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Los abscesos prostáticos están causados por bacterias.
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Los síntomas comunes incluyen micción frecuente, dolor al orinar, dificultad para orinar o retención de orina.
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Los hombres con síntomas que sugieran un posible absceso de próstata se someten a ecografías y, posiblemente, cistoscopia para confirmar el diagnóstico.
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La terapia con antibióticos y el drenaje del pus del absceso son los tratamientos de elección.
La próstata es una glándula masculina que se encuentra justo debajo de la vejiga y rodea la uretra. La glándula, junto con las vesículas seminales cercanas, produce gran parte del líquido que constituye la eyaculación (semen) de un hombre.
Síntomas
Los síntomas frecuentes incluyen
Otros síntomas menos comunes incluyen dolor en el área entre el escroto y el ano, dolor escrotal debido a la epididimitis (inflamación del tubo en espiral que contiene y transporta los espermatozoides), sangre en la orina y secreción purulenta de la uretra. En algunas ocasiones aparece fiebre.
El tacto rectal, llevado a cabo por un médico, puede ser doloroso. La próstata suele estar hipertrofiada.
Diagnóstico
Los médicos suelen sospechar la presencia de un absceso de próstata en hombres con dolor persistente en el área entre el escroto y el ano (perineo). Las infecciones de las vías urinarias (IVU) permanentes o recurrentes a pesar del tratamiento también son un motivo de sospecha. Los hombres con estos síntomas deben someterse a ecografía prostática y posiblemente cistoscopia.
Muchos abscesos, sin embargo, se descubren de forma inesperada durante la cirugía de próstata o una endoscopia del tracto urinario (cistoscopia). Aunque es frecuente encontrar pus y bacterias en la orina de los hombres con un absceso de próstata, algunos de ellos pueden no tener ni pus ni bacterias.
Tratamiento
El tratamiento consiste en antibióticos (por ejemplo, trimetoprim/sulfametoxazol) y drenaje del pus del absceso. Para drenar el pus, el médico puede utilizar uno de los dos métodos siguientes En uno, el médico inserta un instrumento en la uretra y luego realiza una punción en el absceso y lo drena. En el otro, el médico inserta una aguja hueca en el área entre el escroto y el ano (área perineal) para aspirar (succionar) el pus a través de la aguja.