Déficit de alfa-1-antitripsina

PorRobert A. Wise, MD, Johns Hopkins Asthma and Allergy Center
Revisado/Modificado may 2024
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El déficit de alfa-1-antitripsina es una enfermedad hereditaria en la cual la carencia total o parcial de alfa-1-antitripsina produce daño hepático y pulmonar.

  • El déficit de alfa-1-antitripsina es causado por una mutación genética hereditaria.

  • Los bebés pueden desarrollar ictericia y daño hepático.

  • Puede desarrollarse cirrosis durante la infancia.

  • Los adultos suelen desarrollar enfisema, acompañado de disnea, sibilancias y tos, y también cirrosis, en algunos casos.

  • Para el diagnóstico se emplean pruebas que determinan la cantidad de la enzima en sangre, así como la detección de la mutación genética.

  • Las personas con enfisema utilizan medicación para mejorar la respiración, pudiendo precisar de infusiones intravenosas (venoclisis) con enzima alfa-1-antitripsina.

  • Algunas personas requieren trasplante hepático o pulmonar.

La alfa-1-antitripsina es una enzima producida por el hígado, cuya función es inhibir la acción de otras enzimas denominadas proteasas. Las proteasas descomponen las proteínas, tal como es habitual en la reparación tisular. La alfa-1-antitripsina protege los pulmones de los efectos destructivos de estas proteasas.

El déficit de alfa-1-antitripsina se produce por la herencia de una mutación en el gen que controla la producción y liberación de la enzima. Hay muchos subtipos de deficiencia de alfa-1-antitripsina, pero en todos ellos los niveles de enzima activa en la sangre son insuficientes o la enzima es estructuralmente anormal (lo que afecta a su función), o bien se dan ambas circunstancias a la vez. Las personas de ascendencia procedente del norte de Europa se ven afectadas con más frecuencia que las personas de ascendencia africana, asiática o hispana.

Los problemas más frecuentes provocados por la deficiencia son

Si la enzima es estructuralmente anormal, puede acumularse en el hígado, alterando el funcionamiento de este órgano. En algunos casos, la disfunción del hígado provoca cirrosis y un aumento del riesgo de sufrir cáncer hepático.

Los bajos niveles de alfa-1-antitripsina permiten la acción dañina de las proteasas a nivel pulmonar, lo que provoca enfisema. El enfisema es más frecuente y tiene peor pronóstico en fumadores. El enfisema en los no fumadores puede deberse a una deficiencia de alfa-1-antitripsina.

A veces se dan trastornos en otros órganos. Estos trastornos son inflamación de la grasa bajo la piel (paniculitis), hemorragia potencialmente mortal, aneurismas, colitis ulcerosa, vasculitis y enfermedad renal.

Síntomas del déficit de alfa-1-antitripsina

Los síntomas pueden aparecer por primera vez durante la infancia, la niñez o la edad adulta. De un 10 a un 20% de las personas afectadas presentan síntomas durante la infancia. Los niños afectados desarrollan una coloración amarillenta en la piel y el blanco de los ojos (ictericia) y una hepatomegalia (aumento patológico del tamaño del hígado) durante la primera semana de vida. La ictericia suele desaparecer en el transcurso de 2 a 4 meses. Sin embargo, un 20% de los niños afectados, acaban presentando cuadro de cirrosis y algunos pueden fallecer antes de la edad adulta.

Los adultos suelen presentar enfisema, con disnea progresiva, tos y sibilancias. En pocas ocasiones aparece antes de los 25 años de edad. Se desarrolla antes y es más grave en las personas que fuman respecto a las que no lo hacen. La gravedad de los síntomas varía también en función de la deficiencia enzimática, patología concomitante, exposición a irritantes pulmonares y otros factores. En personas que nunca han fumado, los síntomas tienden a ser moderados, y la mayoría tienen una expectativa de vida normal.

Incluso en el caso de no haber presentado problemas hepáticos durante la infancia, un 10% de los adultos desarrollan cirrosis, que puede conducir al cáncer hepático.

Los pacientes con paniculitis presentan erupciones nodulares dolorosas o manchas con una coloración inusual en la parte inferior del abdomen, nalgas y muslos. Dichas erupciones pueden sentirse duras al tacto.

Diagnóstico de déficit de alfa-1-antitripsina

Debe sospecharse un déficit de alfa-1-antitripsina en los siguientes casos:

  • Niños con síntomas característicos

  • Fumadores que desarrollan enfisema antes de los 45 años de edad

  • Personas que no fuman y que desarrollan enfisema a cualquier edad

  • Pacientes con una hepatopatía de causa desconocida

  • Personas que desarrollan paniculitis

  • Personas con historial familiar de enfisema o de cirrosis sin causa aparente

  • Personas con antecedentes familiares de déficit de alfa-1-antitripsina

Debido al carácter hereditario del déficit, el médico debe preguntar por los antecedentes familiares de enfisema o cirrosis sin causa conocida.

El déficit suele confirmarse mediante pruebas genéticas, que también pueden determinar el tipo específico de deficiencia. Suele emplearse también la determinación de los niveles sanguíneos de alfa-1-antitripsina.

Tratamiento del déficit de alfa-1-antitripsina

Enfisema

Los pacientes que fuman deben abandonar el hábito. Los broncodilatadores, unos fármacos que relajan los músculos que rodean las vías respiratorias de pequeño calibre y, por lo tanto, las ensanchan, como el salbutamol (albuterol), pueden ayudar a aliviar la respiración y aliviar la tos. Las infecciones pulmonares deben tratarse de forma precoz.

Las transfusiones de alfa-1-antitripsina pueden suplir la carencia de enzima. Se obtiene de un grupo de donantes tras lo cual se analiza para descartar enfermedades transmitidas por la sangre. Es un procedimiento caro y se reserva para aquellos pacientes con síntomas enfisematosos moderados y que no fuman. Se piensa que este tratamiento previene futuros daños, pero no revierte los ya producidos.

En personas menores de 60 años con síntomas graves puede plantearse el trasplante pulmonar. Solo ciertos centros lo llevan a cabo en personas muy seleccionadas de hasta 70 años de edad. A veces, algunos centros médicos también llevan a cabo cirugías para la reducción de volumen pulmonar.

Lesión hepática

Con la administración de alfa-1-antitripsina no se trata ni se previene el daño hepático, pues este se debe a la producción de una enzima anómala y no a su déficit cuantitativo. Si el hígado está muy dañado, se puede plantear un trasplante hepático. El hígado trasplantado no sufrirá lesiones, dado que la alfa-1-antitripsina que produce es normal y por lo tanto no se acumulará en él.

Paniculitis

Los médicos pueden administrar dapsona, corticoesteroides o ciertos antibióticos (tetraciclinas) para aliviar la inflamación. Pero no está claro si estos fármacos son eficaces.

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