Los niños van adquiriendo un gran número de habilidades a medida que crecen. Algunas de estas habilidades, como, por ejemplo, controlar la orina y las deposiciones, dependen principalmente del nivel de madurez de los nervios y del cerebro del niño. Otras, como comportarse adecuadamente en casa y en la escuela, son resultado de una interacción muy compleja entre el desarrollo físico e intelectual (cognitivo) del niño, la salud, el carácter y la relación con sus padres, sus profesores y las personas que lo cuidan (véase también Desarrollo infantil). Otros comportamientos, como chuparse el dedo, aparecen cuando los niños buscan maneras de ayudarse a sobrellevar el estrés. Y aún otros comportamientos aparecen como respuesta al estilo de crianza.