Amnesia disociativa

PorDavid Spiegel, MD, Stanford University School of Medicine
Revisado porMark Zimmerman, MD, South County Psychiatry
Revisado/Modificado jun 2025 | Modificado jul 2025
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La amnesia disociativa es la amnesia (pérdida de memoria) originada por un acontecimiento traumático o estresante, que produce una incapacidad para recordar información personal importante.

  • Las personas tienen lagunas en su memoria, que pueden abarcar desde minutos hasta décadas de su vida.

  • Una vez realizadas las pruebas convenientes para descartar otras posibles causas, los médicos diagnostican el trastorno en función de los síntomas.

  • Para rellenar las lagunas de memoria, se emplean técnicas de recuperación de memoria que incluyen la hipnosis y las entrevistas facilitadas con fármacos.

  • La psicoterapia ayuda a la persona afectada a lidiar con las experiencias que desencadenaron el trastorno.

(Ver también Pérdida de memoria.)

La amnesia es la incapacidad total o parcial para recordar experiencias recientes o lejanas del pasado. Cuando se debe a una alteración psicológica más que a un trastorno médico general, recibe el nombre de amnesia disociativa.

En la amnesia disociativa, la pérdida de memoria suele afectar a la información que forma parte del conocimiento consciente rutinario o de la memoria autobiográfica:

  • ¿Quién soy?

  • ¿A dónde voy?

  • ¿Con quién he hablado?

  • ¿Qué he hecho, dicho, pensado o sentido?

Frecuentemente, se trata de la pérdida de recuerdos vinculados a acontecimientos traumáticos o estresantes, como haber sufrido abusos durante la infancia. A veces la información, pese a estar olvidada, continúa influyendo en el comportamiento. Por ejemplo, aunque una mujer que fue violada en un ascensor no pueda recordar ningún detalle del asalto, evita los ascensores y no está dispuesta a entrar en ellos.

La amnesia disociativa probablemente no se reporta, por lo que no se dispone de estadísticas precisas sobre su prevalencia. Sin embargo, parece ser más común entre las mujeres que entre los hombres y por lo general ocurre en personas que han experimentado o presenciado eventos traumáticos, como abuso físico o sexual, violación, guerras, genocidio, accidentes, desastres naturales o la muerte de un ser querido. También puede proceder de la preocupación por graves problemas financieros o por un tremendo conflicto interno (como sentimientos de culpa por ciertos impulsos o acciones, dificultades interpersonales aparentemente imposibles de arreglar o crímenes cometidos).

La amnesia disociativa puede persistir durante algún tiempo después del acontecimiento traumático. En ocasiones, las personas parecen recuperar la memoria de manera espontánea.

A menos que sean confirmados por otra persona u otras pruebas, es difícil definir la certidumbre y la exactitud con la que tales recuerdos reflejan acontecimientos reales del pasado.

Síntomas de la amnesia disociativa

La pérdida de memoria puede estar relacionada con cualquiera de los aspectos siguientes:

  • Un acontecimiento o acontecimientos concretos o un período de tiempo concreto, como los meses o años en los que se han sufrido abusos sexuales durante la infancia o los días pasados en combate (amnesia localizada)

  • Sólo ciertos aspectos de un acontecimiento o sólo ciertos acontecimientos, durante un período de tiempo (amnesia selectiva)

  • La identidad personal y toda la historia de vida, incluyendo en ocasiones habilidades e información sobre el mundo bien asentadas (amnesia generalizada)

  • La información sobre una categoría específica, como toda la información sobre una persona en particular o sobre su familia (amnesia sistematizada)

  • Cada nuevo acontecimiento a medida que se produce (amnesia continua)

La amnesia generalizada es muy poco frecuente. Es más frecuente entre los veteranos de guerra, las personas que han sido agredidas sexualmente y las personas que sufren estrés o conflictos extremos. Por lo general, comienza de repente.

Puede que la amnesia no aparezca inmediatamente después de un acontecimiento traumático o estresante. Pueden pasar horas, días o más tiempo hasta que aparece.

Poco después de acontecer esta pérdida de memoria, algunas personas pueden manifestar confusión. Algunas personas están muy angustiadas. Otras se muestran extrañamente indiferentes.

La mayoría de las personas con amnesia disociativa tienen una o más lagunas en su memoria. Estas lagunas o incapacidad para recordar acontecimientos de la vida abarcan por lo general desde unos pocos minutos a horas o días, pero también pueden abarcar periodos de años, décadas o incluso toda la vida. La mayoría de las personas no son conscientes de que tienen lagunas en la memoria (o solo son conscientes de ello en parte). Solo adquieren consciencia de ello pasado un tiempo, cuando los recuerdos reaparecen o cuando son confrontadas con la evidencia de cosas que han hecho pero que no logran recordar.

Las personas afectadas tienen dificultades para establecer y mantener relaciones.

Algunas personas experimentan imágenes retrospectivas, como ocurre en el trastorno por estrés postraumático. Es decir, reviven los acontecimientos como si estuvieran sucediendo realmente y no son conscientes de su historia personal posterior, por ejemplo que sobrevivieron al trauma. Las imágenes retrospectivas pueden alternar con amnesia de lo que sucedió durante la imagen retrospectiva. Algunas personas con amnesia disociativa desarrollan trastorno por estrés postraumático después, sobre todo cuando toman conciencia de los acontecimientos traumáticos o estresantes que desencadenaron su amnesia.

Algunas personas también pueden presentar síntomas generales, como fatiga, debilidad o problemas de sueño. La depresión y las conductas suicidas y otras conductas autodestructivas (como el abuso de sustancias y el comportamiento sexual imprudente) son frecuentes. El riesgo de comportamientos suicidas puede aumentar cuando la amnesia remite de forma súbita y la persona se siente abrumada por los recuerdos traumáticos.

En raras ocasiones, las personas con una forma extrema de amnesia disociativa se marchan repentinamente de su casa durante un período de tiempo. Durante este tiempo, no consiguen recordar parte o la totalidad de su pasado, incluyendo quiénes son (su identidad). Estos episodios se denominan fugas disociativas.

Diagnóstico de amnesia disociativa

  • Evaluación de un médico, en base a criterios diagnósticos psiquiátricos específicos

  • En algunas ocasiones, pruebas para descartar otras posibles causas

El diagnóstico de amnesia disociativa se basa principalmente en los síntomas:

  • Las personas afectadas no pueden recordar información personal importante (por lo general relacionada con un acontecimiento traumático o estresante) que normalmente no se olvidaría.

  • Están muy angustiadas por sus síntomas, o sus síntomas les impiden desenvolverse en situaciones sociales o en el trabajo.

Los médicos también llevan a cabo una exploración física para descartar causas neurológicas de la amnesia, como la demencia.

En ocasiones hay que realizar pruebas para excluir otras causas de la amnesia. Las pruebas son las siguientes:

También se realiza un examen psicológico. Algunos tests psicológicos específicos ayudan a caracterizar y a obtener una mejor comprensión de las experiencias disociativas y, por consiguiente, al desarrollo de un plan de tratamiento adecuado.

Tratamiento de la amnesia disociativa

  • Un ambiente de apoyo

  • A veces técnicas de recuperación de la memoria (como la hipnosis)

  • Psicoterapia

Ambiente de apoyo

Los médicos inician el tratamiento procurando que las personas se sientan seguras y respaldadas, por ejemplo, ayudándolas a evitar posteriores traumas. Si aparentemente no existe una razón urgente para que la persona recupere la memoria de un acontecimiento doloroso, este tratamiento de apoyo puede ser todo lo que se necesita. La persona puede recordar poco a poco los recuerdos perdidos. Cuando un ambiente de apoyo no mejora la situación o cuando la necesidad de recuperar recuerdos es urgente, los médicos pueden utilizar la hipnosis o las entrevistas facilitadas por medicamentos.

Técnicas de recuperación de la memoria

En aquellos casos en que los acontecimientos olvidados no logran recordarse o en los que existe una necesidad urgente de recuperar dichos recuerdos, las técnicas de recuperación de la memoria suelen tener éxito. Entre estos factores se incluyen los siguientes

  • Hipnosis

  • Entrevistas facilitadas con fármacos (entrevistas que se llevan a cabo tras la administración de un sedante, como un barbitúrico o una benzodiazepina, por vía intravenosa)

La hipnosis y las entrevistas facilitadas con fármacos se emplean para reducir la ansiedad asociada al periodo afectado por la amnesia y para penetrar o eludir las defensas que las personas amnésicas crean como protección ante el recuerdo de experiencias dolorosas o conflictos.

Sin embargo, los médicos van con cuidado de evitar sugerir lo que debe ser recordado (y así posiblemente crear un recuerdo falso) y de evitar causar una ansiedad muy intensa. Recordar las circunstancias traumáticas que estimularon la pérdida de la memoria suele ser muy angustiante.

Además, los recuerdos que se recuperan mediante estas técnicas pueden ser imprecisos y se suele requerir la confirmación de otras personas o de otras fuentes de información. Por ello, antes de proceder a la realización de la hipnosis o de la entrevista facilitada con fármacos, los médicos advierten de la probabilidad de que los recuerdos recuperados mediante estas técnicas no sean exactos y les piden su consentimiento para efectuarlas.

Además, los médicos tratan de tranquilizar a las personas con amnesia disociativa, mostrándoles que quieren ayudar. Las personas que sufrieron abusos, especialmente durante la infancia, a veces no confían en los terapeutas, y pueden creer que el terapeuta se aprovechará o abusará de ellos y les impondrá recuerdos desagradables en lugar de ayudarles a recuperar los recuerdos reales.

La recuperación de la mayor extensión posible de acontecimientos olvidados contribuye a restablecer la continuidad de la identidad y de la conciencia personal y mejorar el sentido de agencia.

Psicoterapia

Una vez que la amnesia ha remitido, la psicoterapia continuada ayuda a las personas a hacer lo siguiente:

  • Comprender el acontecimiento traumático o los conflictos que han causado el trastorno

  • Encontrar formas de resolver traumas o conflictos y la culpa que causaron

  • Evitar una futura traumatización, si es posible

  • Regresar al funcionamiento normal

Pronóstico de la amnesia disociativa

A veces los recuerdos vuelven rápidamente, como puede ocurrir cuando se separa a la persona de la situación traumática o estresante (por ejemplo un combate). En otros casos, la amnesia, particularmente en personas con fuga disociativa, persiste durante un largo período de tiempo. Los síntomas pueden disminuir a medida que las personas envejecen.

La mayoría de las personas recuperan lo que parecen ser sus recuerdos olvidados y resuelven los conflictos causantes de la amnesia. Sin embargo, algunas personas nunca logran romper las barreras que les impiden reconstruir su pasado perdido.

Fuga disociativa

Una fuga disociativa es un tipo específico de amnesia disociativa que los médicos pueden sospechar cuando las personas parecen confundidas acerca de su identidad, están desconcertadas sobre su pasado o cuando las confrontaciones desafían su nueva identidad o la ausencia de una identidad. Durante las fugas disociativas, las personas pierden algunos recuerdos de su pasado (o todos ellos), sus identidades personales, y suelen desaparecer de los lugares que acostumbran a frecuentar, abandonando familia y trabajo. ("Fuga" viene de las palabras latinas para "vuelo" y "huir".)

  • La fuga disociativa (reacción disociativa) es una forma poco frecuente de amnesia disociativa.

  • Las personas que experimentan una fuga disociativa pueden parecer normales y actuar con normalidad, pero cuando la fuga termina, se encuentran de repente en una nueva situación sin recordar cómo llegaron a estar allí o qué han estado haciendo.

  • Por lo general, la fuga disociativa se diagnostica después del hecho, cuando el médico revisa los antecedentes médicos y recopila información que establece la presencia de una vida alternativa.

  • Un ambiente de apoyo y la psicoterapia pueden ayudar a una persona que ha experimentado una fuga disociativa.

Una fuga disociativa puede durar entre horas y meses, e incluso prolongarse durante más tiempo. Si la fuga es breve, puede parecer que se trata de algo tan simple como una ausencia laboral o un retraso en la hora de llegar a casa. Si la fuga dura varios días o incluso más tiempo, las personas pueden desplazarse muy lejos de su hogar, forjarse una nueva identidad y encontrar otro trabajo, sin ser conscientes de los cambios que se producen en su vida.

Durante la fuga, las personas tienen una apariencia normal y sus actos son normales, o solo parecen ligeramente confundidos, y no llaman la atención. Sin embargo, cuando termina la fuga, la persona se encuentra de repente en una situación nueva sin recordar cómo ha llegado hasta ahí o lo que ha estado haciendo. En este punto, mucha gente se siente avergonzada o molesta porque no puede recordar lo que pasó. Algunas personas tienen miedo. Si presentan confusión, pueden llamar la atención de autoridades médicas o legales.

Cuando termina la fuga, muchas personas recuerdan su identidad y su vida anteriores al comienzo de la fuga. Sin embargo, para otras, el recuerdo tarda más tiempo y se produce de forma más gradual. Algunas personas nunca llegan a recordar partes de su pasado. En muy pocos casos la persona no recuerda nada o casi nada de su pasado durante el resto de su vida.

A veces, la fuga disociativa no puede ser diagnosticada hasta que no se produce el súbito retorno a la identidad anterior a la fuga, momento en que la persona experimenta un intenso malestar al encontrarse en circunstancias que no le son familiares. Por lo general, la fuga disociativa se diagnostica después del hecho, cuando el médico revisa la historia de la persona y recopila información que documenta las circunstancias anteriores al abandono del hogar, al viaje en sí y a la vida alternativa que la persona ha llegado a establecer.

Muchas fugas parecen representar el cumplimiento de un deseo encubierto o la única manera permisible de escapar de una grave angustia o vergüenza. Por ejemplo, un directivo en apuros económicos deja una vida agitada en la ciudad y vive como granjero en el campo.

Así pues, la fuga disociativa se confunde a menudo con la simulación de una enfermedad (el fingimiento de síntomas físicos o psicológicos para obtener un beneficio), puesto que ambas circunstancias proporcionan a la persona una excusa para eludir sus responsabilidades (como una relación matrimonial insoportable), para evitar dar cuenta de los actos propios, o para reducir la exposición a un peligro conocido, como entrar en combate. Sin embargo, la fuga disociativa, a diferencia de la simulación, se produce de forma espontánea y no es "fingida". Los médicos generalmente pueden distinguir entre los dos porque los simuladores suelen exagerar y dramatizar sus síntomas y tienen razones financieras, legales o personales obvias (como evitar el trabajo) para fingir pérdida de memoria, mientras que los que se encuentran en una fuga disociativa pueden haber dejado una situación personal difícil, pero no intencionadamente.

Tratamiento de la fuga disociativa

Si solo se pierde la memoria de un período de tiempo muy breve, puede bastar con proporcionar a la persona un ambiente de apoyo. Esto es especialmente cierto cuando no hay una necesidad aparente de recuperar la memoria de algún evento doloroso. Si el ambiente de apoyo no es útil o existe la necesidad de recuperar recuerdos traumáticos, se necesitan otros tratamientos.

Si la persona ha sufrido fugas disociativas, la psicoterapia, en ocasiones combinada con la hipnosis o entrevistas facilitadas con fármacos (entrevistas realizadas después de la administración de un sedante por vía intravenosa) pueden utilizarse para intentar ayudar a la persona a recordar los acontecimientos que tuvieron lugar durante el periodo de fuga. Sin embargo, estos esfuerzos no siempre tienen éxito.

No obstante, un psicoterapeuta puede ayudar a las personas afectadas a explorar los patrones con los que se enfrentan a situaciones diversas y los conflictos y los estados de ánimo que desencadenaron la fuga, para ayudarles a encontrar mejores estrategias de respuesta en el futuro. Este enfoque puede ayudar a prevenir la repetición de las fugas.

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