Una lesión autolítica no suicida es una acción autoinflingida que causa dolor o lesiones superficiales pero que no tiene como objetivo causar la muerte.
Aunque los métodos que utilizan las personas para autolesionarse, tales como cortarse las venas de la muñeca con una cuchilla de afeitar, a veces se solapan con los utilizados en los intentos de suicidio, las lesiones no autolíticas no suicidas son distintas porque las personas no tienen la intención de provocarse la muerte con sus acciones. A menudo, las personas declaran incluso específicamente que no están tratando de quitarse la vida. En otros casos, los médicos llegan a la conclusión de que la persona no está realmente tratando de provocarse la muerte cuando de manera repetida lleva a cabo acciones que claramente no pueden causarle la muerte, por ejemplo, quemarse a sí misma con cigarrillos.
Sin embargo, en el caso de la primera vez que la persona se autolesiona, es posible que no esté claro si realmente tenía intención de provocarse la muerte o no. Por ejemplo, la persona puede pensar que podría suicidarse tomando una sobredosis de vitaminas o antibióticos, hacerlo y darse cuenta luego de que esta dosis es inofensiva.
Incluso cuando la autolesión no causa la muerte, las personas que se lesionan son probablemente más propensas a largo plazo a intentar o cometer suicidio. Por lo tanto, los médicos y los miembros de la familia no deben tratar a la ligera los actos de autolesiones no suicidas.
Los ejemplos más frecuentes de autolesión no suicida comprenden
Cortarse o apuñalarse la piel con un objeto afilado, como un cuchillo, una cuchilla de afeitar o una aguja
Quemarse la piel, generalmente con un cigarrillo
Las autolesiones no suicidas tienden a comenzar durante la adolescencia temprana. Es más frecuente entre las personas que sufren otros trastornos, en particular trastorno límite de la personalidad, trastorno de personalidad antisocial, trastorno alimentario o trastornos por consumo de sustancias (incluyendo alcoholismo) y los trastornos del espectro autista. La autolesión no suicida es solo un poco más frecuente entre las niñas que entre los niños, mientras que el comportamiento suicida es mucho más frecuente entre las niñas que entre los niños. En la mayoría de los casos, estas personas dejan de hacerse daño a sí mismas cuando se hacen mayores.
La persona a menudo se lesiona repetidamente en una sola sesión, provocándose varios cortes o quemaduras en la misma ubicación. Por lo general, las personas eligen un área que sea a la vez accesible y fácilmente ocultable por la ropa, como los antebrazos o la parte frontal de los muslos. Habitualmente, las personas también se hacen daño en varias ocasiones, lo que resulta en extensas cicatrices de episodios anteriores. Los afectados suelen estar preocupados con pensamientos sobre los hechos lesivos que cometen.
No está claro por qué las personas se autolesionan, pero la autolesión puede ser
Una manera de reducir la tensión o los sentimientos negativos
Una forma de resolver las dificultades interpersonales
Un autocastigo por las faltas percibidas
Una solicitud de ayuda
Algunas personas no creen que su tendencia a autolesionarse sea un problema y por lo tanto tienden a no buscar o aceptar asesoramiento al respecto.
Diagnóstico de autolesión no suicida
Evaluación médica
Primero, los médicos examinan a la persona para determinar si alguna de las lesiones requiere tratamiento.
Para diagnosticar una autolesión no suicida, los médicos deben determinar si el acto tuvo la intención de causar la muerte (comportamiento suicida) o no (autolesión no suicida). Para hacerlo, los médicos evalúan las intenciones, las razones y el estado de ánimo de la persona. Las personas que se infligen autolesiones no suicidas pueden afirmar que se dañan a sí mismas para obtener alivio de los sentimientos negativos en lugar de suicidarse. O pueden usar repetidamente métodos que probablemente no causen la muerte. Sin embargo, las personas que se autolesionan pueden intentar suicidarse. Por lo tanto, los médicos hablan con otras personas cercanas a la persona afectada sobre los cambios en su estado de ánimo y su estrés para poder evaluar su riesgo de suicidio.
Si la persona afectada no piensa que su tendencia a autolesionarse sea un problema, puede ser reacia a hablar de ello. Por lo tanto, para evaluar a las personas que se han autolesionado, los médicos primero tratan de ayudarlas a hablar de sus actos de autolesión. Para ello, los médicos comunican lo siguiente:
Que han escuchado a la persona y toman sus experiencias en serio.
Que entienden cómo se siente y cómo esos sentimientos podrían dar lugar a la autolesión.
Luego los médicos tratan de determinar lo siguiente:
Cómo se autolesionan las personas y de cuántas maneras distintas lo hacen (por ejemplo, ¿se provocan cortes y quemaduras?).
Con qué frecuencia se autolesionan.
Cuánto tiempo llevan autolesionándose.
Qué propósito buscan con su conducta de autolesión.
En qué medida están dispuestos a participar en el tratamiento.
Los médicos también comprueban si existen otros trastornos mentales y tratan de estimar la probabilidad de que la persona intente suicidarse.
Tratamiento de la lesión autolítica no suicida
Ciertos tipos de psicoterapia
Tratamiento de cualquier otro trastorno presente
Ciertos tipos de psicoterapia pueden ayudar a las personas que se autolesionan. Entre estos factores se incluyen los siguientes
Terapia cognitivo-conductual
Terapia conductual dialéctica
Terapia de grupo para la regulación de las emociones
La terapia cognitivo-conductual ayuda a la persona a identificar posibles distorsiones en los pensamientos y a comprender cómo estas distorsiones generan problemas en su vida. La premisa de trabajo empleada establece que el modo de sentir y de comportarse de una persona está determinada por la forma en que interpreta sus experiencias previas. A través de la identificación de sus creencias y suposiciones fundamentales, la persona es capaz de aprender otros modos de analizar sus experiencias, logrando una disminución en la intensidad de los síntomas y una mejoría en la conducta y en la percepción de sus sentimientos.
La terapia conductual dialéctica se realiza en sesiones individuales y grupales semanales durante 1 año, y en ella se cuenta con apoyo de un terapeuta que está disponible telefónicamente las 24 horas del día. El terapeuta actúa como un entrenador del comportamiento. El objetivo es ayudar a la persona a encontrar maneras más apropiadas de responder al estrés, por ejemplo a resistirse al deseo de comportarse de manera autodestructiva.
La terapia de grupo para la regulación de las emociones consiste en 14 semanas de terapia de grupo. Ayuda a la persona a tomar conciencia de sus emociones, comprenderlas y aceptarlas. Esta terapia ayuda a las personas a estar dispuestas a aceptar las emociones negativas como parte de la vida y por lo tanto a no responder a esas emociones de una manera tan intensa e impulsiva.
No hay medicamentos aprobados para el tratamiento de la autolesión no suicida. Sin embargo, algunos antidepresivos, antipsicóticos más nuevos y naltrexona se han mostrado eficaces en algunas personas.
Si la persona afectada sufre otros trastornos mentales (como depresión, trastornos de la alimentación, abuso de sustancias o trastorno límite de la personalidad), se instaura también un tratamiento adecuado para ellos. Si es posible, la persona debe ser remitida a un profesional de la salud mental. Las visitas de seguimiento son esenciales.
Más información
El siguiente recurso en inglés puede ser útil. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de este recurso.
Self-Injury & Recovery Resources (SIRR) (Autolesión & Recursos para la recuperación, SIRR por sus siglas en inglés): este sitio web fue lanzado por la Universidad de Cornell en 2003 para abordar el fenómeno emergente de las autolesiones entre los jóvenes y los adultos jóvenes y, finalmente, produjo una serie de recursos para educar a los legos y a los profesionales sobre la autolesión no suicida, así como herramientas de evaluación y de recuperación para ayudar en el tratamiento de las autolesiones no suicidas.