un único fármaco.

El dolor crónico suele tratarse primero con paracetamol (acetaminofeno) o con El dolor crónico suele tratarse primero con paracetamol (acetaminofeno) o confármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno o el naproxeno. Los AINE no solo alivian el dolor, sino que también pueden reducir la inflamación que a menudo lo acompaña y lo empeora. Sin embargo, si los AINE se toman en dosis elevadas o durante mucho tiempo, pueden tener efectos adversos graves, como irritación de la mucosa gástrica, una mayor tendencia a sangrar, problemas renales y un mayor riesgo de trastornos cardíacos y vasculares (cardiovasculares)., como el ibuprofeno o el naproxeno. Los AINE no solo alivian el dolor, sino que también pueden reducir la inflamación que a menudo lo acompaña y lo empeora. Sin embargo, si los AINE se toman en dosis elevadas o durante mucho tiempo, pueden tener efectos adversos graves, como irritación de la mucosa gástrica, una mayor tendencia a sangrar, problemas renales y un mayor riesgo de trastornos cardíacos y vasculares (cardiovasculares).

Los analgésicos adyuvantes se utilizan habitualmente para tratar el dolor crónico. Se cree que estos fármacos actúan cambiando la forma en que los nervios procesan el dolor (en lugar de detener directamente la sensación de dolor).

Los analgésicos secundarios que se administran con mayor frecuencia para tratar el dolor son

  • Antidepresivos (como amitriptilina, bupropión, desipramina, duloxetina, nortriptilina y venlafaxina)(como amitriptilina, bupropión, desipramina, duloxetina, nortriptilina y venlafaxina)

  • Anticonvulsivos (como gabapentina y pregabalina)(como gabapentina y pregabalina)

  • Anestésicos locales orales y tópicos

Los opioides se utilizan solo si otros medicamentos y tratamientos (como la fisioterapia) no han sido eficaces. El uso de opioides es limitado porque pueden tener efectos adversos, como un trastorno por consumo de opioides (adicción), ralentización de la respiración (depresión respiratoria) y muerte por sobredosis. Los opioides se utilizan mayoritariamente para tratar el dolor entre moderado e intenso debido al cáncer o a otros trastornos que acortan el tiempo de vida (trastornos terminales). Los opioides también se utilizan como parte de los cuidados paliativos para las personas al final de la vida.

Antes de prescribir opioides para cualquier tipo de dolor crónico, los médicos consideran lo siguiente:

  • Cuál es el enfoque terapéutico habitual

  • Si se podrían utilizar otros tratamientos

  • Si la persona corre un riesgo elevado de efectos adversos de un opioide

  • Si existe probabilidad de que la persona haga un mal uso o abuso de los opioides o si es probable que los emplee para otros fines (por ejemplo, para venderlos)

Si existe un riesgo elevado de sufrir un problema, el médico puede derivar a la persona afectada a un especialista en dolor o a un profesional de la salud mental que tenga experiencia en el abuso de sustancias. Por ejemplo, las personas que han sufrido una adicción suelen necesitar un informe de referencia.

Cuando se prescriben opioides para el dolor crónico, los médicos explican la naturaleza del trastorno de la persona (si se conoce) y los riesgos y beneficios de otros posibles tratamientos, incluidos los fármacos no opioides y la ausencia de tratamiento. Los médicos preguntan a la persona afectada acerca de sus objetivos y expectativas. Por lo general, proporcionan información escrita que describe los riesgos de tomar opioides. Después de comentar esta información con el médico y comprenderla, se le pide que firme un documento de consentimiento informado.

Cuando los médicos prescriben un opioide para el dolor crónico, describen los riesgos y los efectos adversos de los opioides. Se aconseja

  • No beber alcohol ni tomar medicamentos contra la ansiedad ni inductores del sueño cuando se toma el opioide

  • Tomar la dosis recomendada según la pauta recomendada y no cambiar la dosis

  • Guardar el opioide en un lugar seguro

  • No compartir el opioide con nadie

  • Ponerse en contacto con su médico si el opioide le causa somnolencia o si usted presenta algún otro efecto adverso (como confusión, estreñimiento o náuseas)

  • Eliminación de las píldoras no utilizadas según las indicaciones

  • Tener a mano naloxona (un antídoto opioide) y aprender y enseñar a los miembros de la familia cómo administrarla si se produce una sobredosis de opioidesTener a mano naloxona (un antídoto opioide) y aprender y enseñar a los miembros de la familia cómo administrarla si se produce una sobredosis de opioides

Si se prescribe un opioide, los médicos emplean las prácticas habituales para garantizar la seguridad de la persona. Los médicos suelen pedir a la persona que obtenga las recetas de opioides de un único médico y que siempre las surta la misma farmacia. Visitan a la persona con frecuencia para realizar su seguimiento y controlan el uso del opioide para asegurarse de que es inocuo y eficaz. Por ejemplo, los médicos pueden analizar periódicamente la orina de la persona para determinar si el fármaco está siendo tomado correctamente. También le piden a la persona que firme un acuerdo en el que se especifican las condiciones necesarias para el consumo de opioides, incluyendo cualquier control especial que pueda ser necesario.

En las personas con dolor debido al cáncer u otro trastorno terminal, las preocupaciones sobre los efectos adversos no deberían limitar el uso de opioides, ya que sus efectos adversos generalmente se pueden prevenir o controlar y la adicción no es tan importante en estos casos.

Fisioterapia o terapia ocupacional

Los fisioterapeutas y los terapeutas ocupacionales utilizan diversas técnicas para intentar aliviar el dolor crónico y ayudar a las personas afectadas a mejorar su funcionalidad. Si existen puntos gatillo, los profesionales de la salud pueden utilizar un pulverizador para enfriar la zona y luego estirar el músculo. Este método (llamado estiramiento y pulverización) puede ayudar a disminuir el dolor. Llevar una ortesis (un dispositivo que soporta las articulaciones, los ligamentos, los tendones, los músculos y los huesos lesionados) es beneficioso para algunas personas.

A veces, hacer ejercicios o aumentar el nivel de actividad ayuda. Por ejemplo, caminar regularmente puede ayudar a aliviar el dolor lumbar de forma más eficaz que el descanso en cama.

Los fisioterapeutas y los terapeutas ocupacionales pueden ayudar a las personas con dolor crónico a encontrar formas de realizar sus actividades cotidianas con menos dolor.

Medicina complementaria e integradora

La medicina complementaria e integradora puede utilizarse para tratar el dolor crónico. Por ejemplo, los médicos pueden sugerir uno o más de uno de los métodos siguientes:

Asesoramiento y técnicas conductuales

Varias técnicas (como las técnicas de relajación, las técnicas de distracción, la hipnosis y la biorretroalimentación) a veces pueden ayudar a controlar el dolor. Las técnicas de distracción pueden consistir en visualización guiada. Por ejemplo, se le puede enseñar a la persona afectada a imaginar una escena calmante y reconfortante, como descansar en una playa o estar acostado en una hamaca.

El asesoramiento o la psicoterapia pueden ayudar a mejorar la funcionalidad de la persona, incluso si no se reduce el dolor. El médico puede recomendar formas concretas de aumentar gradualmente las actividades físicas y sociales. Se aconseja a la persona afectada que no deje que el dolor interfiera con su compromiso de mejorar su funcionalidad. Cuando se utiliza este enfoque, muchas personas reportan una disminución del dolor. Los médicos aplauden el progreso, animan a la persona a seguir mejorando y continúan tratando el dolor según sea necesario.

También pueden hablar con los miembros de la familia o los compañeros de trabajo para disuadirlos de hacer cualquier cosa que mantenga a la persona afectada centrada en el dolor. Por ejemplo, no deben preguntar constantemente por la salud de la persona o insistir en que no haga las tareas.

Técnicas intervencionistas para el control del dolor

Existen varios procedimientos mínimamente invasivos utilizados para diagnosticar y tratar el dolor crónico que afecta a los nervios. Estas técnicas pueden ser particularmente efectivas para personas cuyo dolor no se alivia adecuadamente con medicamentos o fisioterapia. Entre estos factores se incluyen los siguientes

  • Bloqueos e inyecciones nerviosas: estos procedimientos implican la inyección de un anestésico o esteroide cerca de un nervio específico o grupo de nervios para reducir el dolor y la inflamación.

  • Neurólisis: este procedimiento implica crear una lesión en el nervio para proporcionar un alivio del dolor a más largo plazo. La lesión puede crearse quemando el nervio con una sustancia química cáustica en un proceso llamado quimioneurólisis, congelando el nervio (crioterapia) o quemándolo con ondas de radio (ablación por radiofrecuencia).

  • Inyecciones articulares: estas inyecciones administran corticoesteroides u otros agentes dentro o alrededor de las articulaciones para reducir el dolor y la inflamación. Se usan comúnmente para tratar la osteoartritis, la artritis reumatoide y el dolor articular postraumático.

  • Neuromodulación: esta técnica implica la estimulación eléctrica del sistema nervioso para modular (regular o ajustar) las señales de dolor antes de que lleguen al cerebro. La neuromodulación se utiliza para tratar el dolor neuropático, el síndrome de cirugía lumbar fallida, el síndrome del dolor regional complejo (SDRC) y el dolor nervioso periférico.

  • Procedimientos mínimamente invasivos avanzados: estos procedimientos incluyen la cifoplastia y vertebroplastia, que estabilizan fracturas por compresión en la columna vertebral mediante la inyección de material similar al cemento en el cuerpo vertebral; técnicas de descompresión, como aquellas que insertan espaciadores en la columna lumbar para cambiar su anatomía lo suficiente como para disminuir o eliminar la compresión que causa el dolor; y la fusión de la articulación sacroilíaca para crear estabilidad en personas cuyo dolor no se maneja adecuadamente con inyecciones y/o fisioterapia.

  • Otras técnicas intervencionistas: estas técnicas se dirigen al dolor muscular y al dolor neuropático localizado. Estas incluyen inyecciones en puntos gatillo e inyecciones de toxina botulínica.

Programas de rehabilitación del dolor

Los médicos pueden recomendar un programa de rehabilitación del dolor para las personas con dolor crónico. Estos programas son administrados por un equipo interdisciplinar, que incluye psicólogos, fisioterapeutas, médicos, personal de enfermería y, a veces, terapeutas ocupacionales y profesionales de la medicina integrativa. Los programas incluyen formación, terapia cognitivo-conductual, fisioterapia, simplificación del régimen farmacológico y, a veces, disminución gradual del consumo de analgésicos. Se centran en lo siguiente:

  • Restauración de la función

  • Mejora de la calidad de vida

  • Ayudar a las personas afectadas a controlar su propia vida, a pesar de su dolor crónico

Fármacos mencionados en este artículo

quizzes_lightbulb_red
Test your Knowledge¡Tomar una prueba!
iOS ANDROID
iOS ANDROID
iOS ANDROID